Entre montañas y viñedos, Fernando Ruiz Díaz tocó con Vanthra en Mendoza
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"Y cuál será el desierto de dios, donde hace eco su voz, donde se encuentra con sus mejores recuerdos". Fernando Ruiz Díaz canta los versos de uno de los temas que formarán parte de su próximo álbum, el primero con su nueva banda, Vanthra, el proyecto que hoy lo desvela, luego de más de veinte años de transitar los escenarios de la Argentina y el mundo con Catupecu Machu. El telón de fondo es la precordillera de los Andes y ahí nomás ese desierto en el que se inspiró para componer esta canción un tiempo atrás y aquí mismo, en el Valle de Uco mendocino.
Es el segundo día de una jornada doble programada para dar dos conciertos en la terraza de la bodega Monteviejo, con el objetivo de registrar todo para el DVD que acompañará a la edición física de su debut discográfico, que finalmente llegará en mayo próximo. "Aunque pasaron muchas cosas, éste recién es nuestro séptimo show", dice Ruiz Díaz y levanta la copa para brindar con un centenar de fans, amigos y unos pocos periodistas que se acercaron hasta aquí, en esta suerte de celebración íntima con espíritu de bautismo.
La primera noche, la del viernes, la lluvia obligó a suspender la filmación y a improvisar un show dentro de la bodega. El trío que completan Charlie Noguera en bajo y teclados y Pape Fioravanti en batería (con un set que incluye un bombo legüero como marca sonora) repasó de principio a fin los once temas del álbum como si se tratara de un ensayo abierto, con la esperanza de que el cielo se abra al día siguiente y entonces sí poder cantar con las montañas de testigo.
Y así fue nomás y Vanthra pudo cerrar su ciclo de conciertos previos al lanzamiento del disco (hubo cuatro shows en Capital Federal a fin de año y uno en Mar del Plata y otro en Cosquín Rock en este 2018), certificando el poderío melódico y hitero de este nuevo proyecto.
La experiencia Vanthra resulta un viaje poético-sonoro de alta intensidad, que une espiritualidad y versos mántricos con la energía rockera y desenfrenada, marca registrada de Ruiz Díaz, quien asume en sus letras el momento de riesgo y los abismos que él mismo transita aquí y ahora: "Todo el tiempo que se fue vivirá y cuando le toque morir, cantará" ("Voz del mar"); "Una linda flor que destila fronteras, tiempo de salir y mirar desde afuera ("Desierto de dios"); "Caminos no hechos, ripios y arenas, bajar las montañas, subirlas de vuelta" ("Lo que antes no era"); "En menos que pensar, la vuelta a todo da, sincreer lo que avistamos; adónde entramos, ni cómo se llega acá" ("En voz de tu nombre").
Cae el sol y la noche invita a la luna a iluminar esta tierra santa del vino. Arriba del escenario, Ruiz Díaz canta una y otra vez sobre el mar, la tierra, la piedra y predica su amor incondicional para con su hija Lila, la musa central de este álbum y protagonista del primer video de la banda, "Canción sola": "Cuando danzas vivo y me haces creer que nunca ha existido el tiempo, que todo lo malo, la falla, el error, son casi de un mundo etéreo... que viniste hasta aquí a curar mi canción sola".
La emoción siempre ha sido el combustible fundamental de este artista con la adrenalina a flor de piel. Y eso es lo único que no ha cambiado. Ruiz Díaz está listo para volver a empezar, construyendo puertas que se abrieron sin pedir nada, repitiendo una y otra vez, la canción que faltaba.