Rock. Exégesis de la sordera
Pete Townshend es uno de los guitarristas más espectaculares de la historia. Su desenfado e histrionismo escénico, y su estilo áspero y apasionado para ejecutar las seis cuerdas lo convirtieron muy tempranamente en uno de los pilares del género. Y, como si fuera poco, es un cronista provocadoramente lúcido de su tiempo: suya es la frase "Espero morir antes de ser viejo", que una década después adoptaron los punks para volver a empezar todo de nuevo. Es cierto que hoy no sorprende, pero hace 40 años (cuando dieron a conocer el single "My Generation"), rompía incluso la apacible rebeldía juvenil de esos años de aventura.
Townshend, junto con Keith Moon, Roger Daltrey y John Entwistle le dieron forma a The Who. Arrogantes y desenfadados, con "My Generation", se convirtieron en la banda más poderosa de su tiempo. Los Kinks, los Animals e incluso los Rolling Stones quedaban atrás de esos adolescentes insolentes que finalizaban sus conciertos con instrumentos y equipos destripados.
Por supuesto, no se trataba sólo de generar el caos. También era imprescindible crear un lenguaje propio. Intransferible. Y allí empleaban su talento. Había que ordenar toda esa salvaje energía juvenil que los había convertido en voceros de los mods, eternos rivales de los rockers (sus peleas callejeras ocuparon varios titulares en los diarios) y, entre otras cosas, impusieron el baile suelto, las anfetaminas, las motos italianas y los trajes franceses un poco reformados. Dicen que incluso Bob Dylan renovó su vestuario al descubrirlos.
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Eran cuatro personalidades explosivas en un mismo escenario: Townshend saltaba y movía su brazo como aspas de molino mientras arremetía acordes que siempre parecían llegar del futuro, Moon ejercía de poseído y Daltrey entonaba himnos generacionales de frustración y resentimiento (provenían de Shepherd´s Bush, un duro suburbio londinense), mientras Entwistle permanecía impasible. Era común que en un show se insultaran o terminaran a las trompadas. De hecho, el cantante fue despedido varias veces luego de algunos shows.
Pero la música siempre salía adelante. Lograban buenas armonías vocales. Moon se animó a ponerle dos bombos a la batería y no usar hi-hat, y Townshend exploró nuevos sonidos electrónicos como el feedback, el acople por sobrealimentación que hoy es una de las características del rock.
En 1969, dan a conocer "Tommy", considerada la primera ópera rock (aunque Townshend se encargara de aclarar que la primera fue la olvidada "S.F. Sorrow", de los Pretty Things), que trata de un disminuido que se convierte en líder espiritual de masas, con la que ironizan sobre la manipulación de las ideas y la comunicación y que no deja de ser una metáfora sobre el negocio del rock, y que fue estrenada el 16 de enero de 1970.
Poco después comenzó un declive creativo (que los llevó a lanzar varios discos en vivo) hasta llegar a "Who Are You", un álbum demasiado maltratado, y que sería el último con Keith Moon, que murió ese mismo año, 1978. Desde entonces, ni siquiera pudieron parecerse a sí mismos a pesar de varios intentos.
De todas formas, Townshend es uno de esos infaltables nombres a los que acudir cuando se trata de explicar cuál es el sonido del rock. Tocó más fuerte que cualquiera de su tiempo. A fines de los años 80, comenzó a padecer problemas auditivos. Una sordera progresiva generada no por tantos años de sonido estruendoso, sino por utilizar audífonos en el estudio. Hace un par de días, las agencias de noticias hacían llegar sus nuevas declaraciones, donde advierte a los usuarios de iPod que podrían terminar como él si no bajan el volumen. "Sin quererlo he ayudado a inventar y a refinar un tipo de música que provoca la sordera."
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