Frente a una meritoria actuación
Concierto de la Orquesta Sinfónica del Neuquén dirigida por Andrés Tolcachir, organizado por el Mozarteum Argentino para su ciclo Conciertos del Mediodía, con la participación del Asociación Coral Lagún Onak y de los cantantes solistas Soledad de la Rosa, Mónica Sardi, Santiago Burgi y Hernán Iturralde. Interpretación de la Novena Sinfonía en Re menor Op. 125 ("Coral"), de Beethoven. En el teatro Gran Rex.
Nuestra opinión: bueno
La sola mención de la Novena Sinfonía en un programa de concierto supone la realización de un acontecimiento de suma exigencia. La tarea de encarar nada menos que una obra dedicada a la humanidad, cuya universal acogida corre pareja con el hecho de constituir una de las obras cumbres de la historia de la música, y cuya plasmación monumental alcanza la cima de ideales largamente elucubrados por su autor sobre un texto poético de inefable grandiosidad y belleza es un desafío que requiere considerable vocación e idealismo. Los jóvenes músicos de Neuquén lo tienen. Pocas obras de arte poseen la energía radiante de la Novena que sus eventuales intérpretes deben alcanzar, transmitiendo su mensaje directamente al corazón de la humanidad; contadas son las que pueden encender el júbilo interior y el espíritu del idealismo de la libertad que subyacen, amalgamados, en los versos de Schiller. ("¡Gozo, chispa divina de los dioses...!").
Buenos Aires acaba de tener una Novena que debe ser juzgada a partir de esa prospectiva ética, por encima de los valores estéticos que indudablemente encierra y que requiere los arduos esfuerzos de toda una carrera para lograr una versión que se oriente hacia su perfección formal y su esencia última. Y es índice de buena salud espiritual el intentarlo.
Admirable empeño
Admirable fue el empeño que la Orquesta Sinfónica del Neuquén puso en juego, con el valioso apoyo de la Asociación Coral Lagún Onak que preparó Mig. El encomiable ejemplo de la orquesta neuquina, cuyos atriles están asumidos por jóvenes músicos, se emparenta con el imperativo ético al que nos referimos, con la voluntad de expresión necesaria para crear los medios de expresión, compromiso ineludible para rozar los confines de la expresión clásica, como acontece con la Novena. El celo puesto en la afinación y el ajuste, así como los rápidos reflejos de los grupos instrumentales -salvo algún titubeo en los solos de corno-, que siguen la cuidadosa elaboración de ideas directrices de Tolcachir desde el comienzo del Allegro, ma non troppo... se cumplió a lo largo de toda la obra observando una simetría que otorgó unidad de sentido a la versión ofrecida. En cuanto a contrastes dinámicos se refiere, el fraseo expresivo, los claroscuros y los acentos tuvieron el énfasis requerido, con tempi adecuados al discurso beethoveniano como se advirtió en la preparación inicial, de sombría grandiosidad, y la enfática entrada (el tutti fortísimo) al tema principal que cobró así la intensidad requerida.
No ocurrió lo mismo en el tercer movimiento (Adagio molto e cantabile) aun con la cuidada exposición de las ideas que encierra debido a que resultó demasiado lenta la serena y dulce intimidad de las cuerdas a media voz restándole la necesaria dosis de fluidez emocional al discurso. En cambio, plena pujanza alcanzó el movimiento que le antecedió (Molto vivace) vertido con ejemplar ajuste rítmico y excelente intervención del timbal, violonchelos un tanto desbalanceados en relación con la masa orquestal, aunque con buen sostén de los contrabajos, restaurándose así la profundidad sonora.
Fueron muy merecidos los aplausos que recibieron a los cantantes solistas antes del Finale: presto. Tanto la soprano Soledad de la Rosa, con envidiable afinación y proyección vocal en su atinado fraseo, cuanto el bajo Hernán Iturralde, con la profunda admonición inicial (O, Freunde nicht diese Töne), de parejo desempeño, así como la correcta mezzosoprano Mónica Sardiel, y el tenor Santiago Burgi, cuyo "Froh...froh" (Alegres... alegres), contracanto que tuvo la vibración necesaria que su timbre impuso. El Lagún Onak tuvo un destacado desempeño por el rigor y el equilibrio puestos de manifiestos en esta obra cumbre de la creación musical.
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