Jairo vendrá en envase de lujo
"Hace tiempo -confiesa Jairo- que tenía pensado editar una recopilación como ésta. Era como si necesitara no tanto hacer un balance de mi vida artística, sino esbozar un recuento, entregar una constancia de lo que hice hasta ahora, ya sea porque fueron éxitos o sencillamente porque eran canciones que me gustaban especialmente. Estos cuatro discos contienen cincuenta y una canciones, más las doce de aquella vieja edición en vinilo "Jairo canta a Borges", con letra del poeta y música de grandes compositores argentinos, arregladas por Ricardo Miralles. Incluso hay canciones no editadas acá, y aproveché para incorporar algunos temas nuevos."
-La elección de las canciones fue, sin duda, un enorme trabajo...
-Una tarea ardua, tremenda, para la que conté con la extraordinaria ayuda de mi hijo Yaco. Sin él no lo hubiera podido lograr.
-Claro. Lo grabado fue en varios sellos discográficos.
-Mirá. Soy un artista independiente. Gran parte de lo editado me pertenece. Sobre todo, las primeras grabaciones. Son comercialmente independientes. La tarea fue incorporar, en los casos que creímos necesario, algunos arreglos nuevos, o cambiar pequeños detalles, como por ejemplo en "Por si tú quieres saber" y "Amigos míos, me enamoré". Además, en el fondo, quedan los originales remasterizados con el mejor sonido. Por cierto que en esta selección quedaron en el camino varias que también me gustan. Pero una de las mayores satisfacciones de esta reedición es haber recuperado las canciones con poesías de Borges. Por otro lado, se puede comprobar el paso de las canciones por distintas épocas de mi trayectoria: primero, la española; luego, la francesa (que es la mayoría), y las grabaciones con Piazzolla.
-Contame sobre algunos avatares de esta recopilación.
-Comprenderás que hay muchas canciones mías, pero también de otros autores. Por ejemplo, "Antiguo dueño de las flechas", de Ramírez-Luna; el Ave María, de Schubert, que siempre me piden; una muy importante por varias razones: el tema "María y las aves", de Piazzolla-Ferrer, con arreglos de Oscar Cardozo Ocampo, que toca el piano; el himno "Venceremos"; "Honrar la vida", de Blázquez, que cantamos con Pedro Aznar; una versión inédita de la vidala "Subo", del Chivo Valladares; tres canciones de Yupanqui, tomadas de los espectáculos de "El arriero" que le dedicamos en el teatro Avenida; la canción "La saeta", de Serrat-Machado... Y entre las mías elegí tres canciones de "Revolver", el espectáculo que presentamos aquí en 1990 y en París; dos del disco "Balacera", canciones en francés, el tema "Los geminianos", no aparecido en CD y que me reclaman todavía.
-En los últimos años compusiste mucho con Daniel Salzano. Pero hubo otros poetas...
-Así es. En este disco hay trece canciones en las que él puso la letra. Yo había compuesto primero con Luis González, luego con Horacio Ferrer y finalmente con Daniel. Entre estas canciones están "Me gusta llorar", junto a las Blacanblús y "Caballo loco", en compañía de Raúl Barboza y Pedro Aznar en bajo, conmigo en guitarra. Por otro lado, pusimos la versión original de "Milonga del trovador", con Piazzolla, y "Será que estoy llorando", de Piazzolla-Ferrer, con arreglos de Astor. Incluí la canción "Liberté", con letra de Paul Eluard, que compuse en París, y en francés la "Canción para Inés", de Jean Guidoni.
El internacional
Mario González, Jairo, logró trazar una trayectoria importantísima en el exterior; trayectoria que se refleja en los testimonios de célebres y prestigiosos artistas internacionales incorporados a esta lujosa caja de cuatro discos.
"Yo había viajado a España, en 1970, para grabar un disco. El éxito fue extraordinario. Y como resultado grabé cinco más, entre ellos el de Borges. Los españoles me consideraban como otro más del país. Trabajé mucho allá, en el País Vasco, en Cataluña y en otras regiones. En un momento me ofrecen ir a Francia para participar en un espectáculo. Allí pasó lo mismo. Todo fue rápido. No tuve que luchar desmedidamente para lograr repercusión. En Francia también me adoptaron. Y fue la televisión el medio más importante de lanzamiento.
"Cosas raras me pasaron. Había un programa famoso que tenía a un artista por figura central. Nana Mouskouri me invitó y, como hice buen papel, me propusieron ser ese número uno. "Has batido el récord", me dijeron. En esa calidad invité a Naná, a Charles Aznavour, a Gilbert Bécaud, incluso a Charles Trenet. Con Trenet sucedió algo curioso. El -gran maestro de toda una generación de cantautores- se había retirado hacía rato de la escena. Yo me animé y lo invité, confesándole que lo admiraba. Y °oh sorpresa! él me había escuchado cantar y le gustaba mi voz. No solamente me dijo que venía al programa, sino que me contó que guardaba un recuerdo hermoso de la Argentina.
"Fue algo inolvidable compartir el escenario con ellos. O conocer a próceres como Jean Sablon. En Francia querían que cantara en francés. Por eso trabajé como loco con la lengua. Finalmente logré hacerlo decorosamente. Pero también me di el gusto de cantar en ambos idiomas el tema "La nostalgia". Fue un suceso rotundo. Con todo eso pude contabilizar cinco millones de discos vendidos allá."
- ¿Cuántas veces actuaste en el Olympia?
-Ocho veces. En una de las temporadas estuve veinticinco días. Ese teatro tenía un encanto muy especial, desde la entrada de los artistas hasta los camarines, a veces precarios.
No había grandes lujos en mi época, pero todos sabíamos que en tal camarín solían instalarse Yves Montand, Jacques Brel, Edith Piaf, los Beatles, Sinatra, Garland, Minnelli. De esos recuerdos se nutría la sala. Se respiraba en el aire, con todas sus imperfecciones que guardaban toda una historia de la música popular; algo imposible de igualar, aunque hoy se ha mejorado enormemente.
A veces me iba al bar a tomar cerveza aunque no supiera quién actuaba después. Era un lugar de cita de artistas. Tan mágico como el Olympia era el Bobino, que era, sobre todo, el de Brassens, y donde se despidió Josephine Baker. En ambos el corazón debe palpitar al ritmo del teatro. Estoy muy agradecido a España y a Francia, a Madrid y a París. Al regresar aquí y reinstalarme, en el 93-94, conservé como un tesoro aquellas experiencias en los dos países y ciudades.
Hoy es posible reencontrarse con Jairo a través de esta edición discográfica que es toda una historia jalonada por la gloriosa compañía de colegas en mundo del arte y por enormes satisfacciones proporcionadas por una voz privilegiada y un repertorio respetable. Aun así, Jairo sigue siendo una persona sencilla, modesta, sensible y diáfana. De él puede decirse que es un triunfador sin humos.
Lo mejor
Los cuatro discos contienen 51 canciones, incluyendo "Jairo canta a Borges", "María y las aves", "Por si tú quieres saber", "Subo" y "Amigos míos me enamoré", con nuevos arreglos realizados por Ricardo Miralles.
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