Jairo y Juan Carlos Baglietto terminan en el Luna Park su exitosa gira

La juntada comenzó a gestarse hace un par de años, en el programa de televisión Morfi, que conduce Gerardo Rozín. Cuenta la leyenda que invitaron a Jairo para cantar en un segmento del programa llamado La Peña de Morfi y que le dijeron que convocara al músico que quisiera para esa actuación. Y él dijo: Baglietto .

Así fue que un mediodía se reunieron en ese estudio Jairo y Juan Carlos Baglietto. Cantaron temas clásicos del repertorio popular y otros que son muy referenciales de las carreras de cada uno. Y dejaron la puerta abierta para el siguiente encuentro. Son amigos desde hace tiempo y sus carreras tienen muchos puntos de contacto, aunque hasta ese momento no habían coincidido en un proyecto compartido.

La apuesta fue modesta o, más bien, sensata y acorde con la realidad del país. Pensaron que podrían hacer entre ocho y diez conciertos en distintas salas del interior de la Argentina. Y la sorpresa fue que en un año hicieron más de cuarenta.

Llegó el momento de la despedida, con el concierto que este viernes, a las 21, darán en el Luna Park, Corrientes 99. Aunque nadie va a creer que se trata realmente de una despedida sino de un final de ciclo, que podría ser renovado más adelante. Porque así como la demanda de este espectáculo se multiplicó exponencialmente y hasta generó la grabación de un CD y un DVD en vivo, registrado a mediados del año pasado en el Teatro Opera, podría haber más adelante nuevos proyectos.

¿Por qué? Porque Jairo y Baglietto son, dentro del mapa musical actual, dos rara avis casi en extinción. Porque además de ser dos señores cantores representan a esa figura de cantor nacional que se puede sondear hasta la época de Gardel y actualizar en sus voces. Más allá de que puedan gustar mucho, poco o nada sus modos interpretativos, cantan bien, tienen estilos personalísimos y nunca han podido ser encasillados.

Es cierto que al principio de su carrera Baglietto fue parte del rock nacional al encabezar lo que se conoció como la Trova Rosarina, pero su universo musical fue mucho más amplio y diverso. Fue el amplificador de la voz de esa trova (de las primeras canciones de Fito Páez, de Jorge Fandermole, de Adrián Abonizio), de la canción de autor, del tango y del folklore. Buscó ideas y conceptos para armar sus repertorios y desarrolló una prolífica producción junto a Lito Vitale, uno de sus socios de las últimas décadas. Y Jairo, que casi al comienzo de su carrera se mudó a España y luego a Francia para desarrollarse como cantante, se encontró allí con un universo que, probablemente, cuando en los sesenta publicó su primer disco, no había imaginado: esto fue la canción francesa, la obra cantada de Piazzolla y las canciones de Yupanqui (dos próceres de la música argentina con quienes, además, mantuvo una amistad).

Este espectáculo que comenzaron a cranear en un programa de televisión pudo no haberse gestado; o pudo haber sido producido mucho antes. Este encuentro que comenzó en marzo del año pasado caminó el país, pasó por escenarios chicos y grandes, por ciudades y pueblos, y cierra el periplo este viernes. Este espectáculo los encuentra maduros y vigentes. Con la virtud, no tan común en estos tiempos, de darle valor a la palabra y, sobre todo, a la melodía.

Jairo y Baglietto, el cordobés y el rosarino, tuvieron en común a lo largo de su carrera los versos siempre inspirados del poeta Daniel Salzano ("Salzanitos" cantaba Juan, y Jairo compuso con Salzano muchas obras), pero hoy, desde este inhóspito lugar de "intérprete nacional", tienen en sus voces la posibilidad de hacer retrospectiva y de eludir los rótulos (folklore, tango, canción melódica) para ir a lo medular del cancionero de Jorge Fandermole, Atahualpa Yupanqui, María Elena Walsh, Serrat, Piazzolla, Charly García y muchos más.