La compactera
Wiener Philarmoniker. Silvio Rodríguez. Escalandrum. Pedro Aznar. La Vuelta. George Benson.
Best Of. New Year’s concert
Wiener Philarmoniker
Obras de Johann Strauss I, II y Josef Strauss, dirigidas por Seiji Ozawa, Herbert von Karajan, Lorin Maazel, Claudio Abbaddo, Riccardo Muti Josef Krips y Willi Boskovsky. (Deutsche Grammophon)
El concierto de año nuevo de la Filarmónica de Viena tiene dos caras. La tradicional se expresa en su repertorio congelado, edición tras edición. Se entiende: es la hora del festejo y sólo tienen cabida los valses, polcas y galops de la familia Strauss.
¿Cómo hacer que lo mismo no suene siempre igual? En la otra cara de los conciertos: sus directores. En este álbum doble, Deutsche Grammophon construye un concierto utópico en el que se alternan casi todas las batutas que se subieron al podio para la celebración musical en las últimas décadas. De Seiji Ozawa (actual director de la Opera de Viena), pasando por Riccardo Muti y Claudio Abbado, hasta llegar al legendario Herbert von Karajan. Y sí, este repertorio tan acotado suena distinto en manos de cada uno de ellos. Se trata, pues, de un álbum ideal para los amantes del vals vienés, y de las comparaciones.
Cita con ángeles
Silvio Rodríguez
Mi casa ha sido tomada por las flores, Cita con ángeles, Camelot, Pedacito de papel al viento, Sinhué, Letra de piel, Alabanzas, Quiero cantarte un beso, Verónica del mar, Qué sé yo (nana) y otros (Ojalá/EMI).
Suena a disco hecho en casa, porque parecería que Silvio Rodríguez allí se hubiera puesto a ver lo que lo rodea y a pensar en lo que sucede del otro lado de su puerta y de su país; a cantar sólo con su guitarra y a llamar a un par de amigos para sumarlos a sus canciones (Chucho Valdés, Amaury Pérez, Juan Formell y Leo Brouwer, entre otros).
En el disco se reflejan su mujer, su hija y su nieto. Un presente cotidiano que pasa ante sus ojos de señor maduro. Ternura, amor y casas "tomadas por flores". Pero además hay citas con ángeles y muertes. La astucia que se mezcla con la inspiración para pintar el mundo actual entre historias de la vieja Bagdad (en "Sinuhé") o de la Edad Media (en "Camelot") cuando se "anuncian infiernos". Rodríguez también dirá: "Vuelve la necesidad/ de repasarme donde estoy/ si existe o no la humanidad/ y si se ha visto hoy".
Sexteto en movimiento
Escalandrum
Movimiento para sexteto, Ciudad oculta, Cazador furtivo, Pisando barro, Cara de poker, Suite sur: Introducción, Desde el sur, Chaca bop y Final (Pipi Records).
Este disco de Escalandrum muestra un mayor trabajo de composición que no quitó frescura a la propuesta, sino que más bien le dio una singular intensidad. El grupo revela una sólida formación técnica conjugada con un espíritu innovador en lo musical. La pluma de Nicolás Guerschberg se suma a la madurez del combo, que queda expuesta en ese equilibrio ideal entre la sección rítmica y la melódica. Ritmos y sabores propios, atravesados por una mirada jazzística que le aporta un vocabulario amplio con el que desarrollan un mensaje variado estilísticamente. En este trabajo resalta la labor de Martín Pantyrer en el clarinete bajo, que le da un color definitivamente personal al sexteto. Se destacan también las labores de Gustavo Musso en el saxo soprano, pujante y creativo, y de Daniel Piazzolla, en la batería, verdadero motor en términos de sostén rítmico.
Mudras, canciones de a dos
Pedro Aznar
Oración, Tres notas para decir te quiero, El beso, Amor de juventud, Subte, Reviens, Déjame entrar, J.C., Insensatez, Farewell, Romance para la luna tucumana, En la sombra del agua, Tomorrow Never Knows (Tabriz Music/DBN).
No se trata de un CD de estudio con temas de estreno; tampoco del registro de un recital en vivo, ni de un compilado de grandes éxitos. Quizá sea un gusto que Aznar se quiso dar después de encontrar una buena cantidad de grabaciones que tenía guardadas, a dúo con los artistas más diversos. De ahí que no son las músicas ni las letras las que marcan una guía en este repertorio. El denominador común es Aznar. Y los duetos que eligió podrían haber sido elegidos, más que por el contenido en sí, por los momentos vividos y la química que se generó en cada encuentro. Con Mercedes Sosa para la bellísima "Romance para la luna tucumana"; con el pianista Adrián Iaies, durante un recital, cuando compartieron una muy buena versión de "Déjame entrar"; con un seleccionado local de músicos para la singular versión de "Tomorrow never knows".
Danza porteña
La Vuelta
Ay Buenos Aires, Danza porteña, Soledad, La rayuela, Tiempos revirados, Doble cero-Y2K y otros (Edición independiente).
Atentos a los sonidos de la ciudad de hoy y familiarizados tanto con el tango como con las experiencias realizadas por diversos artistas en ese terreno impreciso que suele denominarse fusión, los integrantes de La Vuelta ponen todo su bagaje artístico al servicio de la búsqueda de una voz propia en el cada vez más poblado ámbito de nuestra música ciudadana. Carlos Olano (guitarra, arreglos), Sergio Meirovich (saxo), Adrián Mastrocola (piano, teclados), Fito Vega (bajo, contrabajo) y Ricardo Vecchio (batería, percusión) son los integrantes de este grupo que ya había mostrado en "Nuevo tango" con cuánta atención elige sus programas. Aquí alterna interesantes relecturas de clásicos (Gardel, De Caro, Piazzolla) con creaciones propias que le abren mayor campo a la experimentación. La expresiva Gipsy Bonafina canta "Mi ciudad y mi gente", de Eladia Blázquez. El CD incluye un video con la versión de "Libertango".
Irreplaceable
George Benson
Six Play, Whole Man, Irreplaceable, Loving Is Better Than Leaving, Strings of Love, Reason for Breathing, Missing You (Universal).
El mundo más edulcorado del gran guitarrista George Benson en diez capítulos. El disco tiene una impecable producción, con el excelente bajista Richard Bona como eje de este puñado de canciones. La propuesta tiene un criterio que parece responder a la búsqueda de calidad comercial, algo que sólo unos pocos artistas, Benson es uno de ellos, logran, aunque las concesiones son evidentes. Para aquellos que siguen su guitarra les advertimos que el trabajo vocal es el protagonista, aunque claro, hay exquisitas intervenciones instrumentales, pero escasas en tiempo. Las voces son de una deliciosa naturalidad acompañada por arreglos sencillos, austeros y volvemos sobre el punto: un material con algún exceso de melosidad, que no alcanza por cierto a abrumar. Música delicada, para espíritus afines con el amor al baile y al suave balanceo.
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