La fina mano de Barenboim
El director argentino fue elogiado en la apertura lírica de La Scala, con la misma obra de Wagner que hubiera iniciado 2008 en el Colón
ROMA.- Hubo veinte minutos de aplausos y lluvia de rosas. Inmediatamente después, llovieron los halagos, las críticas exuberantes referidas a la finamente pulida y muy dramática labor de Daniel Barenboim en La Scala de Milán. El argentino se destacó anteayer como director invitado para el estreno de Tristán e Isolda , en una nueva noche fría y nublada del patrono San Ambrosio, fecha en que cada año se sube el telón de su temporada lírica. La misma obra de Wagner que ilustró la maestría de esta dupla formada por Barenboim y el réggiseur francés Patrice Chéreau, en Italia, hubiera sido la del comienzo del ciclo 2008 también en el Colón de Buenos Aires, de no ser porque la nueva dirección del teatro resolvió que mientras el Masterplan continúe no habrá producciones de ópera.
Hubo un gran desfile de personalidades, que contó entre los invitados a los presidentes de Italia, Alemania, Austria, Grecia, el emir de Qatar, 18 ministros de todo el mundo, tres italianos y decenas de alcaldes. Las miradas y oídos de los melómanos estaban atentos al trabajo de Barenboim y Chéreau, que hasta el 2 de enero presentan juntos esta Tristán ...que pensaron por primera vez hace más de un cuarto de siglo. En 1979, se les había encargado la puesta en escena de la gigantesca obra de Wagner para el teatro de Bayreuth, en Alemania, pero por una serie de razones finalmente no se representó y Barenboim prometió a Chéreau que un día la harían juntos.
Es así como esta producción significa la realización de un viejo deseo, además de sobresalir, porque es la primera vez en casi dos décadas que una obra del compositor alemán abre este foro siempre relacionado con Verdi, así como la primera vez que la orquesta interpreta Tristán e Isolda en 29 años.
El telón sube, en la bruma, en un impresionante decorado vertical y monumental: Richard Peduzzi, escenógrafo fiel de Chéreau, ha concebido una gran embarcación de hoy, metálica y oxidada, que agrieta un muro antiguo como el imperio romano. Como si Tristán e Isolda no pertenecieran a una tierra, a una época, sino que son figuras universales a la deriva entre el amor y la muerte. En el segundo acto, el barco ha desaparecido, como es lógico, pero no el muro romano, rodeado de cipreses, uno de los cuales proyecta una hermosa sombra sobre la torre de guardia.
El golpe de efecto acecha: Tristán responde a sus pulsiones mórbidas arrojándose contra una lanza, y la perfecta adecuación entre lo que se ve (escenario) y escucha (foso) hiela la sangre cuando de repente se hace la oscuridad. El drama concluye en un puerto de cemento, con su espigón y su escalera de acceso, donde Tristán exhala su último suspiro en un conmovedor momento a solas con Isolda: ella tiene los rasgos de la mezzo alemana Waltraud Meier, con un vibrato pleno de emoción, que se abandona a una memorable "muerte por amor".
El reparto desmiente a los teóricos de la crisis del canto wagneriano. Con su timbre de plata, el tenor británico Ian Storey redondea a Tristán, mientras que la bajo finlandesa Matti Salminen compone un rey Marke (tío de Tristán) señorial. La mezzo norteamericana Michelle DeYoung (Brangania, doncella de Isolda) y el barítono alemán Gerd Grochowski (Kurwenal, lugarteniente de Tristán) destacan en su debut en la Scala.
"Creo que tocaron maravillosamente", dijo Barenboim luego del estreno. "No es una opera fácil y tocaron como si lo hubieran hecho toda la vida." Aunque Barenboim reconoció haber conducido Tristán más que cualquier otra ópera, indicó que la colaboración con el francés le inyectó nueva vida a la producción. "En Chéreau he encontrado a mi socio ideal."
El estreno disipó las disputas laborales que afectan a la ópera de Milán. El contrato de los 800 empleados de La Scala expiró hace cuatro años y todavía no hay acuerdo sobre uno nuevo. Pero los músicos y administrativos dejaron de lado estas cuestiones para entregar toda su energía al espectáculo.
Agencias AFP, AP y ANSA
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