La música que atraviesa culturas

PUERTO IGUAZÚ.- Todo lo que vivirá esta ciudad a lo largo de una semana que promete ser inolvidable quedó anticipado y retratado en la magnífica jornada inaugural del quinto Festival de Orquestas Infanto-Juveniles, un encuentro que toda la región vive con el entusiasmo y el compromiso de sus grandes acontecimientos.

Tan grande es el poder de convocatoria de esta gran fiesta musical que para la edición 2014 de Iguazú en Concierto los organizadores decidieron ampliar el espacio en el que casi un millar de chicos y jóvenes de todo el mundo muestran su talento y viven una extraordinaria semana de confraternidad, camaradería y experiencias de vida. Como los auditorios de los principales hoteles de la ciudad resultaban exiguos y mucha gente se quedaba con las ganas de participar de los conciertos de las ediciones previas, este año se dispuso un ámbito más amplio como sede principal de las actividades: el Espacio Takuapú (expresión nativa que hace referencia al bastón de bambú que marca rítmicamente el paso del tiempo), una carpa climatizada con capacidad para casi 2000 personas dispuesta en el predio del escuadrón local de Gendarmería, ubicado en un lugar estratégico de esta ciudad, que se colmó de público y de aplausos en la apertura del festival.

Por aquí desfilarán cada noche orquestas, solistas, cantantes y coros de 25 países, en un amplísimo rango que se extiende desde el Coro de Niños del Teatro Colón hasta una orquesta de instrumentos nativos llegada de Afganistán, pasando por una big band juvenil suiza y la magnífica Orquesta Juvenil e Infantil de la provincia de Jujuy. Todos mostrarán sus condiciones de aquí al sábado, día en el que se unirán como megaorquesta para cerrar el encuentro al aire libre, en un concierto que se desarrollará en un escenario natural con las cataratas del Iguazú de fondo y la presencia, como madrina de este año, de Susana Giménez.

En términos musicales, el punto de partida del quinto Iguazú en Concierto estuvo marcado por los contrastes, tal como subrayó en una de las presentaciones la incansable directora artística Andrea Merenzon. Esos matices responden al criterio "multicultural y multigenérico", según sus palabras, que caracteriza al encuentro desde sus comienzos, y que en esta ocasión viajó en casi tres horas llenas de asombro desde las expresiones más cercanas a nuestra geografía hasta el descubrimiento de sonidos y rostros que no solemos ver en estas tierras.

De lo más próximo a nosotros, la anfitriona Orquesta Juvenil de Grillos mostró la evolución de un sistema educativo de formación musical temprana que no deja de crecer en la provincia de Misiones a partir de un esfuerzo conjunto estatal y privado. Junto a ella también se lucieron los jóvenes integrantes de la Orquesta Pre Juvenil del Conservatorio de Tolima (Colombia), que rindieron tributo a la música de su tierra (cumbias y porros con arreglos sinfónicos), entregaron una exquisita versión del Danzón N° 2, de Arturo Márquez, y cerraron su festejada participación con una muestra de los bailes típicos de ese país.

Los mayores aplausos y muestras de admiración fueron para una niña prodigio de Singapur, la flautista Yi Ting Ong, de apenas 10 años, virtuosa ejecutante de piccolo y flauta traversa, que ejecutó obras muy conocidas de Vivaldi, Mussorgski, Mozart y Rachmaninoff con el aplomo y la soltura de los consagrados. Y lo mismo ocurrió en el cierre con el generoso despliegue coreográfico, musical y vocal de la Watershed and Winad Marimba Band, integrada por una treintena de alumnos secundarios llegados desde Zimbabwe. Con un popurrí de canciones tradicionales de su tierra en las que se invoca a la madre África y a la confraternidad entre los pueblos, interpretados con una mezcla de instrumentos tradicionales y modernos, cerraron a pura celebración la noche de apertura de una semana prometedora que nadie olvidará, sobre todo los pequeños y jóvenes que de aquí al sábado ocuparán cada noche el escenario de cada uno de los conciertos.