Lollapalooza 2017: La Yegros, la reina mesopotámica que cautiva a los europeos con su música
La artista, que acaba de lanzar su nuevo disco, Magnetismo, es una de las revelaciones del festival con su mezcla de electrónica y raíces folklóricas
Cuando La Yegros todavía era una artista incipiente dentro de la escena digital reunida bajo el colectivo de artistas de Zizek, el productor y músico Gaby Kerpel vaticinaba que sería "la nueva reina de la Mesopotamia". En esos inicios en dúo con La Yegros, a Kerpel le gustaba exagerar el carácter exótico de la cantante -hija de misioneros, de rostro moreno y selvático-, a la que había conocido cuando trabajaban juntos en De La Guarda. Antes de arrancar con uno de sus caballitos de batalla, "Bendito chamamé", a Kerpel (bajo el alias artístico de King Coya) le gustaba anunciar el arribo de esa deidad morena llegada de la selva misionera como "La nueva reina de la Mesopotamia". La gente deliraba al escuchar ese particular timbre de voz de La Yegros -sugerente mezcla de lo étnico y lo latino - que había estudiado desde canto lírico hasta música de la India. La cadencia de su estilo y la combinación de beats electrónicos, cumbia, chamamé y los ritmos tradicionales que había escuchado en su infancia armaban el baile.
Ese título de reina parece adecuado ahora que La Yegros, que actuará mañana, a las 15.45, en el escenario alternativo del Lollapalooza, es un fenómeno en Europa. Cautivó a la crítica especializada con la energía de sus conciertos en vivo y dos discos de estudio: Viene de mí (2012) y Magnetismo (2016). El diario británico The Guardian la reconfirmó como la "Queen of the scene" y en poco tiempo La Yegros pasó de ser una artista anónima en París a que sus temas sonaran en las radios francesas. "Todo ocurrió muy rápido. EMI editó mi primer disco allá y empezó a sonar en las radios de Francia, Alemania y Bélgica, y se armó toda una movida en 2013. Cuando tocamos en el festival Bataclán explotó todo. La gente cantaba las canciones y nosotros no entendíamos nada. Habíamos ido por cuatro shows y nos llamaron para hacer una gira de dos semanas por Francia. Cuando volvimos a la Argentina ya nos pidieron una gira de dos meses y ahí empecé a pensar que mejor era quedarme allá, a ver qué pasaba."
Ahora la Yegros vive en Montpellier, en el sur de Francia, con su novio galo, que también es su manager. "Es muy lindo: montañas, muy tranquilo, la nada." Ésa es su base de operaciones. Desde allí se conecta vía Skype o por teléfono con Gaby Kerpel en Buenos Aires, la cabeza creativa de su proyecto musical, y con Daniel Martin en Mendoza, el autor de los "hits" que cantan los europeos, como la cumbia "Viene de mí" o el andino "Chicha Roja". "Somos un trípode creativo. Nos pasamos cosas todos los días por Wetransfer y Whatsapp. Daniel tiene un power que conecta con lo que a mí me pasa, es un hitero natural. Gaby es como otra parte mía, ni necesitamos hablar. Sabe lo que me gusta y lo hace."
El nuevo álbum, Magnetismo, editado por S-Music, tiene en sus diez canciones ese espíritu colaborativo y es el resultado de una aldea musical interconectada: el disco se compuso en Montpellier, se grabó en Buenos Aires y se mezcló en Los Angeles. También participan como invitados Gustavo Santaoalla; Puerto Candelaria, de Medellín; Olivier Araste, cantante del grupo Lindigo, de Isla Reunión, y Sabina Schiubba, la cantante italiana de Brazilian Girls. Pero lo que distingue a La Yegros dentro de esa mezcla de estilos es el chamamé.
En el ensayo en el barrio de Boedo suena el litoraleño "Déjate llevar". El cruce entre la energía de los sonidos chamameceros y la electrónica lo hace irresistiblemente bailable, pero como en una rave. "Es un ritmo que conocen poco en Europa y me gustaría ir por esa línea porque la cumbia ya la escucharon bastante. El chamamé merece su lugar y tiene que ver con mis orígenes. Una de las canciones del nuevo disco habla de los ancestros y la conexión con la selva. Mi abuela era muy del campo, de esas personas que se curaban con yuyos de la tierra, y para mí esa imagen siempre estuvo presente. Es el origen de uno."
Todavía está sorprendida por lo lejos que la llevó la música, desde su paso por festivales icónicos como el Trans Musicales de Rennes hasta saltar el año pasado al festival de Roskilde, donde tocó a la misma hora que Paul McCartney. "Hasta el día de hoy me levanto a la mañana y pienso: ¿qué estoy haciendo acá? Francia es un país que nunca estuvo en mis planes. Todavía ni reaccioné demasiado. No tuve tiempo de procesar. Dejo que las cosas salgan naturalmente. No fue que hice una estrategia. Tuve que remarla y todavía extraño mucho, pero todo tiene el sabor de lo inesperado, y es lindo cuando la vida te sorprende. Quizá mi misión sea ésa, llevarle alegría a la gente lejos de casa."
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