Los compositores de vanguardia
La variedad estilística y lo que podríamos definir como buen gusto son dos de los sellos de la escena del jazz argentino, en la que se observa un interesante puñado de grupos que comienzan a hacer un camino propio.
Una recorrida por los clubes porteños deja en evidencia que día a día son cada vez más los grupos que han decidido hacer música escrita por ellos. En otros tiempos, lo habitual era presentar un repertorio de standards. Hoy, en mayor medida, la necesidad de expresión transforma al músico en compositor.
Si bien son varios los músicos que sobresalen en el área de la composición, LA NACION se reunió con tres de ellos: los pianistas Ernesto Jodos y Nicolás Guerschberg y el contrabajista Hernán Merlo, una troika jazzística cuyo trabajo muestra que han dejado atrás las formas armónicas de los clásicos del género.
El encuentro es en un territorio conocido, la disquería Notorious, donde, a modo de introducción, señalan que no existe una idea consciente de alejarse de los llamados standards, sino una natural tendencia a encontrar imágenes renovadoras o, al menos, más personales.
“No sé si lo logro, pero lo que intento es reflejar un mundo que para mí tiene sentido. No estoy escapándome de las formas armónicas presentes en los standards, que, por cierto, son excelentes por esa fluidez armónica que invita permanentemente a la improvisación”, señala Jodos.
Quién es quién
Pero, antes de seguir, presentémoslos: Nicolás Guerschberg es el pianista y compositor del sexteto Escalandrum, integrado por Damián Fogiel en saxo tenor, Gustavo Musso en saxo alto, Martín Pantyrer en clarinete, saxo soprano y clarinete bajo, Mariano Sívori en contrabajo y Daniel Piazzolla en batería. “Comencé con estudios de piano clásico y lentamente me fui inclinando hacia la música popular, folklore y tango, aunque siempre me sentí muy atraído por la improvisación presente en el jazz, un camino de libertad que invita a ser seguido”, señala el músico.
Hernán Merlo comenzó con el bajo eléctrico y lentamente fue volcándose hacia el mueble acústico. De aquel Buenos Aires Jazz Quinteto, que lideraba a comienzos de los noventa y que tenía un repertorio compartido por varios compositores, su actual combo –con Carlos Lastra en saxo tenor, Rodrigo Domínguez en saxo alto y clarinete, Ernesto Jodos en piano y Sergio Verdinelli en batería– interpreta temas suyos. Su trío, con Armando Alonso en guitarra y Manuel Caizza en batería, es otra muestra de su originalidad.
Jodos tiene un sexteto, con los mismos integrantes del quinteto de Merlo, a los que hay que sumarle la presencia del cornetista Enrique Norris, y dos tríos, uno con Merlo y Verdinelli y el restante con Mariano Otero en contrabajo y Gonzalo Chayle en batería. Jodos compone para cada combo.
Corrigiendo siempre
Coinciden en que sus búsquedas tienen como principio rector una necesidad de expresión que no significa que renieguen de los standards. Señalan que escriben ciertas líneas melódicas que son como mojones para seguir por un cierto tipo de camino que propone el compositor. En los trabajos de estos autores se perciben técnicas clásicas como el contrapunto, combinaciones de timbres y cambios de tempo que representan partes importantes de la estructura de la música.
Jodos revela que en su música hay bosquejos de los llamados standards, aunque toman finalmente otra forma, más personal. “A esas primeras armonías, algo así como la primera versión, les introduzco cambios permanentemente. No espero escribir algo que no necesite correcciones o que me lleve a decir: sí, quedó como la imaginaba”, explica.
Este pianista –con dos buenos trabajos editados, uno en sexteto y el restante con el trío Cambio de Celda (Iannaccone y Verdinelli)– observa que las composiciones toman su propia personalidad, y que incluso a veces se vuelven casi irreconocible para el autor. “Intento componer para los músicos que tocan en el grupo, ya que al conocerlos puedo prever cómo va a sonar cierta historia, cierto tratamiento”, dice el pianista.
Podríamos decir que la música de Jodos tiene como característica un perpetuo movimiento, una cierta línea cool, donde el color es más importante que el swing, un estilo que suena emparentado con el impresionismo melódico.
Merlo es menos preciso aún, pues señala que un tema de diez minutos “sólo tiene un minuto de música, el resto son apenas sugerencias”. Cercano al pensamiento de Jodos, el contrabajista entiende que la clave está en la interacción. Da a entender que sus trabajos sólo son bocetos en los que están contenidas la melodía, la parte del bajo y los acordes. “Y eso es todo”, explica.
La música de Escalandrum es quizá la que hoy esté inmersa en un proceso de cambio más profundo. De aquel latin jazz tradicional, el grupo comenzó a interpretar música de Guerschberg orientada, según se puede escuchar, a una síntesis de géneros.
“Intento componer una música que suene a propia. Es difícil, porque uno tiene influencias y un crecimiento que muchas veces puede desviarnos del eje musical que se busca”, añade el músico, que estima que el mayor obstáculo en la actualidad es la conformación de una identidad musical y tímbrica.
Concretamente, la música del grupo tiene cierta tendencia a generar atmósferas que recuerdan al free jazz, aunque son sólo fugaces impresiones dadas por los vientos, que tienen una composición tímbrica heterogénea que enriquece el trabajo. “No sólo la formación de los músicos es heterogénea sino también los timbres; estamos trabajando en instalar en el grupo el clarinete bajo, que tiene un sonido muy característico. El ensamble sonoro no es sencillo, ya que tiene maderas y bronces, y eso me dificulta los arreglos”, explica Guerschberg.
Por cierto, el jazz es un género suficientemente abierto como para la indagación, nada fácil, de nuevas propuestas. Merlo, Jodos y Guerschberg son un claro ejemplo de esa vanguardista que, como un ariete, se está ganando un merecido espacio.
Próximas actuaciones
El pianista Ernesto Jodos tendrá un ciclo los martes de abril en Notorious, Callao 966. El 2, a las 21.30, se presentará en trío con Hernán Merlo en contrabajo y Sergio Verdinelli en batería; el 9, con Mariano Otero en contrabajo y Pepi Taveira en batería ; el 16, con Merlo y Gonzalo Chayle en batería y el 23 con su sexteto.
El contrabajista Hernán Merlo se presentará con su quinteto el miércoles, a las 21.30, en Notorious.
Escalandrum actuará el domingo 14 en Templum, Ayacucho 318 y el 28, en Thelonious, Salguero 1884.
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