Después de ocho años. Mercedes Sosa cantó en Miami
Quizá nunca más elocuente la elección de Mercedes Sosa de "Todo cambia" para concluir su único recital en Miami. Más de 8 años después de su última presentación por estos lares, la Negra cantó en una ciudad que ha cambiado su fisonomía desde que ella la visitó por última vez.
Porque Miami no es la misma de años atrás. Ni siquiera es la de la década del 90 en plena era menemista. Esta es hoy una ciudad cosmopolita donde la primera minoría -y quizá mayoría- son los latinos. Ya no se trata de ese paraíso vacacional para todos ellos al sur del río Grande, sino que es una ciudad plena de latinoamericanos que acarrean un bagaje cultural enorme, pero que a pesar de sus diferencias sienten una admiración común por la gran intérprete latinoamericana.
Amigos
Sosa ha mencionado más de una vez que su casa es como un restaurante porque siempre está llena de gente amiga de la Argentina y de otros países del mundo; el jueves por la noche el Jackie Gleason de Miami Beach pareció ser una extensión de aquélla. Y como no podía ser de otra manera, como buena anfitriona y madre protectora, la Negra intercambió palabras afectuosas con el vasto público presente -que la adoró en todo momento- y hasta llegó a pedirles a los asistentes que no gritasen sus peticiones todos a la vez sino "de a uno".
De apariencia frágil, pero con toda la energía de una adolescente en el momento de utilizar su dotada y potente voz, Sosa interpretó chacareras, huaynos, carnavalitos, tangos y rindió homenaje a queridos amigos y artistas, como Violeta Parra, Víctor Jara, María Elena Walsh, Fito Páez y Charly García. Hasta se dio el lujo de hacer unos pasitos con pañuelo en mano al concluir el recital.
A pesar de que Miami ya no es tierra del exilio cubano, por las dudas, y para evitar hacer ningún comentario políticamente incorrecto en la ciudad que acaba de otorgarle su segundo Grammy Latino por su disco "Acústico", Sosa no hizo ningún tipo de comentarios en el escenario, sólo se remitió a cantar canciones de sus amigos, como "Oh, melancolía", de Silvio Rodríguez. El público la acompañó cantando de pie y hasta se dejó ver un par de remeras con la cara del Che.
Luego de su amarga experiencia en 1992 con ciertos sectores radicales cubanos que cuestionaron su postura política, la Negra preparó el terreno unos días atrás en una conferencia de prensa en la que condenó las muertes de los tres jóvenes que trataron de escaparse de Cuba en marzo pasado, y al referirse a Castro dijo: "Hasta acá llegó mi amor".
Por suerte para todos los presentes que colmaron el teatro de Miami en una noche de lluvia que se prestaba para la melancolía, el amor y el respeto que la Negra siente por la música y la poesía continúan intactos. El público que la acompañó con palmas, de pie y con vítores también demostró que a pesar del cambio externo, algunas cosas esenciales, como el afecto y el compromiso social, no cambian a pesar de los años.
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