Paul McCartney. Música en el patio trasero
Pasado mañana se publicará "Chaos and Creation in the Backyard", su nuevo disco. El ex beatle, además, hará una gira mundial de conciertos
Como en los viejos tiempos, como en los febriles años sesenta, justo una semana después de la salida del nuevo disco de los Rolling Stones, un beatle va también a poner su apuesta sobre la mesa. Pasado mañana saldrá a la venta "Chaos and Creation in the Backyard", el nuevo álbum de Paul McCartney, quien, además, saldrá de gira por el mundo para mostrar sus canciones. Esas canciones que McCartney dice -en una entrevista con el sello discográfico EMI-, que "aún no sabe de dónde salen". Y, agrega, no le interesa saberlo. "Es lo que hace que siga siendo fascinante; no tener nada, sentarte, tomar la guitarra y, tras una hora o dos, de repente tener una canción. No sé de dónde vienen. Tal vez de mi amor a la música, ése es el punto de inicio. Hace poco, charlando con Keith Richards, él decía: «Nosotros empezamos escuchando música. Ni pensar en escribir o cantar. Lo que hacíamos era escuchar». Y tiene razón, fue más tarde que empezamos a tocar y componer. Por eso, todo viene de ese amor a escuchar lo que uno cree que es buena música, la que te produce buenas sensaciones. Hay algo místico ahí. ¿Por qué esa combinación de vibraciones nos afectan? ¿Cómo es que nos emociona? Por ejemplo, escuchar «God Only Knows» siempre me hace sentir mejor. No sé que es, las palabras, el cambio de los acordes, la grabación. Es algo místico."
–¿Cuánto se ha modificado tu voz con los años?
–Cambió, sí, me doy cuenta de que es diferente cuando escucho viejas grabaciones, pero al cantar las canciones lo sigo haciendo en el mismo tono. Será porque lo hago de una manera medio inocente. La gente habla de sacar la voz desde el diafragma, pero yo no tengo una técnica; lo hago naturalmente. En la época de The Beatles decía que la voz salía de la punta de la cabeza y recuerdo una vez que en Abbey Road tuve problemas para cantar y Lennon me dijo: “Sale de arriba de tu cabeza, ¿no?”, y eso me sirvió. Sé que es una estupidez y que no es cierto, pero funciona.
–¿Qué música escuchaba durante la preparación del álbum?
–Varias cosas. A un amigo, Nitin Sawnhey, porque me gusta lo que hace. Le mandé algunas de sus cosas a Nigel [Godrich, productor del disco] diciéndole que quizá podríamos ir en esa dirección. Pero él dijo que no. “Olvidate de todo. Me gusta lo que hace Nitin, es bárbaro, pero no es por allí, tenés que ser vos.”
–¿Es cierto que fue sir George Martin quien sugirió a Godrich?
–Sí, yo no sabía con qué productor trabajar; quería al mejor, pero no estaba seguro de quién era. En realidad, quería a George Martin, pero él ya no produce; su hijo Giles lo hace y él sólo supervisa. Pero lo llamé, le conté que estaba pensando en hacer un nuevo disco y le pregunté quién creía que era el mejor. Una semana más tarde me dijo que el nombre que parecía imponerse era el de Nigel Godrich. Yo conocía la obra de Radiohead, me gusta mucho el sonido que logró allí y sé que hizo con Travis el álbum “The Invisible Band”, que también me gusta, así que nos encontramos a ver si teníamos lo mismo en mente y resultó que podía funcionar.
–¿En qué se diferencia su manera de ver las cosas y la de Nigel?
–Es bastante similar, la principal diferencia se dio al comienzo, en las primeras semanas. Yo dije que me gustaría grabar con la banda con la que toco en vivo. Nigel dijo que lo había estado pensando, pero que no, que me quería sacar del terreno seguro. “Vos los conocés, sabés lo que hacés con ellos –me dijo– y quiero moverte de allí.” Eso significaba que quería que yo tocara la batería, por ejemplo, cuando Abe, mi baterista, es mucho mejor que yo. Creo que esa fue la gran diferencia, que Nigel me sacó de la zona conocida. Fue mucho más trabajo, pero estuvo bien.
–¿Surgió algún otro gran desacuerdo con él?
–Sí, a veces yo le llevaba canciones y Nigel decía: “Hmmm, no me gusta”. En otra situación yo la hubiera hecho igual, pero con él quería saber por qué no le gustaba. El respondía, por ejemplo, que era un poco trillada, que yo podía hacer algo mejor. Y estuvo bien, porque no había ese clima de “sí, señor” que es fácil que suceda en mi posición. Ahí está lo interesante de trabajar con un buen productor. Pero tuvimos un par de momentos tensos. Quizás el más difícil fue una vez que yo estaba por hacer una toma en el bajo; me sentía bien, concentrado, con ganas de tocar y, justo antes de comenzar, Nigel me dijo: “La canción que hicimos el otro día me parece una porquería”. Yo traté de seguir con el bajo, pero ya no pude. Le dije que no era el mejor momento de decirlo, que tendría que haberlo dicho después de grabar, porque ya había perdido la confianza. El se excusó diciéndome que no había pensado que lo iba a tomar así, que no creyó que me afectara. Tuve que explicarle que yo estaba acostumbrado a George Martin, que es el rey de la diplomacia; que decía: “Paul, ¿vos pensás que tal vez....? o “Podríamos intentar de esta manera, si te parece bien”. George es así, fabuloso. Pienso que Nigel también aprendió algunas cosas. Los dos aprendimos haciendo el álbum.
–¿Hay alguna historia detrás del título del álbum?
–En realidad uno siempre busca un título cuando termina un álbum. “Abbey Road”, de The Beatles, se iba a llamar “Everest”, pero de pronto no nos pareció una buena idea y apareció “Abbey Road” y quedó. Cuando terminé este álbum y buscaba cómo llamarlo surgió “looking through the backyard of my life” que es el comienzo del tema “Promise To You Girl”. Pensé en llamarlo simplemente “Backyard”. A Nigel no lo convencía, le parecía que no era muy sugerente, que era poco intrigante. Seguí buscando en las letras y surgió una línea de “Fine Line”, esa de que hay un largo camino entre el caos y la creación; pensé que allí había un buen título, pero sonaba un poco monumental, “Caos y Creación, el libro del Eclesiastés”. Y, de alguna manera, “In the Backyard” y “Chaos and Creation”, se juntaron y a Nigel le pareció que cerraba porque era justamente de lo que trataba el disco, de caos y creación, y de hacerlo artesanalmente. “Como si lo hubieras hecho en el patio trasero”. Y así quedó.
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