Novedosa y muy sugerente
Concierto performance para voz sola. Composición musical, cantante performer , video y espacio escénico: Fátima Miranda. Realización de video: Luis Emaldi. Ingeniero de sonido: Faustino Rosón. Iluminación: José Manuel Guerra. Edición multipista: Andrés Vásquez. Ciclo Monólogos Tecnológicos organizado por el CETC (Centro de Experimentación del Teatro Colón). En el teatro Margarita Xirgu. Estreno: 16 de junio.
Nuestra opinión: muy bueno
Continuando con la idea experimental del CETC que el año pasado estuvo dedicado a microóperas, ahora se ha sumado el monólogo tecnológico cuya consigna es preparar espectáculos que involucren a una sola persona en la escena, con la apoyatura de recursos tecnológicos diversos, para el logro de soluciones y propuestas estéticas que incentiven la creación por nuevos caminos. Sin la menor duda, el motivo justifica sobradamente la propia existencia del emprendimiento, que forma parte del potencial del Teatro Colón.
En este caso, por el proyecto denominado Masterplan, con el que se llevarán a cabo obras de puesta en valor del edificio del Teatro Colón, se debió llevar la actividad del CETC a un teatro de alternativa. Este fue el Margarita Xirgu.
Y en ese noble escenario se conoció el arte y el talento de Fátima Miranda a la que no se puede catalogar de cantante, coreógrafa, actriz o compositora, pero que es todo a la vez en una propuesta absolutamente novedosa y sugerente. Es que los sonidos vocales que provoca con la aplicación de técnicas de emisión -que no se pueden explicar-, sumados a la grabación de su propia voz, que después se yuxtaponen en forma consecutiva, dieron lugar a una experiencia atractiva poco menos que inaudita.
Por otra parte, la utilización de grabaciones de efectos de cámara y ambiente, además de la amplificación muy bien controlada desde comandos lejanos y recursos de iluminación bien aplicados en medio de un escenario con fondo negro, lograron crear una atmósfera plástica lo suficientemente sugerente como para crear un espectáculo.
Con la primera manifestación, Fátima Miranda utilizó un contrabajo acostado en el piso y un arco para provocar una nota sostenida como fondo de sus vocalizaciones, combinación que creó el ambiente arcaico de un pasado indefinido que tanto podría haber sido de la Europa del siglo XV o de una antigüedad primitiva de América.
Y así se fueron desgajando otros momentos, y la artista, dando cabal demostración de seguridad, ductilidad y plasticidad, acompañó su propuesta sonora (no es posible hablar de canto en el concepto tradicional) con movimientos sugerentes de manos y de su propio cuerpo que incluyeron taconeos rítmicos cuando se pretendió cierta fidelidad al concepto de danza española, todo llevado a cabo siguiendo un plan muy riguroso.
Acaso el punto algo débil de la propuesta se refiera a la duración de algunos momentos que por su reiteración provoca sensación de monotonía que sumado al clima visual, donde predomina la oscuridad lleva al tedio, o por lo menos al deseo de encontrar una rápida conclusión. Pero esto no resta méritos al original trabajo de una artista de una manifestación plástica y sonora absolutamente exclusiva que además sorprende por su pasión, entrega y plasticidad.
Apoyo técnico
Desde luego que se debe contar como factor altamente positivo de la propuesta el apoyo técnico de todos los colaboradores, en especial la calidad de los sonidos grabados y la buena definición de las imágenes proyectadas.
Precisamente, la última entrega -"El principio del fin"- mostró el rostro de la cantante multiplicado por cuatro, en una especie de sinfonía de sonidos y video sincronizado que también pareció desmedido en el tiempo.
El público, que no alcanzó a cubrir la platea, se manifestó complaciente por el estupendo esfuerzo realizado por Fátima Miranda.
La última función de "Diapasión", se realizará hoy, a las 17, en el Margarita Xirgu, Chacabuco 875.