Trotsky Vengarán. Punk ácido desde el Uruguay
Se editó en el país su último trabajo discográfico, "7 veces mal"
En los tempranos años 80, Guillermo Peluffo iba al colegio (liceo "en uruguayo"), escuchaba todo el punk-rock y el dark que llegaba a sus oídos y soñaba con amigos afines. Hasta que un día divisó un prendedor de Sex Pistols en la mochila de un compañero y se largó a hablar con él. "Al fin otro", pensó y a los pocos días él y Hugo, su nuevo amigo, ya estaban imaginando cómo sería tener una banda.
De Trotsky Vengarán se trata, el grupo más representativo del punk rock uruguayo y atípico caso de banda de culto desde hace más de una década que, casi sin proponérselo, alcanzó cierta masividad cuando ya pocos guardan expectativas. Su último álbum, "7 veces mal", acaba de editarse entre nosotros y el plan de la banda es cruzar periódicamente el charco para seguir los pasos de La Vela Puerca y No Te Va A Gustar. "Vinimos a tocar varias veces, pero dejamos de hacerlo porque acá no teníamos un disco editado -cuenta Peluffo-. Lo raro es arrancar de cero en un lugar nuevo. La banda tiene 15 años, pero nos va bien desde hace muy poco tiempo. Despegamos entre 2002 y 2003."
Cuando Guillermo conoció a Hugo, eran tiempos de Los Estómagos y Los Traidores, en Montevideo. "Eran dos bandas con un toque dark y punk muy distintas entre sí. Nos apoyamos mucho en ellas, que son las bandas que surgieron inmediatamente después de la dictadura. El rock uruguayo se tuvo que reinventar en aquellos años porque no se retomó la vieja historia de los Shakers, los Mockers y Cano y los Bulldogs. Y la mayoría de los músicos que hoy están tocando crecieron escuchando a Los Estómagos y a Los Traidores, pero muy pocos te van a decir que están influidos por ellos."
Estridente y confuso, el nombre fue lo primero que tuvieron Guillermo y Hugo, y las ganas de tocar. "Eran los días de la perestroika y, como los soviéticos venían destapando varios hechos históricos y reconociendo algunos errores, pensamos que en cualquier momento le iba a tocar a Trotsky. Pero no: nadie se acordó de él, salvo por la película de Salma Hayek. Le pusimos Trotsky al grupo por la fonética y le agregamos el Vengarán para que sonara «pior». El nombre ya estaba, pero no había nada más. Después de comprobar que mi motricidad no servía para ejecutar ningún instrumento, decidimos que yo sería el cantante. El otro paso fue comprar una guitarra y mandar a Hugo a tomar clases. Eso sí: nos juramos que no habría en la banda mejores músicos que nosotros, así que nos buscamos dos tipos más lo suficientemente incompetentes como para que no nos molestaran. Durante mucho tiempo le hablábamos a la gente de Trotsky Vengarán, le mostrábamos el logo que habíamos diseñado, pero no teníamos ni un tema compuesto".
Entre discos de Ramones, Joy Division, Sex Pistols, The Clash y The Sisters Of Mercy la banda empezó a tomar forma. "Aprendimos con sus canciones. Con los años sumamos el gusto por la nueva onda americana de Rancid, Green Day y The Offspring y, aunque no se traduzca en la música que hacemos, más tarde llegamos al tango. Quizá sí nos influya directamente a la hora de las letras, de esa filosofía de barrio aplicada como ley de vida. Muchas veces nos ponemos a escuchar unos tangos cuando volvemos de los recitales, en los viajes. Mis preferidos del lado argentino son el Polaco y Rivero, y del lado uruguayo Sosa... y Gardel."
Disputas y humoradas al margen, las palabras ácidas e irónicas de la banda liderada por Peluffo encuentran un aliado en el punk-rock, un estilo que utilizan como punto de partida para llegar a otros puertos y coquetear con diversos ritmos. Como en "Welcome To The Tercer World", el primer corte del disco: "Somos very happy de que vengan a invertir / We need your dinero para poder sobrevivir / We are medio bananas / Solos no hacemos nada."
"Jugamos mucho con el humor; quizá no tanto en este disco, salvo «Welcome...», «Pendenciero» o «La invasión de los robots». No es para que te mueras de la risa, sino para expresar emociones de una manera mucho más contundente. Si intento explicar la letra de «Welcome...», hago un desastre, pero si escuchás la canción vas a ver cómo en tres líneas estúpidas se describe la situación. El humor es un atajo al inconsciente y si encima le ponés un bajo, una guitarra y una batería, mucho mejor."
Director de comerciales, Guillermo vivió un tiempo en Santiago de Chile, hasta que sus compañeros de banda lo llamaron para contarle que en Montevideo se había desatado una inusitada trotskymanía. "Y me volví a Uruguay. Fui y vine durante tres años y el éxito llegó cuando yo estaba afuera. Me llamaban y me decían: «Vení para acá que esto está que arde». Me contaban que nos estaban pasando en todas las radios y yo no les creía. A la vuelta nos juntamos full time, con ensayos todo el día. Somos amigos de la época del liceo; vivimos muchas cosas juntos y nos vemos incluso cuando no estamos haciendo cosas para la banda. Somos de visitarnos con la familia, de ir a los cumpleaños de los hijos y nos pasamos todo el día hablando de los tres temas: música, fútbol y mujeres."