Shakira y el encanto de la sobriedad
Presentación de Shakira , con Timothy Mitchell en guitarra y dirección musical, Albert Menéndez en teclados, Archi Peña en percusión, Ben Peeler en guitarras, Brendan Buckley en batería, Jon Button en bajo y Olga Chirino en coros. Anteanoche, en el Estadio de Vélez.
Nuestra opinión: muy bueno
Unas gotas caen sobre el estadio de Vélez y unos relámpagos asoman para inquietar a los más de 40 mil asistentes al primero de los dos shows que Shakira ofreció en el marco de su Fijación Oral Tour . Pero el cielo puede esperar y en la próxima hora y media no habrá nada que se interponga entre la cantante y su gente.
Por cierto, su gente es bastante variada y va desde niñas de 8 años hasta matrimonios de jubilados, pasando por parejas jóvenes, grupos de chicas y chicos y, VIP de por medio, las celebridades invitadas.
La ola, esa maldita costumbre que ya cumplió 20 años y sigue vigente, ayuda a los plateístas a matar el tiempo. Emmanuel Horvilleur ya se había encargado de abrir la noche con su banda y la ansiedad del público iba in crescendo. Mientras el equipo de acomodadores trabajaba a destajo en las ubicaciones preferenciales, más de uno se entretenía cazando famosos con sus cámaras digitales. Claro, hasta que las luces se apagaron y un solo de kora -instrumento de cuerdas africano- aquietó a las fieras.
Tras los acordes iniciales de "Estoy aquí" salió ella y su presencia desató la primera ovación. De allí en más se dedicaría a interpretar la lista de 16 temas con sobriedad, escasos pasajes dedicados a sus caderas y ese encanto natural que algunos definen como "ángel".
En nuestras narices hay un señor que supera los 60 años, pero que en la noche del viernes se dispuso a perder unas cuantas décadas. Acompañado por su esposa, no paró de cantar, saltar y fotografiar a Shakira. Allá adelante había una puesta y un escenario que se corrían de la espectacularidad que rodea a los shows de estadio y una cantante decidida a impactar con su música. Y con sus músicos: un soberbio septeto de mayoría norteamericana y minoría cubana.
Sólo dos canciones en inglés interpretaría la colombiana y, luego de "Te dejo Madrid", llega la primera: "Don t Bother". Su lengua materna le sienta mejor, pero en inglés está muy lejos de naufragar como la mayoría de los que lo intentaron. "Inevitable", "Antología" y "Si te vas" marcan el pasaje siguiente del show y no hacen más que encender a un público exaltado y exultante. La gran protagonista ya había definido a la Argentina como su segundo hogar y sólo elegiría un puñado de pasajes entre tema y tema para dirigirse a los asistentes: para hablar de su carácter de enamoradiza ("la primera vez que me enamoré tenía cuatro años"), para pedir un aplauso al séquito de argentinos que trabaja con ella o para confesar: "Este país me ha regalado tanto... una historia de amor que nació un día de enero, una historia de amor que no tiene fin". Por cierto, su novio Antonio no estuvo en el show del viernes, su cuñado Aito, se sabe, es uno de los responsables del managment y su "suegra" Inés Pertiné se mostró en la carpa VIP. De Fernando de la Rúa no hubo noticias o, al menos, supo ocultarse de las cámaras.
Después de "Día de enero", el tema de amor con dedicatoria, Shakira arremetió con dos de los clásicos más festejados por la gente: "Ciega, sordomuda" y "Pies descalzos, sueños blancos". A esta altura de la noche -sólo restaban, para los bises, "Ojos así" y "Hips Don t Lie"- y cuando ya era un hecho que no habría lluvia alguna sobre el barrio de Liniers, la cantante colombiana había amortizado con creces el costo de las entradas, incluso de aquellos que pagaron por las ubicaciones preferenciales. Pero eso no era todo: había logrado apartarse de la imagen que se desprende de los videos para mostrarse como una cantante todo terreno que puede interpretar algunas baladas, rockear un poco, jugar a ser la diva pop que es y caminar el escenario sin necesidad de correr todo el tiempo. Por supuesto que hubo algunos movimientos de caderas, apoyados en esos sonidos árabes que ayudaron a construir el personaje, pero no eligió el papel de la femme fatale para el reencuentro con los porteños.
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