Tamaryn trae su música de ensueño por primera vez a Buenos Aires
Una voz suave y narcótica que flota libre en un paisaje sonoro que remite inequívocamente tanto al shoegaze -ese brumoso subgénero que tuvo su esplendor en los inicios de los 90 con bandas como My Bloody Valentine y Slowdive- como al synth pop. Así podría definirse el estilo de Tamaryn, artista nacida en Nueva Zelandia pero instalada hace años en los Estados Unidos (primero en Nueva York, después en San Francisco, ciudad a la que se mudó con su pareja y socio creativo, el productor Rex John Shelverton).
Esa combinación particular es la que podrán apreciar los que se acerquen este sábado a las 21 a La Tangente (Honduras 5317) para ver el primer show de esta artista con diez años de carrera (su primera grabación fue Led Astray, Washed Ashore, un EP editado en 2008). En todo ese tiempo, la música de Tamaryn ha sufrido algunas mutaciones, sumando colores (dream pop, rock gótico, algún elemento suelto del hip hop, incluso) pero manteniendo siempre un tono muy sugestivo, de atmósferas oníricas. "Efectivamente, he ampliado mi paleta sonora en cada disco", asegura ella. "Eso se nota sobre todo en mi producción más reciente. Pero la verdad es que estoy orgullosa de todo lo que hice hasta ahora".
Amantes de Beach House y, más atrás en el tiempo, Cocteau Twins, seguramente disfrutarán las canciones de Tamaryn. En su manera de cantar también se adivina la influencia de Kate Bush. Y ella misma se ocupa de sumar a la lista de referentes a The Cure y David Bowie: "Son los artistas que escuché cuando era muy joven y que aún hoy me siguen cautivando".
En el concierto de Buenos Aires la columna vertebral serán los temas de Cranekiss (2015) y los de un flamante disco, Dreaming The Dark, que aquí tendrá edición local muy pronto, a través del sello independiente Casa del Puente. Tamaryn no suelta demasiada prenda de su nuevo repertorio, aunque en las plataformas de streaming ya aparece un adelanto, "Angels of Sweat". "Lo que puedo decir es que hago las cosas con dedicación y honestidad", remarca. "No busco vender muchos discos, sino trascender a través de la música una realidad muy agobiante. Es un proyecto espiritual, no comercial".
Y si de realidad pesada hablamos, Tamaryn llega a la Argentina justo cuando el país en el que nació llegó a las portadas de todos los medios del planeta debido al atentado terrorista en el que 49 personas fueron asesinadas por un supremacista blanco que atacó dos mezquitas en Chritschurch. La entrevista con LA NACION se llevó a cabo un par de días antes del trágico suceso, así que la conversación sobre el lugar de origen de la artista corrió por otros carriles. De todos modos, Tamaryn pasó la mayor parte de su vida fuera de Nueva Zelanda y desarrolló su carrera básicamente en Estados Unidos.
"Viví en Nueva Zelanda cuando era una niña. Por eso prefiero decir que soy una artista estadounidense", afirma. Escueta, cuando se le pregunta por Lorde, la figura musical contemporánea más célebre del país de Oceanía, evita exponerse: "No tengo ninguna opinión sobre ella".
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