Un asceta de la canción pop de los ochenta en estado de contemplación
Sting está aferrado a su bajo y rodea el mango como si estuviera abrazando un árbol. Parece oculto detrás de su instrumento a la manera de un músico de jazz. Está cantando "Shape of my Heart" y su postura parece contemplativa, incluso por momentos hasta distante del público y el lugar que ocupa como ícono pop de los ochenta. Si se lo mira bien, es un músico haciendo su trabajo con un bajo gastado, descifrando el significado de las palabras, buscando en los silencios entre la secuencia de los acordes y la melodía, el punto epidérmico de la emoción. El ascetismo de la canción logra un clima sobrecogedor. Sting ya no es una estrella sobre el escenario, es simplemente un músico al servicio de una canción.
Nada interfiere entre sus creaciones y el público; así se comunica, así es su conexión. Sucede lo mismo con el bloque de canciones de The Police -"Sychronicity II", "Spirits in the Material World", "Message in a Bottle", "Walking on the Moon", "So Lonely", "Nex to You", "Every Breath you Take"- desparramadas inteligentemente en diferentes momentos del recital. Todos están subidos al mismo viaje, de CEO de empresas a seguidores de su época con The Police. Los temas clásicos y los temas nuevos de su último álbum, 57th y 9th, suenan en sintonía con el sonido eléctrico de esa banda formada por Dominic y su hijo Rufus Miller en guitarras, Josh Freese en batería, y los coros de Joe Sumner (hijo de Sting) y los integrantes del grupo The Last Bandoleros.
La postura estética, casi zen, de Sting se mantendrá a lo largo de todo el concierto en el hipódromo de Palermo: pocas palabras en español, 21 canciones, más de una hora y media de recital, incluso en los momentos de éxtasis y karaoke colectivo con "Englishmen in New York" y "Roxanne".
A los 65 años, Gordon Matthew Thomas Sumner regresó a un lugar que lo conoce bien. Hay una alianza tácita con su música que proviene de los 80 y su rol como vocero de la conciencia social: el año que viene se cumplirán 30 años de su participación en el show de Amnesty Internacional en River. Cierra con "Fragile", un tema que marcó el comienzo de la democracia y que por estos días suena como un himno reactualizado.
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