En los bosques de La Plata. Un gran fogón folklórico a cielo abierto
El festival de folklore consolidó su propuesta y convocó a 50.000 personas en sus tres días de música
Los bailarines Koki y Pajarín Saavedra no salían de su asombro: "Unos amigos me comentaron que un montón de fanáticos del folklore se vinieron de camping tres días para disfrutar todo el festival".
Fue apenas un termómetro de la resonancia que tuvo la segunda edición del Festival Internacional de Folklore (Fifba) en la ciudad de las diagonales. Según el Instituto Cultural de la Provincia, organizador del encuentro, 50.000 personas pasaron por las tres noches del festival, y superaron así a las 30.000 del año pasado. Este año, el Fifba tuvo acceso libre y gratuito a todas las actividades y la gente se apropió de los tres espacios (que funcionaron en simultáneo, cual Woodstock folklórico) transformando esta edición en un gran fogón criollo y popular a cielo abierto.
Las noches en el Anfiteatro del Lago, con capacidad para más de dos mil personas, estuvieron a tope y para calmar la ansiedad del público se retransmitió lo que pasaba adentro con pantallas y sonido en distintos puntos del bosque platense: el último día, hubo más de diez cuadras de cola para entrar en el predio. La fiesta, además, supo desparramarse por los alrededores. La gente hacía su propio picnic con manteles y "sanguchitos" traídos de la casa; se improvisaban rondas de mates entre desconocidos, y hasta se armaron distintas guitarreadas espontáneas en sectores más alejados del sonido del festival. Los que buscaban más opciones se dirigían al espacio Fogón -que este año creció en dimensiones- para ver a los guitarristas Luis Salinas con su trío, y Juan Falú, Víctor Heredia, en un formato acústico, y Roxana Carabajal, con su popurrí de chacareras, en el día de cierre. A partir de la medianoche, el mismo escenario le daba paso a la peña La Salamanca para seguir el baile hasta la madrugada.
Los bailarines eligieron el Zambódromo, una gran pista de baile, donde se realizaron performances, clases y certámenes libres de chacareras. Como en una rave criolla, una multitud de bailarines no paraba de danzar y de saltar, levantando una polvareda de tierra y acercando la mística de los patios santiagueños.
En ese espacio, deslumbraron las exhibiciones de Koki y Pajarín con su muestra de zapateo y la presentación del Ballet Amerindia, que recreó el espíritu de las comunidades bolivianas con morenadas, tinkus y sayas, que generaron un gran revuelo carnavalero. Allí también Raúl Carnota salió al ruedo con su guitarra para recrear el fogón más intimista del festival, hipnotizando a una multitud, que lo escuchó plácidamente sentada en el césped.
El escenario principal, que a partir de un decreto pasó a llamarse Mercedes Sosa, dejó varias postales para el recuerdo, que estuvieron impregnadas por el baile y por la emoción de la gente, como el carnavalito gigantesco que armó Tomás Lipán y la troupe de Quebradeños; la noche de homenaje a la "Negra" Sosa (que tendrá el viernes su correlato internacional, nada menos que en el Lincoln Center neoyorquino), y el final de fiesta con Carabajales, en una larga y festejada maratón de chacareras. En Facebook, 4000 fans ya reclaman la edición 2011.
CIFRAS FESTIVALERAS
- 50.000 . Fueron las personas que pasaron las tres noches por los bosques de La Plata.
- 600 artistas . Formaron parte de los cuarenta shows en los tres escenarios
- 400 parejas . Bailaron el Pericón en el Zambódromo y un centenar participaron de los certámenes libres de chacareras.
- 50 aficionados . Pasaron por el espacio Fogón con micrófono abierto.
- Mil metros . Fue la cola el domingo para ver a los Arbolito, Coplanacu y Carabajales.