Un quinteto sueco sin ese histórico frío
Presentación de la Fredick Noren Band , con Nils Janson en trompeta, Peter Fredman en saxo alto, Calle Bagge en piano, Lars Ekman en contrabajo y Fredick Noren en batería. Próxima actuación: hoy, a las 22.30, en Notorious, Callao 966.
Nuestra opinión: bueno
El jazz sueco se ha hecho conocido por seguir las formas de la idiosincrasia escandinava, es decir, estilización en las líneas melódicas y una tendencia al cool jazz. Una suerte de falta de calor, muy natural para los habitantes de aquellas tierras que desarrollaron una música donde la distancia y la reflexión eran casi sus sellos.
En este joven grupo sueco, dirigido por el veterano baterista Fredick Noren, nada parece menos alejado que esa idea del frío escandinavo. Por el contrario, este quinteto suena más cerca de Nueva York que de Estocolmo.
Un fuerte tándem de saxo alto y trompeta, con Peter Fredman y Nils Janson, respectivamente, le pusieron al debut del grupo un clima potente, seguro y con una fuerte carga de swing. Mientras las vientos sacudían el recinto, la sección rítmica mostró un groove de orientación hard bop, algo más estilizada por la moderna concepción que tiene el combo, pero que, en líneas generales, responde a esos arquetipos.
El grupo exhibió desde el comienzo un ensamble ideal. El tono metálico de Janson en su trompeta, con el sound de rumor callejero que fue desarrollando Fredman desde su alto, pusieron calor a la húmeda noche porteña. Jazz en dosis altas lanzó este grupo al auditorio de la disquería.
Un repertorio similar
Si bien el combo mostró instrumentistas idóneos, la elección del repertorio dejó en evidencia una concreta falta de matices. Casi se podría decir que, salvo una balada clásica, los temas tuvieron una suerte de calco en términos de tempo y arreglos.
El grupo sonó con convicción y fuerza y eso permitió que el show tuviera pasajes muy interesantes, en particular, la calidad de Fredman, un músico con reminiscencias a Joe Lovano. Tono ligero, frases medidas y asociadas a la melodía y un swing controlado. Todo ello con un calor emocional poco común para estos músicos que vienen del frío.
A su lado, Janson produjo algunos de los mejores momentos con su trompeta. Un músico y compositor con sensibilidad, medido, aun en algunos pasajes en los que sus coros de 32 compases dieron una sensación temprana de reiteración y, sin embargo, desde algún lugar el duende de la inspiración vino a socorrerlo.
Nada sueco, este quinteto tuvo un matiz fuertemente hardbopper y en ocasiones recordaron a los grupos de Clifford Brown y Max Roach, salvando las distancias, por supuesto.
Influido por Roy Haynes
Algo esquemático, el grupo tuvo como camino la presentación de la frase, con el quinteto sonando adelante, luego los solos, por lo general escalonados, en vientos, piano y contrabajo, y un Noren con notables influencias del legendario baterista Roy Haynes y sus acompañamientos quebrados.
La sección rítmica estuvo muy orientada al acompañamiento y en tanto que el pianista, Calle Bagge, sonó en un segundo lugar y más empeñado en el trabajo armónico, el contrabajista exhibió un sonido gordo y decidido. En efecto, Lars Ekman dejó en evidencia una interesante combinación de bajo de base y lirismo, en especial, en sus solos, en los que recreó un trabajo melódico sobre la línea original. Noren hizo un papel de líder generoso.
Un grupo que sorprendió por su contundencia, en especial debido a su saxofonista y trompetista y su inquebrantable adhesión a uno de los estilos más negros del jazz, el hard bop.