Una guitarra que "grita" y canta con virtuosismo
SCOTT HENDERSON - CRÍTICA / Actuación de Scott Henderon (guitarra), con Gerardo Martínez (batería) y Alejandro Herrera (bajo) / Invitado: Gustavo Cámara (saxo tenor) / Bebop Club; 11 al 13 de octubre / Nuestra opinión: muy buena
La guitarra de Scott Henderson grita, fuerte. Y canta. La guitarra de este sesentón de West Palm Beach despliega un virtuosismo a prueba de cualquier resistencia. Su sonido es personal, aunque en su modo de tocar, en los temas que elige, en la manera de presentarlos, están todas sus influencias y los colegas con los que tocó. Se formó escuchando e inspirándose en Jimi Hendrix, Led Zeppelin, James Brown, Miles Davis o Buddy Guy. Amó la búsqueda de fusión de Weather Reaport. Compartió proyectos o se puso al servicio de gente como Chick Corea en su Electric Band, Joe Zawinul, Jean-Luc Ponty o Jeff Berlin. Fue responsable de Tribal Tech. Su lenguaje es un constante recorrido entre el jazz, el rock, el blues y el funk, sin detenerse por mucho tiempo, jamás, en ninguno; pero sin abandonar ninguno de esos estilos, nunca. Su modo de tocar un instrumento que domina como si fuera otro brazo de su cuerpo tiene la particularidad de lo que hace con la palanca; puntea a velocidades inauditas con la púa mientras sostiene ese artilugio con la palma de su mano y juega con ella porque, según dijo alguna vez, "estaba cansado de buscar la palanca cada vez que tenía que usarla".
Habitué de la Argentina, donde tiene una muy larga fila de seguidores, Henderson ya había tocado por aquí, unos años atrás, con estos mismos músicos argentinos. El bajista Alejandro Herrera, más cercano al funk, y el baterista Fernando Martínez, el más "jazzero" del grupo, son un complemento perfecto para este trío que sigue la línea que el guitarrista dejara grabada en el álbum HBC de 2012, con Jeff Berlin y Dennis Chambers. Y eso, aunque el último disco sea Vibe Station de 2015, en trabajo más experimental.
Para la ocasión y en una ciudad como Buenos Aires muy adepta a esa mezcla que en los 70 fuera bautizada como "jazz rock", Henderson eligió homenajear a sus propios ídolos. Sonaron "Misterious Traveller" y "Fee Fi Fo Fum", de Wayne Shorter; "Equinox", de John Coltrane; "Stratus", de Billy Cobham; "All blues" y "Blue in green", de Miles Davis -en dos momentos sublimes del concierto- o "Actual Proof" y "Watermelon Man", de Herbie Hancock. Cuando invitó al saxofonista Gustavo Cámara, el show se hizo más jazzero y hasta hubo diálogos improvisatorios "4 y 4" tan propios del género. En los solos de los miembros argentinos del trío, como dijimos, fueron más en ese estilo en el caso de Martínez y más funky cuando fue el turno de Herrera. Pero la guitarra de Henderson fue prácticamente excluyente, por su potencia, por su modo espectacular de mostrarse, por una intensidad que no afloja casi nunca. Y por ese grito "rocker" del que hablábamos al principio que, pese a todas sus múltiples influencias e historias, parece ser en última instancia su más sólida piedra basal.
Temas
Más leídas de Espectáculos
"Tengo un acta de nacimiento trucha". La incansable búsqueda de Daisy May Queen por dar con el paradero de sus padres biológicos
Gran Hermano. Bautista obtuvo un polémico benefició tras el llamado del teléfono rojo
“Fue muy frustrante". Tori Spelling y Shannen Doherty eran “como hermanas”, pero de un día para el otro dejaron de hablarse