Una nueva promesa del piano
Concierto del pianista Marcelo Balat, organizado por Ars Nobilis. Programa: sonatas en Fa menor y en Re menor, de Domenico Scarlatti; Sonata Op. 57 en Fa menor, "Appasionata", de Beethoven; Scherzo N° 1 en Si menor, Op. 20, de Chopin; "Noche serena" y "Nubes tempestuosas", de Alberto Williams, y Sonata N° 3 en La menor, Op. 28, de Prokofiev. En el Círculo Italiano.
Nuestra opinión: Excelente
Buenos Aires es una caja de sorpresas y de resonancias en materia de nuevos talentos musicales jóvenes, no todos nacidos y formados en sus casas de altos estudios.
Recientemente se tuvo ocasión de escuchar en sucesivos conciertos al pianista cordobés Marcelo Balat, de dieciocho años, quien ya a los diez llamaba la atención por ofrecer tempranas muestras de vocación musical con las enseñanzas recibidas en su hogar, de su propia madre, y convalidarlas ganando posteriormente honrosos premios. Entre ellos, dos pertenecientes al Concurso Internacional para Niños y Jóvenes Músicos de la Provincia de Córdoba, una distinción otorgada por la Fundación Banco Mayo, en 1997, y, en dos ediciones sucesivas, galardones en el Concurso Bienal Juvenil organizado por Festivales Musicales auspiciadas por la empresa Shell Capsa. En el último de estos concursos, realizado el año pasado, se hizo acreedor al Primer Premio (ex aequo).
Con sus 18 años, Marcelo Balat no sólo se presenta en diversas salas del país con señalado suceso: también cursa en la Universidad de Córdoba un posgrado. Pero todo ello no le impide perfeccionar sus estudios pianísticos con la guía de la destacada pianista Pía Sebastiani, gracias a una beca que le otorgó la Fundación Beethoven.
Los recitales que ofreció recientemente, en el Auditorio Ameghino y en el Círculo Italiano, ambos organizados por Ars Nobilis, son la prueba palpable de que no es un mero enunciado el propósito de esta entidad de estimular a los jóvenes argentinos de talento.
Marcelo Balat dio en ambos muestras indubitables de un alto grado de desarrollo artístico logrado con una técnica que se apoya en bases profesionales serias, pero sobre todo como resultado de la maduración integral de su personalidad -artística y culturalmente-, lo cual se advierte sin demasiado esfuerzo al asistir a alguno de sus recitales... Ni los dictados de la publicidad ni las urgencias del exitismo a toda costa han hecho mella en su aplomado carácter -no obstante su edad-, todo lo cual no le impide mantenerse al tanto de las vicisitudes de nuestra vida artística y musical.
Entre las obras que ejecutó Balat en esta oportunidad figuró el Scherzo, Op. 20, de Chopin, donde demostró que su sensibilidad musical se halla a flor de piel cuando de interpretar a los románticos se trata. En la oportunidad anterior había tocado la Fantasía, Op. 49, del gran polaco, con acertado enfoque interpretativo. Esa sensibilidad se halla sostenida por medios técnicos adecuados que le permiten llevar a cabo su voluntad de expresión, patrimonio de los intérpretes genuinos. Y todo ello es mucho más valioso por pertenecer Balat a una generación que en gran medida ha perdido contactos válidos con la expresión del romanticismo musical.
Pero éste no fue el único mérito, porque su abordaje de la Sonata Op. 57, "Appasionata", de Beethoven, reveló madurez conceptual para construir la dialéctica beethoveniana con la cualidad sonora requerida y un discurso que por momentos pareció encenderse con el fuego de la pasión junto al dominio de la forma.
Su programa se completó con dos sonatas, en Fa menor y en Re menor, de Domenico Scarlatti, expresiones convincentes de un barroco italiano de conmovedora expresión; la inspirada y sugestiva "Noche serena" y "Nubes tempestuosas", de inquieta poesía de nuestro Alberto Williams. Finalmente, con la Sonata N° 3 de Prokofiev, Balat exhibió medios técnicos y expresivos aplicándolos admirablemente con inteligencia.
Los entusiastas aplausos que recibió al término el joven pianista fueron respondidos con "Peces de oro", de Debussy, un mundo de sonoridades imprecisas y vaguedades intensas en el que Balat se mueve con comodidad y absoluta solvencia musical.
Estas últimas actuaciones públicas de Marcelo Balat reafirman de manera elocuente el surgimiento de un joven artista del cual caben esperarse nuevos logros que han de apuntalar más aún un porvenir cierto. Definitivamente, un nombre para tener en cuenta.
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