Netflix, eje de una fuerte controversia en Cannes
En la apertura del festival, Almodóvar, presidente del jurado, criticó la plataforma de streaming y Will Smith salió en su defensa
CANNES.- Pedro Almodóvar -presidente del jurado oficial- lee en español un comunicado contra Netflix. A los pocos minutos, el astro hollywoodense Will Smith -que será uno de sus compañeros a la hora de votar la Palma de Oro y el resto de los premios- sale con dureza en defensa del gigante del streaming. En la conferencia de prensa del film de apertura, Les fantômes d'Ismaël, los periodistas cuestionan al director Arnaud Desplechin y al propio festival por haber proyectado una versión de 114 minutos cuando el corte de director (de 134) se exhibe de manera simultánea en la sala Cinéma du Panthéon de París.
Los organizadores de Cannes disfrutan, promueven (y en algunos casos padecen) los debates, pero dos controversias en la primera mañana de actividades parecen excesivas incluso en este ámbito. El debate con Netflix venía desde hace varios días (y obligó incluso a un cambio reglamentario en el festival que se implementará a partir de la próxima edición), pero ayer se reavivó con el cruce entre Almodóvar y Smith.
El director de Todo sobre mi madre, Volver y Hable con ella instó a los servicios de streaming (y en este caso puntual, a Netflix) "a respetar las reglas del juego del negocio". "Sería una paradoja y una tragedia que la ganadora de la Palma de Oro o de algún otro premio nunca se viera en pantalla grande", indicó, en relación con Okja, del coreano Bong Joon-ho, y The Meyerowitz Stories, del estadounidense Noah Baumbach, que Netflix lanzará poco tiempo después del festival sin un paso previo por las salas. En cambio, el actor de Hombres de negro, Soy leyenda y Muhammad Ali dijo que ambas plataformas pueden coexistir de forma armoniosa: "Mis hijos de 16, 18 y 24 años van al cine dos veces por semana, y al mismo tiempo descubren en Netflix muchas películas que de otra manera no podrían ver y que los conectan con otra gente y con otras realidades".
Almodóvar retomó la palabra y -ya sin ánimos de pelea- indicó que "vengo a esta fiesta cinéfila que es Cannes como espectador y director desde 1982. Sueño que con este jurado ecléctico se produzca el milagro y podamos descubrir un film como Viridiana, La dolce vita o Apocalipsis Now, que ganaron la Palma de Oro". Y agregó: "Estoy abierto a todo tipo de incorrecciones políticas en las películas que vamos a juzgar".
El título de apertura, Les fantômes d'Ismaël, no cumplirá con las expectativas de Almodóvar porque no es una obra maestra y tampoco compite. Desplechin (Tres recuerdos de mi juventud) propone una combinación entre un triángulo romántico, drama familiar, humor absurdo, elementos de thriller de espías y hasta -como su título lo indica- aspectos fantásticos con fantasmas incluidos. Suerte de secuela no reconocida de la superior Reyes y reina, homenaje al Alfred Hitchcock de Vértigo y Rebeca, una mujer inolvidable, y con múltiples referencia cinéfilas, literarias y filosóficas, Les fantômes d'Ismaël es una película de pretensiones por momentos desmedidas, con múltiples subtramas y personajes (también actúan Louis Garrel, Hippolyte Girardot, Alba Rohrwacher y László Szabó) que van y vienen en el tiempo, escenas que transcurren no sólo en Francia, sino también en lugares más exóticos como Tayikistán, Tel Aviv y Praga; un desnudo completo de Marion Cotillard y otro momento voyeurista con la actriz bailando "Baby, It Ain't Me", de Bob Dylan, ante la mirada de Charlotte Gainsbourg.
Ellas son, precisamente, dos vértices del triángulo que incluye también a Ismaël Vuillard (Mathieu Amalric), un conflictuado director que no logra avanzar con un guión sobre su hermano entre anfetaminas, alcohol, cigarrillos e insomnios que "combaten" las pesadillas que lo acosan. El protagonista ha sufrido hace algo más de 21 años la desaparición de su esposa Carlotta (Cotillard) e intenta rearmar su vida afectiva con una astrofísica llamada Sylvia (Gainsbourg), pero la aparición fantasmal de la primera generará no sólo una absoluta sorpresa, sino también incomodidad, celos y miserias varias.
Darín, el internacional
Darín.
Aunque todavía no llegó -la semana próxima estará aquí presentando La cordillera, de Santiago Mitre (foto del afiche de la película)-, Ricardo Darín ya es noticia en el Marché du Film, el mercado más grande del mundo que se desarrolla de forma paralela al festival, ya que apareció en las tapas de las revistas del negocio al confirmarse que se sumará desde agosto a Penélope Cruz (hará de su marido) y Javier Bardem para el rodaje del nuevo film -aún sin título- del iraní Asghar Farhadi, nada menos que dos veces ganador del premio Oscar, por La separación y, hace apenas tres meses, por El viajante. El film -un thriller psicológico sobre cómo el secuestro de una chica provoca que los secretos de una familia salgan a la luz- se rodará en Madrid y será en español.
Paranoia por la seguridad.
Operativos en círculos concéntricos, detectores de metales (como los de los aeropuertos) en todos los accesos, sistema antidrones, espacio aéreo limitado sobre la ciudad, helicópteros de intercepción y fuerzas navales en la bahía, soldados de elite con ametralladoras y perros, cientos de agentes de seguridad privada y miles de cámaras. Cannes en general -y la zona del Palais en particular- es una ciudad vigilada, sitiada, ante el temor de un ataque terrorista como el que sacudió a la vecina Niza hace menos de un año. Hasta los automóviles de protocolo del festival son exhaustivamente revisados cada vez que ingresan en la zona. No queda otra que tener mucha paciencia para entrar a cada una de las instalaciones del festival. Más vale prevenir...
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