Antes de la visita de los New York Dolls a la Argentina, el cantante David Johansen reinvindica la ruptura de límites como forma de arte y afirma: "Fuimos la banda quintaesencial del rock n´ roll de los 70".
Un tipo carente de toda feminidad, embutido en un coqueto top dorado, portando un sombrero de felpa rosa y gafas de tía abuela, cantando –tanto a los 20 como a los 50– con la brutalidad y la voluptuosidad que sólo se logra licuando el material genético de Iggy Pop y Mick Jagger e injertándolo en el vientre de Marc Bolan. David Johansen, al frente de los New York Dolls, simbolizó en los ’70 una corriente de total desconocimiento de límites que incluía ambigüedad sexual, drogas, ruptura de las convenciones rockeras vigentes e, insistimos, muchas drogas. Varios de sus compañeros, empezando por el mítico guitarrista Johnny Thunders, no sobrevivieron a tanta intensidad. Él, en cambio, conoció el éxito en solitario en los ’80, reconvertido en un cantante pop de smoking y peinado a la gomina llamado Buster Pointdexter ("ahora vive en la clínica Betty Ford", dice sobre su criatura), para luego retomar la senda del caos y reunir a los Dolls junto a su socio Sylvain Sylvain. El excelente One Day It Will Please Us to Remember Even This (2006), disco que vienen a presentar al Roxy el 17 y 18 de abril, es el testimonio de la segunda vida del grupo que concibió el reviente como forma de arte y sentó las bases para la revolución más visceral de la historia del rock sin despintarse las uñas.
¿Sentiste el éxito del disco como una revancha para los que los criticaban por volver?
No. Ni siquiera tuve en cuenta que me habían criticado. ¿Qué les pasa? ¿Odian a los músicos? Generalmente los que dicen eso son tipos que no saben tocar, y critican a los que sí saben.
¿Periodistas?
Ja…veo que ya lo sabías. Muchos políticos también.
¿Cómo se hace para reunir una banda clásica sin ser una sombra de su propia leyenda?
Ni idea, yo ni siquiera lo consideré. En nuestro caso nos juntamos para hacer un show por pedido de Morrissey [en el festival Meltdown de 2004]. Entonces dijimos "es un solo show, es fácil y nos vamos a divertir". Pero entonces, después de un año nos dijimos "esto es lo que somos ahora, somos los New York Dolls, tendríamos que hacer un disco para tener material nuevo para tocar". Por eso, no es que nos hayamos juntado con la idea de seguir. Si hubiéramos tenido ese plan, yo creo que no lo hubiéramos logrado, porque me habría parecido demasiado trabajo. Pero de la forma en que lo hicimos fue pura diversión.
¿Se sienten una mejor banda ahora que en los 70?
No sé si mejoramos, pero lo que cambió es que ahora es mucho más fácil ir a tocar a algún lugar, porque todo ya está arreglado de antemano. Cuándo éramos jóvenes casi que teníamos que ir a cortar los árboles, podar el césped, construir el escenario, pegar posters en toda la ciudad y esas cosas.
¿Qué lugar ocupan hoy los New York Dolls en la escena rockera, teniendo en cuenta que fueron una gran influencia para muchas bandas?
Nosotros solo salimos al escenario y tocamos, y si alguien obtiene inspiración de ahí, mucho mejor. Pienso que muchos grupos sienten que trabajan y pierden la emoción de tocar, y es necesario que el cosmos sepa que sos parte de la broma.
¿Te llama la atención haberle llegado a tanta gente sabiendo que su carrera en los 70 fue tan breve?
Pienso que cuando elegís vivir como artista vas a terminar inspirando a la gente. Si inspirás a los demás, es muy gratificante. Y si no los inspirás, más vale que te consigas un trabajo.
¿Qué se siente haber influenciado a The Clash y a Poison al mismo tiempo?
Creo que los Dolls son una banda multifacética, y es difícil que una persona digiera todo el concepto junto. Por eso, la gente tomó distintos aspectos de nosotros y trabajó con ellos.
¿Alguien representa la trilogía "sexo, drogas y rock n’ roll" mejor que ustedes en la historia del rock?
Es difícil de decir. Yo diría Mitch Ryder & The Detroit Wheels, pero ellos son de los 60. O Little Richard, que surgió en los 50. En los 70… sí, nosotros fuimos la banda quintaesencial del rock n’ roll.
¿Tenían conciencia del futuro cuando empezaron?
Más bien yo diría que pensábamos en un microcosmos, porque nosotros empezamos en el Lower East Side de Nueva York, donde había muchos artistas, muchos movimientos de liberación, y nosotros nos convertimos en la banda de aquella escena, y eso era nuestro mundo. Cuando el tiempo va pasando y experimentás más cosas, ese microcosmos se hace más grande.
Tocaban rock simple, pero querían abrir cabezas…
Claro, porque la música es capaz de abrir más cabezas que cualquier otro tipo de arte. Una de las cosas más importantes que predicamos es la posibilidad de mirar el mundo de diferentes maneras, salir de la propia piel y explorar qué hay por ahí.
¿Lo ves igual de peligroso al rock ahora que en aquel momento?
Para mi es tan caótico como siempre, pero no sé qué estarán haciendo los demás. Sé que hay muchos que trabajan de esto y lo ven como un negocio, mientras que nosotros tocamos música y vemos todo como arte.
¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando pensás en aquellos años?
Recuerdo la intensa pasión que teníamos todos sobre el rock n’ roll y sobre cómo tenía que ser tocado y exhibido. Fue casi como una explosión en el mundo del arte, porque la gente nos decía "no pueden hacer todo esto junto, es demasiado para hacerlo de una vez", y nosotros respondíamos "no, no es demasiado… porque nunca es suficiente".
Mirá el video de "Dance Like A Monkey" (2006):
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