"No me interesa hacer una postal viviente"
Desafío: tras interpretar a Edith Piaf y a Violeta Parra, Virgina Lago se dispone a ponerse en la piel de un gran personaje.
MEXICO, D. F.- Virginia Lago está sentada en el bar de la Casa Azul, sitio ubicado en Coyoacán, lugar donde Frida Kahlo vivió durante varios años, hasta su muerte, que se produjo en 1954. "Mirá lo que es el jardín, ¡Por Dios,!", dice sin prestarle atención al grabador prendido, dónde tirar las cenizas de su cigarrillo o a cualquier circunstancia menor.
Ella está concentrada, excitada en el todo y en cada uno de los detalles de la casa. "Desde que llegué no puedo dormirme. Estar en el lugar donde pasó su infancia hace que te imagines un montón de cosas... Este sitio tiene mucha energía. Cada vez Frida se hace más mía", agrega casi sin parar, y aporta la clave para absorber semejante cantidad de información: "La cuestión es estar abierta."
De esta especie de trabajo de campo, de investigación sobre el universo de este personaje emblemático, Lago retiene una sensación: "En el taller de Diego Rivera y de Frida vi la máscara blanca que le hicieron después de muerta. Está helada. Al tocarla te da la misma sensación que cuando ponés la mano en la frente de un muerto. Fuerte. Muy fuerte..."
"¡Qué minas!"
En su trayectoria teatral hay dos personajes que la marcaron. Primero fue su interpretación de la cantante Edith Piaf (en 1983, con "La Piaf")y, luego, cuando hizo de la cantante chilena Violeta Parra (en 1994, con "Violeta vuelve a nacer"). Pero ante este nuevo desafío de "Frida Kahlo, la pasión" es la primera vez que salió a buscar las huellas del personaje por interpretar. Una especie de meterse casi en la intimidad de aquello que quedó.
"Cuando hice de Parra fui a Chile después de haber terminado la temporada. En el caso de Edith Piaf ya conocía Francia, de ella tenía más información", dice mientras intenta no perderse detalle del jardín que habitó la familia Kahlo.
Para ella, el factor común entre estas tres mujeres es, claramente, uno: "Eran todas minas fuertes".
A la hora de interpretar a estos personajes, uno de los riesgos es optar por un estilo casi lindante con el retrato. "Nunca me interesó hacer una postal viviente. En todas las otras puestas siempre hubo una cosa de delirio dando vuelta".
-¿No tenés temor a quedar encasillada?
-No. Para nada. Igual suceden cosas insólitas: varias veces hago un espectáculo con letras de María Elena Walsh, de quien soy íntima amiga, y mucha gente me dice que soy igual a ella. No se por qué pasa eso pero siempre se da. En el caso de "Frida..." con el director Daniel Suárez Marzal hemos tomado la decisión de que sólo en la primera escena va a parecer esa Frida que todos conocemos. Después el material dispara hacia otras zonas".
Perfil de una artista
La intención es hacer una puesta no realista: "Llena de pasión -advierte-. Una de las cosas que más me preocupa es cómo contar el dolor que padeció Frida. Tenía la columna quebrada, su cuerpo fue traspasado por un hierro, tuvo polio desde chica y murió de una embolia pulmonar. ¿Entendés? Sin embargo, siempre se reponía. Era una mina que se reía ampulosamente, muy hacia afuera. Al mismo tiempo era una personalidad de mucha quietud, una observadora. Tenía momentos de gran soledad."
Virginia Lago camino por el jardín de Frida. Recorre su habitación donde está su cama, sus objetos, sus colores. "La esencia del montaje pasa por mostrar a seres que se debaten con la pasión, con la locura. El matrimonio Frida-Rivero representa a la utopía. Eso es fundamental para la obra."
El texto, ideado por Ricardo Halac, hace eje en las pesadillas de Frida, un mundo onírico donde ella nunca tiene claro si está soñando o está despierta. En esta historia el papel de Rivera es fundamental. Con él se casó en 1929, luego se separaron y, en 1940, volvieron a casarse con una única aclaración: la de no tener relaciones sexuales. En medio de esa relación tan particular aparecen distintos seres, infidelidades varias que despertaron celos de un lado y del otro. Una de las amantes de Rivera fue María Félix, una verdadera diva para todos los mexicanos. En la obra de Halac, la actriz juega un papel fundamental.
La otra mujer Lago aclara: "Es como una especie de contracara de la figura de Frida. En la escena final ella se está muriendo mientras Rivera y Félix hacen el amor al lado de su cama. ¿Ves? Allí está la vida y la muerte. La Félix es otro personaje fuerte, símbolo de la belleza, del glamour. Otra mujer de la cual se ha dicho que tuvo relaciones con mujeres".
Este último dato nunca fue admitido por la actriz. Es más, en un reciente reportaje un periodista le preguntó si ese rumor era cierto. Ella optó por una respuesta con sello propio: "Si todos los hombres me hubieran formulado preguntas como la suya, seguramente sería lesbiana". "¡Sí que se las trae!", acota un mexicano cuando escucha la anécdota. Virginia Lago se ríe ampulosamente. Seguramente con la misma intensidad que lo haría Frida Kahlo, su nueva criatura.
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