Noche de festejo y emociones con Abel Pintos en el Luna Park
Ante una fervorosa multitud, el creador de “Juntos” ofreció el primero de los tres últimos conciertos con los que continúa celebrando sus 20 años con la música
Como si las veintiún funciones agotadas, celebradas en noviembre pasado en el teatro Opera Allianz, hubieran dejado sabor a poco, Abel Pintos decidió darle un broche de oro a los festejos por sus 20 años con la música sumando tres conciertos más en el Luna Park, el primero de los cuales tuvo lugar anoche. Los demás serán hoy y mañana.
Pero así sea en una sala teatral, una pequeña peña folklórica, un recinto cubierto como el Palacio de los Deportes porteño o un amplio estadio a cielo abierto como el Único de La Plata, el fervor y la pasión que su música despierta en un público por demás entusiasta, conformado mayormente por mujeres, parejas jóvenes y familias enteras, no decaen y siguen en franco ascenso, evidenciando el excelente presente profesional del cantautor oriundo de Bahía Blanca que, por lo visto, no parece tener techo.
@AbelPintos una vez más tremendo show!! Sorprendente!! Emocionante!! pic.twitter.com/PSjck9Hhn6&— Lore (@lorean1975) 5 de marzo de 2016
Acompañado por una puesta en escena muy high tech, basada en siete pantallas gigantes de led semicirculares, y secundado por una ajustada y versátil banda, Abel dio forma a otra inolvidable noche recorriendo no sólo los más grandes éxitos de su celebrada y ecléctica trayectoria sino también haciendo escala en cada una de sus diferentes etapas musicales. De esta manera, y lookeado de riguroso negro junto a su inseparable sombrero, el joven intérprete y compositor desgranó su actual veta pop ("Canta", "Crónica", "De solo vivir", "Tiempo"), su costado más romántico ("No me olvides", "Ya estuve aquí", "Tanto amor") y también sus firmes raíces folclóricas a través de "Taki ongoy", "Cuando llegue el alba" y un sentido homenaje a Mercedes Sosa de la mano de la clásica e inoxidable zamba "Al jardín de la república".
Es quizás esa identidad musical más definida lograda con el tiempo y su notoria madurez como intérprete y compositor desprejuiciado a la hora de experimentar con diversos estilos lo que lo coloca en un momento de plenitud frente a una audiencia totalmente entregada y que acompaña cada tema como si se tratara de un coro de voces infinitas. En varios pasajes de la velada se evidenció una profunda emoción ante el constante ida y vuelta con sus fanáticos, a quienes agradeció por regalarle "una noche muy especial". Abel se mostró suelto y seguro en el escenario, improvisando algunos simpáticos pasos de baile y denotando una frescura, una espontaneidad y una simpleza que, a esta altura, ya son toda una "marca de fábrica", la misma que destilan sus historias de amores encontrados y perdidos, alegrías y tristezas y reflexiones personales.
"Este es un tema que provocó el primer pogo en mis recitales", anunció cerca del final para luego descargar una furiosa versión de "El alcatraz" en la que sus músicos dejaron ver su lado más rockero y visceral con todo el estadio de pie y "agitando" como si se tratara de una auténtica ceremonia metalera.
Claro que los hits no se hicieron desear: "Aquí te espero", "Sin principio ni final", la contagiosa "Motivos", "Aventura", "Juntos" y la siempre exquisita "La llave" asomaron como los instantes más vibrantes de una noche plena de festejo y emociones en la que Abel Pintos volvió a confirmar su gran momento. Más allá de la fama, los premios, las distinciones, las entradas agotadas, las generosas cifras de venta de sus discos y el reconocimiento general, aún conserva la humildad de sus inicios y los pies bien firmes sobre la tierra. Y eso también es ser exitoso.