Todo lo que se verá en 1997. Osvaldo Dragún, ante el desafío de la nueva temporada en el Cervantes
El destacado dramaturgo, hoy responsable del Cervantes, habló de la temporada 1997 y de su condición de atípico funcionario.
Antes de aceptar la oferta de hacerse cargo de la dirección del Teatro Nacional Cervantes, Osvaldo Dragún estuvo viviendo en Cuba, y luego en México. En ambos países, esta figura mítica del teatro independiente y de la dramaturgia nacional estuvo al frente de la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y el Caribe. "No tenía experiencia en dirigir una escuela. Tenía miedo, pero me fui enganchando mucho y sentí que no podía dejar las cosas a mitad de camino. Y entonces me quedé otro año, y otro y otro. "
-¿Cómo es, hoy, su mirada sobre Cuba?
-Mi mirada va más allá de los avatares, de los problemas políticos o económicos. La amo mucho, siento que tiene magia, que es algo bien distinto de la brujería. Vivía en La Habana, frente al mar. Extraño mucho los atardeceres, los amigos, tomar ron, escuchar música, leíamos el I Ching, me tiraban el tarot y teníamos todo el tiempo del mundo. Un ritmo muy tranquilo.
-La contestación fue personal. La pregunta apuntaba a lo político.
-Sé que tiene muchísimos problemas, pero hay algo que no se le puede negar, y es el ejemplo de dignidad que le da al mundo entero. Si vos agarrás un globo terráqueo y lo hacés girar, ni se la ve a Cuba. Tiene poca gente y es muy chiquita.
-Hablaba de los amigos de allá. ¿Cómo están los amigos de acá, después de siete años de menemismo?
-Esa gente sigue adelante y va a seguir adelante siempre. Tienen muchos problemas, pero, ¿quién no? Además, elegimos un oficio muy complicado, una artesanía espiritual que, en una época de repetición y de imitadores como es ésta, tiene muy mala clientela.
-No es un momento fácil: sabrá que este gobierno quiso aplicar el IVA a las entradas de teatro.
-Pero no se pudo, porque la gente dijo no. Es increíble la cantidad de espacios que se siguen abriendo. No hay espacio más libre que un espacio escénico, por eso la gente sigue estudiando teatro. Reclamar es el primero de los derechos.
-Siendo funcionario, ¿hasta dónde se puede reclamar?
-Yo tengo que cumplir un trabajo, que es el mismo que haría si estuviera en otro lugar: cuando estuve al frente del teatro de la Campana intenté hacer cosas que no son distintas de las que voy a hacer en el Cervantes. ¿En qué me va a cambiar ser funcionario? A mí no me puede cambiar en nada como persona. Si yo sintiera que eso fuera posible, nunca habría aceptado ser funcionario. Lo primero es estar tranquilo conmigo mismo.
-Pero está inserto en una estructura gubernamental y pueden aparecer hechos que lo pongan en conflicto con su tranquilidad. ¿Tiene algún límite para seguir en funciones?
-Ya lo sabré cuando llegue el momento, porque tampoco quiero confundir los límites con el capricho.
-¿Los límites propios o los que le ponga otro funcionario?
-Me refiero a los límites propios y a los que pueda ponerme otro funcionario. No quiero caer en el "ah, no, me dijeron que no a esto, entonces chau". Mejor es pensar que se puede hacer así o asá. Es un desafío conmigo mismo y con este trabajo.
-Usted declaró, repetidamente, que iba a trabajar con sus amigos. ¿A quiénes se refiere?
-A Osvaldo Calatayud, por ejemplo, que es el subdirector. No pensamos igual, discutimos mucho, pero le tengo absoluta confianza. Con él diagramamos la programación, que está abierta a todas las líneas estéticas.
-Sabrá que él tuvo una salida ruidosa de su gestión como director.
-Pero ahora está trabajando conmigo y no va a tener ningún problema. Y hay un equipo administrativo, que va a tener un trabajo muy duro. Tiene que reorganizar la administración del teatro, que ahora tiene autarquía.
Cuestión de pesos
-¿La autarquía ya está en pleno funcionamiento o aún está en tránsito? -Está en funcionamiento por decreto, pero -en lo práctico- empieza a regir plenamente a partir de 1997. En esa fecha voy a saber exactamente cuál será el presupuesto.
-¿Se puede programar sin tener en claro cuánto es el presupuesto?
-Pues sí.
-¿Y si lo que le dan no le alcanza?
-Pues tendrá que alcanzar -Insisto: ¿y si no alcanza?
-Saldré a buscarlo.
-¿A empresas privadas?
-Sí, o movilizando el teatro, alquilando la sala, buscando sponsor, haciendo coproducciones.
-¿Coproducirán espectáculos con elencos del interior o saldrán de gira por el interior con espectáculos del Cervantes?
-Las dos cosas.
-Hace falta mucho dinero para eso. ¿Tiene esperanzas de que le darán lo suficiente?
-No puedo trabajar sobre lo posible, tengo que trabajar sobre lo imposible para que sea posible.
-En términos estrictamente económicos, ¿se pueden manejar las cosas con ese criterio?
-Es la única manera en que siento que se deben manejar. Lo posible es es dar una o dos obras por año...
Lo que se va a ver
"Los siete locos". Temporada: de marzo a junio. Autor: Roberto Arlt. Dirección: Rubens Correa y Javier Margulis.
"Alma en pena". De junio a septiembre. De Eduardo Rovner. Basada en la obra "El alma de un hombre honrado", de Francisco Defilippis Novoa. Dirección: Alejandra Boero.
"Arturo Ui". De septiembre a diciembre. De Bertolt Brecht. Dirección: Inda Ledesma.
Todo el año, a la tarde, el grupo Libertablas ofrecerá espectáculos para estudiantes y girará por escuelas.
Sala Orestes Caviglia
En cada uno de los períodos habrá dos espectáculos, en distintos horarios. Marzo-junio: "Lorenzaccio", de Alfred de Musset. Dirección: Roberto Castro. "El botánico", de Elio Galipoli. Dirección: Roberto Villanueva.
Junio-septiembre: puesta desarrollada y concebida por los directores Helena Tritek y Paco Giménez. El segundo espectáculo de este ciclo es una puesta por confirmar.
Septiembre-diciembre: "Tennessy", de Jorge Leyes. Dirección: Daniel Marcove. Además, un proyecto a cargo de Daniel Veronese.
A partir de julio y hasta fin de año se irán estrenando espectáculos producidos por los talleres que coordinará Cristina Moreira, una maestra de clown que formó a toda una generación de actores en los años ochenta. También coordinará un taller Mónica Viñao.
Otras actividades
Las visitas guiadas serán coordinadas por Ana María Bovo, bajo el título de "Hoy es puro cuento", y tendrán una forma eminentemente narrativa. Se desarrollará un concurso de obras nacionales, en organización conjunta con Argentores, Fundación Somigliana, teatro del Pueblo, Dirección Nacional de Acción Cultural, Teatro y Artes Visuales y Secretaría de Cultura de la Nación. El premio incluye la edición de las obras premiadas.
Los nuevos alquimistas
"Estamos en la primera línea de las investigaciones -afirma sin dudarlo el licenciado Enrique Pasqualini, del Departamento de Combustibles Nucleares de la CNEA-. Ya patentamos, aquí y en los Estados Unidos, un procedimiento para encapsular uranio radiactivo." Se refiere a los primeros frutos del trabajo de su grupo en el área de los fullerenos, esas extrañas estructuras del mundo atómico que, desde su descubrimiento en 1985, vienen fascinando a los especialistas en astrofísica, geología, química estructural, bioquímica, bioingeniería, polímeros y ciencia de los materiales.
"Es el tema del momento -agrega-, las apuestas son millonarias y hay una fiebre de publicaciones científicas que produjo más de tres mil papers en los últimos tres años." Cuando en 1985 Richard Smalley descubrió por qué y cómo, agregando pequeñas cantidades de átomos de carbón, se crean moléculas diferentes a todas las que existían hasta ese momento en la naturaleza, íntimamente debe de haber empezado a saborear los laureles del Nobel. Es que, a partir de los fullerenos -así se conocen las nuevas moléculas, cuyos átomos se disponen sobre una superficie esférica como si estuvieran ubicados en los ángulos de los retazos de una pelota de fútbol ideal- comenzó a escribirse un nuevo capítulo de la química orgánica.
Maravilla liliputiense
Los logros del equipo argentino son notables, especialmente si se tiene en cuenta que el de los fullerenos es un descubrimiento reciente, al menos en términos científicos: fueron descubiertos en 1984 por un equipo de la empresa Exxon; en 1985 se propuso una explicación teórica para su estructura, y sólo en 1990 se consiguió fabricarlos en cantidades macroscópicas que permitieron comenzar a medir sus propiedades. Hace algo más de tres años, después de tomar contacto con Manuel Núñez Regueiro, otro argentino que trabajaba en el tema, Pasqualini decidió ingresar en esta carrera desde su puesto en el Departamento de Combustibles Nucleares de la CNEA. Después de que, en otro alarde de la fantástica alquimia que son capaces de realizar los físicos atómicos, fue posible introducir adentro de una de estas estructuras un átomo individual de otra sustancia, su trabajo se centró en la posibilidad de utilizar los fullerenos como cápsulas químicas para aislar uranio.
"Estos encapsulados, que son varios fullerenos, unos dentro de otros -dice Pasqualini- podrían usarse para tratar residuos, como una barrera química de protección adicional a las habituales, porque no permite que se involucre químicamente con el medio ambiente y evita que el uranio se disuelva en ácidos muy fuertes." En estado sólido, estas moléculas, que tienen el aspecto de un polvo como el hollín, despertaron las fantasías de los investigadores. "Es infinita la cantidad de productos que se puede formar -afirma Pasqualini- combinándolos con otros productos o entre sí, formando incluso polímeros y con propiedades particulares cada uno". Fue así como se desencadenó la fabricación de productos derivados, y comenzaron a descubrirse distintas características: que algunos eran superconductores y otros eran fullerenos alargados o nanotubos. El descubrimiento de estos últimos generó proyectos para estudiar su uso como conductores eléctricos o como switches, según dejen pasar la corriente o no, y para fabricar dispositivos electrónicos a escala atómica y diseñar displays planos de televisión.
En el cuerpo humano
Los especialistas de la CNEA quieren ver cómo se comportan estos encapsulados en el cuerpo humano, para tratar enfermedades por medio de radiación selectiva. "Hay que tener en cuenta que -por sus dimensiones diminutas- los fullerenos bien podrían alojarse en un tejido e irradiarlo localmente, célula por célula." Las perspectivas son alentadoras, a pesar de que las investigaciones en la CNEA se llevan a cabo esforzadamente y con presupuestos magros, casi inexistentes. Sobre los encapsulados de uranio, ilustra Pasqualini, "podemos decir que estamos muy adelantados, somos los que tenemos mejores resultados".
lanacionar