Palabras
Nuestra mente tendría que estar al servicio de la búsqueda de felicidad y bienestar, y, sin e mbargo, en la mayoría de los casos no es así. Nos enredamos en elucubraciones que no nos llevan a ninguna parte. Tomamos los detalles como grandes temas a resolver y transformamos las pequeñas cosas en temas importantes.
Pasamos los días amargándonos por situaciones que poco tiempo después ni siquiera recordaremos, y, al no formar parte de lo verdaderamente importante, quedan en el terreno olvidado de lo cotidiano.
No entran en ninguna otra evaluación. No las pensamos más allá del momento, no las tomamos en cuenta a la hora de hacer un análisis o al considerar lo trascendente de nuestra vida. Sin embargo, las situaciones a las que no les damos importancia ¡forman la mayor parte del tiempo que transcurrimos en la vida!
Cada mañana, al despertar, cuando decimos buen día , cada desayuno, cada cena, cada día de trabajo o estudio no quedarán en ninguna parte, son hechos individuales y cotidianos.
No se diferencia mucho el martes de la semana pasada del de hace quince días, y quizá tampoco cambie mucho el martes de la próxima semana. Son momentos que se viven y se consumen al instante. Se viven y se olvidan a los pocos días y sólo quedará en nosotros una vaga sensación de placer o displacer, sin poder referirla a ningún hecho en particular.
Si lo que hoy nos está sucediendo no entra dentro de lo importante, no lo tomemos en cuenta, dejémoslo pasar, olvidémoslo, no lo lamentaremos, ni siquiera lo recordaremos en el futuro.
Tratemos de no perder la perspectiva. Si lo logramos, extenderemos nuestro horizonte más allá de lo cotidiano y, así, al liberarnos de las conflictivas de cada día, nos quedará tiempo para ocuparnos de lo que realmente tiene trascendencia para nosotros.
Celia Antonini es psicóloga especializada en depresión. Es muy consultado su sitio www.respuestaaladepresion.com . Aquí, un fragmento de su libro Qué hay en su cabeza, vivimos como pensamos.
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