Infantil. Para completar imaginando
Dale! / Libro y dirección: Javier Zain / Elenco: Silvina Sznajder, Javier Zain / Composición musical: Esteban Rozenszain, Javier Zain / Producción musical: Esteban Rozenszain / Luces: Javier Zain / Asistentes de dirección: Rosina Calabria, Micaela Basadoni / Vestuario: Florencia Valcarcel / Puesta coreográfica: Javier Zain / Vacaciones de invierno: de miércoles a domingo, a las 17:30 / Sala: Teatro El Piccolino, Fitz Roy 2056 / Nuestra opinión: muy buena.
La nueva obra de Javier Zain tiene como título una interjección: Dale! una palabra que, sin duda alguna, interpela a alguien a hacer alguna cosa. Y está muy bien puesto el título porque desde el principio al fin, toda la propuesta será una invitación en múltiples sentidos.
En el centro del escenario hay una especie de caja. Pero no hay mucho tiempo para mirarla: Roberto y Violeta entrarán para captar toda la atención, con un vestuario que no parece responder a ninguna lógica específica. A medida que se desplacen producirán música.
Los objetos se presentan como parciales, reconocibles por alguno de sus rasgos, en general, el contorno: el marco de un cuadro, el perímetro de un libro, el esqueleto de una sombrilla. Del mismo modo, surgen los movimientos y los gestos, a medio completar. Es un concepto profundamente lúdico de la puesta; como en los juegos, nada funciona si algo no queda a cargo de los que juegan. En ese lugar se ubican los espectadores, que terminan de armar la secuencia. El juego sólo se completa en este vínculo.
Por otra parte, Dale! es un espectáculo que se articula en la transformación constante. Todo lo que aparece se modifica, todo apela a la instancia del cambio: las ideas, el humor lingüístico y gestual, las palabras, los pequeños relatos. Mutaciones múltiples e imprevisibles que tienen a los objetos como colaboradores centrales para ampliar o reducir los espacios. Las variaciones de la "caja" que mencionábamos al principio son claves para entender cómo se juega.
Pero además surgen cuestiones profundamente poéticas: ¿cómo saber cuando un cuadro está listo? ¿cómo darse cuenta si le falta un trazo o un color? Detrás de estas preguntas se encierra un respeto muy grande por el pequeño destinatario, al que lejos de proponerle un espacio unívoco y cerrado con directivas precisas, se le abre el mundo a la imaginación.
Los espectadores interpelados son los más pequeños, con un tiempo de atención para las pequeñas secuencias de una duración recortada, cuyo hilo conductor son los dos personajes que atraviesan los distintos juegos.
Con canciones elaboradas en términos musicales (no apelan al ritmo pegadizo y fácil), con letras que cantan y cuentan, Javier Zain y Silvina Sznajder, entre el teatro, la música y el clown, proponen un bello espectáculo, poético, divertido, abierto y cálido, para invitar a los más chicos a vivir jugando. ¿Dale que sí?
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