Paul McCartney: el único en el Único
El beatle repaso su historia y emocionó a 55 mil personas en un show soberbio de casi tres horas
En casi tres horas de show Paul McCartney no sólo es capaz de pasearnos por un cúmulo de emociones sino también de condensar su historia que es la historia misma de los 55 mil que estamos dentro del estadio y los millones que hoy no están aquí. En una sola noche, en un mismo show, toca, nos toca, nos canta, nos roba sonrisas, lágrimas, gritos… en una sola noche hace la canción más vieja y la más nueva. Casi 60 años compactados en este 17 de mayo histórico.
Ni toda la información que circula en Internet ni las experiencias compartidas en redes sociales por los que ya vieron el show en Córdoba o en otras latitudes puede contarnos la película. Ni mínimamente darnos una pista de lo que sentiremos ni bien Sir Paul sale a escena. Porque las canciones son como los ríos, distintas cada vez que las escuchamos. Y distintas cada vez que las sentimos.
´"A Hard Day´s Night" indica que el show ha comenzado. Ese hombre que soñamos está frente a nosotros. La versión pequeña, en escena; y maximizada, en las pantallas de leds laterales. Desde el vamos los Beatles, marcando el tiempo y el compás y el clima: la celebración de todas las músicas de Paul, de una historia que se sigue escribiendo y reescribiendo y que en esta noche fría de martes tiene el calor de un público entregado a su merced.
El tour se llama One on One. Uno a uno, tal como se le dice en la jerga periodística a las entrevistas individuales, cara a cara con el entrevistado. Y esa fantasía que nos ofrece se vuelve realidad. Todos estamos conectados con el hombre de 73 años que hoy es padre, abuelo, hermano. Estamos mano a mano con un beatle, un amigo, un familiar. Al fin de cuentas muchos llevamos una vida teniéndolo en casa, viviendo con él.
En una lista de temas donde más de la mitad son canciones de los Beatles –y varias de ellas que los Fab Four nunca tocaron en vivo- no faltan temas de las diversas etapas solistas de McCartney, desde Wings hasta la actualidad. Ahí está la segunda de la lista, "Save Us", extraída del reciente New para dejarnos un dato que con el correr de los temas mostrará su cara más asombrosa. En una misma noche Macca nos regala "In Spite of all the Danger", de The Quarrymen ("la primera canción que grabamos con los Beatles", nos dirá un poco en español y otro poco en inglés, modalidad que empleó durante toda la noche para dirigirse al público) y la fresquísima "FourFiveSeconds" que registró con Rihanna y Kanye West, Es decir, un viaje de casi 60 años emprendido en una sola noche.
Con "Can’t By Me Love" el publico termina de soltarse, de convencerse de que Sir Paul está ahí y no es un holograma. Dos canciones de Wings, "Letting Go" y ese himno que es "Let Me Roll it" son separadas por la ochentosa "Temporary Secretary". Del bajo al piano y de allí a la guitarra acústica, el hombre de Liverpool (pero hincha del Everton, el otro equipo de fútbol de la ciudad) elige los instrumentos de acuerdo con los climas que quiere construir. Y cuando toma la guitarra acústica por primera vez es tanto para bajar decibeles como para abrir corazones. Llega "My Valentine" con dedicatoria: a su esposa Nancy; luego "Nineteen Hundred and Eighty-Five" y finalmente "Here, There and Everywhere", una canción beatle de hace exactamente medio siglo. Pertenece a Revolver, su disco de 1966 y cincuenta años después nos pertenece a nosotros. El señor canoso que llora no sabe que a pocos metros hay una chica recién salida de la adolescencia que también está desprendiendo lágrimas.
Linda también tiene su tema ("Maybe I’m Amazed") y los Beatles (más el tema de The Quarrymen) una seguidilla letal, que comienza con "We Can Work It Out", sigue con la ya mencionada "In Spite…" y descarga con precisión quirúrgica "You Won’t See Me", "Love Me Do" (todos cantan, pero tooodos cantan), "And I Love Her" y "Blackbird". Par esta última la porción de escenario que el beatle pisa se eleva, lo lleva a varios metros del suelo. Y desde allí emprende enseguida un nuevo homenaje, para su amigo John: "Here Today", canción que incluyó en Tug of War (1982).
Apartada de la lista "The Long and Winding Road", canción beatle que tocó en su anterior visita -en River seis años atrás, ese sentimiento lo ocupó la estremecedora "The Fool on the Hill". Otra vez las lágrimas y las sonrisas en una sucesión cinematográfica que nos tiene a todos como extras o, mejor dicho, como actores de reparto.
También es un entretenedor McCartney. Tras el homenaje que faltaba, el inevitable a George Harrison con una versión que empieza él solo en ukelele y que termina con la banda en pleno, vendrá "Ob-La-Di Ob-La-Da". Para que cantemos todos como si estuviéramos en un cumpleaños, en un karaoke o donde querramos estar. Al fin de cuentas el show es una fiesta, así lo presentó McCartney en un comienzo y así se nos revelo de principio a fin.
También hay espacio para una sorpresa y otro clásico que, en este caso, no figuraba de antemano en la lista de canciones. La sorpresa se llama Leila, una pequeña fan que sube con su madre al escenario, pide un bajo y toca con Paul "Get Back", ese clásico que faltaba.
De las rockeras "Band on the Run" y "Back in the U.S.S.R." a las emotivas "Let it Be", "Hey Jude" y, ya en los bises, la imbatible "Yesterday". Festejamos su próximo cumpleaños a cuentas con "Birthday", coreamos "Carry That Weight" y nos negamos a despedirnos a pesar de que el tema final lo dice todo, "The End". El regreso a casa es inevitable y la sensación bastante opuesta a la del viaje de ida. La misma autopista que fue testigo de nuestros nervios y nuestra ansiedad ahora nos observa relajados, por demás sonrientes y con el pecho inflado. Sabemos que estuvimos en el lugar que teníamos que estar. Mañana lo contaremos, lo esparciremos por ahí, pero no estaremos ni cerca de transmitir eso que un beatle produjo en nosotros.