Paul McCartney se volvió sinfónico
La Nación habló con el ex beatle, en Londres, antes del debut de su ambiciosa obra "Standing Stone"
LONDRES, 14.- Dicen que en varios conciertos de Franz Liszt las mujeres se desvanecían al ver al apuesto compositor húngaro instalarse frente al piano. Cuesta creer, sin embargo, que la prensa haya asediado al hombre que desarrolló el concepto de poema sinfónico con la misma dosis de fanatismo que expresó hoy ante otro artista en similar camino, Paul (sir Paul, para los súbditos de Su Majestad) McCartney.
La Nación fue el único medio argentino que logró acceder a la conferencia de prensa realizada horas antes del debut del poema sinfónico "Standing Stone" . También fue uno de los pocos que logró sobrevivir sin magullones a la estampida de colegas que, tras atender media hora de preguntas y respuestas sin moverse de sus sillas, saltó sobre la figura del cincuentón de camisa blanca y jeans azules que los había convocado.
Fotos, cassettes, CD y hasta un larga duración de los años 60 surgieron de pronto de bolsos y camperas para ser enarbolados con la esperanza de recibir un autógrafo. Si la atmósfera tradicional del auditorio del Royal Albert Hall había engañado a alguno, entonces la identidad del entrevistado quedó a las claras. No se trataba de un nuevo Strauss o un de Ginastera: era un ex beatle.
Su tercera composición clásica tras el " Liverpool Oratorio" que dio a conocer en 1991 y "A Leaf" ("Una hoja"), presentada en el palacio de St. James, en 1995, es la respuesta a un encargo del presidente de EMI Classics, Richard Lyttelton, con vistas a celebrar el centenario de la prestigiosa empresa discográfica. El debut, esta noche en manos de la London Symphony Orchestra, tras cuatro años de trabajo, no sólo cumplió con ese requerimiento: también marcó el 40º aniversario de la primera vez que Paul se trepó a un escenario para tocar rock and roll.
En esas cuatro décadas, McCartney contribuyó a cambiar de manera revolucionaria la música popular. En el terreno clásico las cosas tampoco parecen irle mal. Desde su aparición en las disquerías, el último 29 de septiembre, "Standing Stone", grabado en los legendarios Abbey Road Studios, reina primero en el ranking clásico de los Estados Unidos y segundo en el Reino Unido.
"Es realmente excitante trabajar en un campo diferente, por más que yo no veo realmente barreras entre un tipo y otro de música -advirtió el autor de "Yesterday-. Para mí sólo hay buena y mala música. Desde hacía tiempo yo quería hablar del origen y del significado de la vida y me pareció que esto pedía el uso de una gran orquesta y también de un coro".
"Que quede en claro que esto no significa que voy a abandonar el rock and roll. Todo lo contrario -subrayó-. Es por eso que lanzamos a principios de año Flaming Pie, mi último disco de música pop. Pero insisto con que no existen barreras. Cuando con los Beatles agregamos un solo de corneta en For No Oneo, un piccolo de trompeta en Penny Lane o violines en Eleonor Rigby, jamás dijimos que eso era música clásica. No sólo porque no lo era -indicó-, sino porque no nos parecía necesario trazar diferencias".
En busca de trascendencia
"Standing Stone", de 75 minutos, consiste en cuatro movimientos que acompañan musicalmente a una leyenda celta escrita por McCartney en forma de poema.
La idea surgió durante una de sus sesiones de jogging matinal en el bosque que rodea su hogar, en Kent, pero adquirió un "foco personal" tras la muerte, víctima de mal de Parkinson, de Ivan Vaughan, un amigo nacido el mismo día que él (18 de junio de 1942) y responsable de haberle presentado a John Lennon.
"Eramos amigos desde la época de la escuela -comentó-. Su partida me afectó muchísimo, de inmediato sentí que tenía que escribir algo que hablara de lo que todos nos preguntamos. ¿Para qué estamos en este planeta? Fue así como pensé en un poema épico, con mucho de trascendental, como marco de la sinfonía en lugar de usar una vieja leyenda" .
Un solo personaje es mencionado a lo largo del poema, que ronda en torno de la evolución de una imaginaria tribu que pasa de una situación similar al paraíso a la noción de supervivencia. Su nombre es "First Person" ("Primera persona"), una suerte de Adán o de Eva del que no se sabe su sexo.
En el tercer movimiento de la obra, McCartney escogió lo que un crítico dio en llamar "un enérgico tango de sonido extranjero" para indicar el momento en el que un mensajero avisa a First Person de la llegada de invasores, algo que causa pánico en la población.
Un tango extranjero
"¿Por qué escogí un tango? La verdad es que no sé si a esa parte yo la llamaría tango, por más que reconozco que el ritmo se le parece un poco -señaló McCartney a La Nacion- . Lo que sí sé es que me pareció lo suficientemente dramático como para ilustrar bien la situación. No estuve escuchando tangos ni compositores argentinos en particular para hacer esta obra, aunque admito que puede que haya absorbido algo en algún lado".
"La verdad es que yo soy un agujero negro. Nunca me puse a escuchar a otros compositores ni leí ni escribí música. Cuando era chico y pasaban algo clásico por la radio, mi viejo gritaba ¡apaguen eso! Así que la vena clásica tampoco me viene de familia.
"En los últimos años escuché algo de Monteverdi que, me parece, tiene puntos en común con los Beatles, y descubrí hace poco los Nocturnos de Chopin, por más que se hayan compuesto hace más de 100 años. Me preocupó que no dijeran que copiaba a alguien y es por eso que escuché en los últimos meses a Beethoven, pero nada más que para ver que no hacía lo mismo que él .
"Traté tres veces de aprender a escribir música en mi vida: a los 13 años con una profesora que vivía en la misma cuadra que yo en Liverpool, a los 21 estando con los Beatles, y hace poco. Fracasé las tres veces".
"Mientras trabajaba en Standing Stone hubo momentos en los que me sentí intimidado -admitió-. Al principio cometí el error de querer hacer todo yo, en lugar de pedir ayuda, como lo hice con el Liverpool Oratorio, que fue en colaboración con Carl Davis. Pero me di cuenta de que no podía".
Explorar errores
Fue así como terminó por pedir la asistencia del concertista de piano Richard Rodney Bennett, el compositor contemporáneo John Matthews y el saxofonista y arreglador John Harle. "Ya sé que la gente va a decir que ellos hicieron todo -adelantó-. Pero yo estoy contento con el resultado y sé que la obra es mía. Duermo tranquilo."
Paul utilizó un teclado electrónico conectado con una computadora para colocar sus notas en el pentagrama. "Esto suena en teoría fácil, pero no lo es. Las primeras semanas metí muchísimo la pata. Pero en lugar de enojarme decidí explorar esos errores, algo que hacíamos mucho con los Beatles. Por ejemplo, "I feel fine" empieza con un sonido de feedback. La gente suele decir ¡pero qué inteligente! La verdad es que surgió cuando John apoyó sin querer su guitarra acústica sobre el amplificador cuando estaba prendido. Los accidentes son lo más divertido y a veces lo mejor de una obra."
"Una vez quise borrar una nota con el cursor, pero metí otra por encima por error dejándome una especie de racimo de uvas. La melodía que resultó es muy atonal y loca, sin estructura, nada de lo que hubiera escrito a propósito, pero la dejé y hasta la desarrollé para un cuarteto de cuerdas. Para ser leal con todos, la llamé Inebriation, algo que recuerda a la palabra ebriedad."
Esta pieza, que Paul compara con un "cuento", mientras "Standing Stone" es una " novela", formó parte del repertorio de esta noche junto con " A Leaf" y otras dos obras inéditas " Stately Horn" (para corno) y " Spiral" (concebida para piano, más tarde orquestada).
Drogas y alcohol
"No voy a negar que estoy un poco nervioso -confesó acercándose al debut-. Es inevitable que los críticos tengan el lápiz afilado y que muchos snobs se pregunten por qué este rufián que no puede leer ni escribir música entra en sus elegantes teatros. A muchos de ustedes no les va a gustar esto, pero es por eso que nunca leo las críticas. Aun cuando sean buenas, siempre hay una línea que termina perturbándome."
¿Pero es posible que un hombre recientemente condecorado por Isabel II, cuyo hogar natal ha sido declarado monumento histórico, con una fortuna de más de 500 millones de libras (incluida su parte de los 61 millones que los Beatles han ganado en los últimos dos años, por más que no graban desde hace más de un cuarto de siglo) sea tan sensible a los comentarios de la prensa? "Desgraciadamente, sí. Siempre estoy tratando de complacer. Soy un artista y no puedo parar de cortejar la atención del público -señaló con aire de resignación-. Lo que es cierto es que ahora lo hago bajo mis propios términos. No necesito ser la moda del momento o salir a competir con grupos como Oasis" .
Paul marcó distancia de este grupo que se reconoce como su discípulo. "Son muy derivativos, pero cantan okey y ellos mismos creen que son maravillos. Les deseo suerte, porque no es fácil. Hice una sesión con uno de ellos para una función de caridad y me hizo acordar un poco a las grabaciones de los Beatles, aunque con más drogas y alcohol -puntualizó-. Nosotros preferíamos trabajar sobrios y hacer la fiesta después. Ellos parecen operar al revés."
"Introduje a Jagger en la droga"
LONDRES (De nuestra corresponsal).- La figura del ex beatle motiva comentarios socarrones en la prensa británica, no por su obra musical, sino a partir de la publicación, hace un mes, de una biografía autorizada que les parece a muchos un ejercicio de egocentrismo.
Su título es "Paul McCartney: Many Years from Now", lo que significa "Muchos años de aquí en el futuro", pero que es, ante todo, una de las frases clave de la canción " When I m sixty four" ("Cuando tenga 64 años") del álbum "Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band".
Pero por su tono sumamente elogioso a la genialidad del artista y el ensombrecimiento de la figura de quien fue durante más de una década su "socio de fórmula", John Lennon, pero que en su boca parece haber sido simplemente un pasivo asistente, la prensa ha comenzado a llamarlo " El gospel según sir Pablo".
Por más que el autor es Barry Miles, un periodista amigo desde hace más de treinta años, Paul reconoce que tiene mucho de autobiografía. "Es cierto que colaboré con este libro y lo hice porque quería poner mi lado de la historia -reconoció en un artículo en la revista New Statesman-. Mucho antes de que John conociera a Yoko y que se envolviera con la avant-garde yo andaba con gente como Allen Ginsberg y Bertrand Russell, que vivía cerca de mi casa en Chelsea" .
"Estoy un poco cansado de que me consideren la cara bonita de los Beatles. Mientras John jugaba al golf en Weybridge, yo y la que era entonces mi novia, Jane Asher, ibamos al teatro, recorríamos discotecas, estábamos en el centro de lo que ocurría en el Londres de los años sesenta. Sé que no es un gran logro, pero por más que sorprenda a muchos es hora de que se sepa que fui yo quien introdujo a Jagger (de los Rolling Stones) en las drogas. Y no al revés."
"John jamás hubiera realizado la más innovativa de sus canciones, "Revolution Nº 9", de no haber sido por mí -sostuvo-. Fui yo quien puso un par de grabadores juntos y quien le mostró cómo funcionaban. Es así también como llegó a hacer "Two Virgins" . John nunca hubiera podido manejar eso sin mi ayuda. Era terriblemente no-técnico. Aun así, yo sigo teniendo reputación de compositor de baladas. El que siempre cae enamorado, el que es medio pavote. Pero se terminó. Si alguien quiere hacer un estudio de la época, espero que apelen a este libro para saber realmente que yo no me chupaba el dedo y que no era John el que me venía a contar qué pasaba en el mundo.
"Con esto no quiero denigrar la memoria de John, que era un tipo fantástico -aseguró-. Simplemente quiero hacer que la verdad se sepa".
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