María Gimena de los Milagros Accardi . 33 años. Pareja del actor Nicolás Vázquez. Desde 2016, casada por civil y a través de la bendición de un amigo en una fiesta en la playa marplatense. Actriz exitosa en televisión con numerosas tiras en su haber. En teatro fue protagonista del suceso El otro lado de la cama, durante tres años en cartel a sala llena. Vive con su marido en un barrio cerrado de Benavídez en permanente contacto con la naturaleza. Disfruta de su vida fuera de los códigos del star system porque no la identifican. Así es esta mujer que no se deja llevar por mandatos ni imposiciones, según aclara una y otra vez.
A cara lavada, está sentada en el bar de una librería boutique de Palermo en medio de una ola de calor por demás agobiante. La temperatura roza los 40 grados. Eligió un rincón alejado de miradas. Coherencia con la fobia a estar en los ojos del otro. Degusta una ensalada mientras se dispone a responder. Se la nota feliz. Este martes fue la avant premiere de Anoche, film dirigido por Nicanor Loreti y Paula Manzone, que la cuenta como una de sus protagonistas junto a Benajmín Rojas, Valeria Lois y Diego Velázquez. La película, basada en la obra teatral que la directora escribió en un taller dictado por Javier Daulte, la corre de un espacio conocido. Como actriz, Pilar, su personaje, la obliga a un tránsito distinto. A escarbar en otros dobleces. Ella lo agradece. "Mi zona de confort es la verborragia, la comedia, las caras. Acá hice otro laburo, casi sin gestos. Los directores, que tienen una amplitud de cabeza increíble, me corregían hasta el movimiento de una ceja. Se buscó que todo sea sumamente minucioso. Fue algo nuevo para mí, interesante. No me reconozco", confiesa la actriz que de niña recorría la casa de sus vecinos para acercarles pequeñas escenas teatrales a modo de arte delivery.
A diferencia de lo decidida que se la percibe a la actriz, su criatura de ficción desanda otros caminos más herméticos. Laberintos algo insondables, casi borgeanos. Pilar es una chica que esconde. "No se sabe bien qué le pasa, para dónde va a ir". Anoche conserva mucho de la teatralidad original. El film transcurre, prácticamente, en una sola locación, sin que ello signifique una asfixia para el espectador. Al contrario. Se trata de sumergirse en ese universo donde Pilar calla, oculta y se somete. Ese espacio que será anfitrión de un encuentro con su novio, su hermana y su ex cuñado y que puede convertirse en la epifanía del cambio. Del hacerse de nuevos pliegues. "Ni todos somos tan buenos ni tan malos. Tenemos grises, recovecos. Acá salen a la luz los secretos de los cuatro personajes y ellos tienen que ver qué hacen con eso: si se acepta lo que surge o si se sigue como si nada, con hipocresía, tapando y mintiendo".
Anoche es un material de vínculos. Una historia donde aparece la voz en off, interpretada por Mirta Busnelli, de una madre omnipresente que fagocita. Un relato de los lazos que se tejen amparados en lo que no se puede decir o no se quiere contar: "Es interesante hablar de los escondites que tiene el ser humano y qué sucede cuando se descubren. La película es simple y profunda al mismo tiempo. Y hasta se permite bucear en el humor". El personaje interpretado por Accardi se balancea entre seguir con esa vida de sumisión, bullying y patologías varias; o enfrentarse a sí misma con la valentía de cambiar. Lo que puede sonar a drama está contado en tono de comedia. En un tono contenido donde la mueca cómica se enlaza con la tensión.
En la vida como en el cine
–Así como a Pilar le cuesta encontrarse, ¿a vos cómo te fue?
–Cuando haces terapia descubrís que uno es un poco todo eso que mamamos. Ahí aparece la disyuntiva sobre qué hacemos con eso: ¿revertimos o copiamos historias? Y también entra en juego el aceptar. En cada familia pasa de todo.
–Por casa, ¿cómo andamos?
–Tengo tres hermanas de distintas madres. Con la más grande casi no tengo vínculo porque mi papá casi no tiene relación con ella. La más chica es más cercana. Me tomó años de terapia organizar estos temas.
–Tampoco el modelo de familia tradicional garantiza nada.
–Uno hace lo que puede sin lastimar al otro.
–En ese hacer lo que se puede, ¿cómo se inclina la balanza?
–Me han educado para ser feliz, sin faltar el respeto a nadie, sin pisar cabezas, sin lastimar. Me apoyaron en mis deseos.
Cuenta la leyenda que la pequeña Magi (reduccionismo de María Gimena de los Milagros) estaba viendo un espectáculo de danza que emitía el canal Films & Arts y esbozó rápidamente que quería estar allí dentro. Ley de la atracción mediante, la pequeña se dio el gusto de triunfar en el mundo del espectáculo. "Estudié danza clásica de chiquita, pero me fui porque la maestra era muy exigente y no me llevo bien con las exigencias. Pero sabía que el destino iba a ser el arte. Raro, porque mi madre era psicóloga y mi padre, abogado. No sé de dónde salió esa vocación".
–Fue una ventaja contar con el apoyo de tus padres.
–Sí, es invalorable. Me dejaron ser. Mis padres estuvieron juntos 25 años hasta que mi mamá murió.
–Falleció muy joven.
–Mamá tenía 46. Y yo, apenas 18 años. Tuvo un cáncer fulminante de pulmón con metástasis. Fue muy difícil. Un shock. Estuvo enferma cinco meses, con un proceso muy agonizante. Era tal el sufrimiento que uno pedía que descanse. Ya no era la misma persona, ni era vida la que llevaba. Eso fue lo más duro.
Silvia, su madre, le dejó la gran enseñanza de la libertad. Apuntes que aún hoy la guían: "Cómo acompañar ese proceso desde mis 18 años fue toda una experiencia. No comprendés qué sucede en esa cabeza llena de morfina. Fue mi primer impacto con la muerte. Era la mamá ideal. Psicóloga y con la mente muy abierta. Amiga mía y de mis amigas. Fue duro, pero lo llevé bien. Pude canalizarlo, entenderlo, aceptarlo. Todo eso gracias a la terapia".
Aquel primer gran dolor se replicó en una tragedia más reciente que la azotó más plantada y madura. El 16 de diciembre de 2016 falleció Santiago Vázquez, su cuñado, como consecuencia de una miocardiopatía hipertrófica. Sucedió pocos días después de la boda de Gimena y Nicolás. Como es lógico, la tragedia truncó el buen estadío familiar. "En ese momento hice lo que había que hacer: acompañar y contener. No sé si fui un gran puntal: me quedé apoyando. Es un proceso duro y largo".
–Hace poco, Nicolás contó que se angustia ante los mensajes de WhatsApp que le llegan por miedo a recibir una mala noticia. Y que por esa razón, muy poca gente tiene su número. Imagino que los dolores se continúan en traumas muy difíciles de erradicar.
–Eso nos pasa a los dos, porque a ambos nos llegó la noticia por WhatsApp. Cuando llega un mensaje, tiemblo.
La vida cotidiana es lo único que nos conecta con la realidad. No nos gusta estar en titulares ni para bien ni para mal. Así que tratamos de llevar el mayor bajo perfil posible
–¿Sigue siendo hoy la terapia un puntal?
-Hicimos terapia por separado durante ese tiempo. Yo me analizo desde los 16, pero por lapsos cortos. Comienzo y dejo, de acuerdo a lo que necesito.
Tres son multitud
–En un terreno más amable, Nicolás descartó de plano el hoy llamado "poliamor". ¿Compartís esa postura?
–No podríamos pensarnos abiertamente con otro. No estamos preparados mentalmente para esa apertura. Me encanta que haya gente que lo pueda hacer y creo que la sociedad va camino a eso, pero mi generación aún no. Creo que los chicos más chicos tienen las cabezas más preparadas para aceptarlo.
–Trabajaron mucho tiempo juntos sin reparar el uno en el otro. Seis meses compartiendo los sets de Alma Pirata y luego medio año grabando en Casi Ángeles. ¿Cuándo se comienzan a mirar diferente?
–A los seis meses de Casi Ángeles nos miramos por primera vez.
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–¿Te acordás de ese momento?
–Sí, perfectamente.
–¿Cómo fue?
–Estábamos grabando. Fue muy mágico. Pasó Cupido y tiró la flecha. Cuando comencé con Nico yo tenía 22 y el 30. Éramos nenes. A los tres meses nos fuimos a convivir. Nos llevamos muy bien, crecimos juntos.
–Siempre te manifestaste en contra de los mandatos. ¿Por qué se casaron?
–Para festejar el amor con nuestros amigos, en la playa y al atardecer. Y ya habían pasado nueve años de pareja.
Del otro lado de la fama
–A pesar de lo exitoso de tu carrera, mantenés un perfil bajo importante. No compraste el rol estelar que vendés. Con Nicolás sucede algo similar. ¿Por qué?
–Somos muy terrenales los dos. Nuestras familias son así. Nuestros amigos son los del colegio, los de la facultad. Por supuesto, hay amigos del medio, pero jamás nos alejamos de nuestros afectos de toda la vida. Nuestro universo tiene que ver con el almuerzo del domingo en familia, como cualquier hijo de vecino. Vamos a los eventos por obligación, disfrazados de gala, pero ese no es nuestro lugar. Somos muy fóbicos: no somos eventeros, no nos divierte, no nos gusta estar en eso. Nuestro mundo es el asado, sacar los yuyos del jardín, ir de vacaciones a la playa.
–Eligieron un estilo de vida menos contaminado de egos y artificios. ¿Sentís que es más sano?
–La vida cotidiana es lo único que nos conecta con la realidad. No nos gusta estar en titulares ni para bien ni para mal. Así que tratamos de llevar el mayor bajo perfil posible. No buscamos ser noticia. Es complejo porque ahora es todo noticia: muchos portales, muchas redes. Somos muy cuidadosos a la hora de postear, tratamos de hacer el menor ruido posible.
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–Con respecto a las redes, a fin de año subiste una foto sin maquillaje. Y la acompañaste con una leyenda que deseaba un mundo más real. ¿Sentís que ese mensaje es importante y aspiracional para tus jóvenes seguidores?
–Era una manera de mostrar un estado de felicidad, de despeje, para despedir el año. Soy muy cuidadosa con lo que subo porque sé que hay miles de adolescentes leyendo. Y hoy se manejan unos parámetros de belleza que son un espanto. Yo tengo una genética que me permite ser flaca, pero soy así sin cuidarme. Jamás daría un mensaje respecto del cuerpo que se debería tener.
–Con respecto a tu delgadez, también se generó una polémica en las redes.
–No entreno, como de todo. Y eso lo aclaro. No quiero que piensen que el mensaje es: "Hay que ser así para que la sociedad te acepte". ¡Para nada! Si uno quiere ser así, genial. Y si no, también. Si uno se cuida por gusto propio, buenísimo. Pero no me gusta que sea un mandato social, ni un parámetro de belleza ser flaca, rubia y de ojos claros. Todas las mujeres y hombres son bellos, pasa por el adentro y por lo que uno pueda dar a la hora de compartir con otro. No pasa por la belleza física. Realmente lo creo. Nunca me fijo solo en la belleza exterior. Hay que romper con esos parámetros.
–¿Estás más cercana a María Gimena de los Milagros que a la Gimena Accardi de las marquesinas?
–Es que esa soy yo. Aunque debo reconocer que odié toda mi vida ese nombre de telenovela que me pusieron.
–Hablando de mandatos, el de Gimena de los Milagros es bien fuerte.
–Tremendo. Por eso todos me decían Magi. Estoy mucho más cerca de Magi que de Gime Accardi.
Yo
–Tu personaje en Anoche busca empoderarse de su vida. Hoy vivimos un momento donde la mujer transita esa nueva manera de plantarse. ¿Cómo lo vivís? ¿Participás del colectivo Actrices Argentinas?
–No he participado junto al movimiento de actrices porque he ido a las marchas con mi grupo de amigas y no con el colectivo, pero las apoyo totalmente. Tengo muchas amigas ahí adentro y me voy enterando de todo lo que sucede y hacen. No pertenezco al colectivo desde los papeles.
Todo el tiempo necesito romper con los mandatos y paradigmas sociales. No hago nada por obligación
–¿Cómo evaluás este nuevo paradigma social y cultural?
–Me parece que es un cambio bisagra. Estábamos en un extremo horrible. También creo que se está llevando a otro extremo y que con el tiempo se encontrará el equilibrio lógico, como en todo cambio social bisagra mundial. Ahora explotamos, es parte del proceso. Estamos en medio de un cambio radical. Me dan mucho orgullo las nuevas generaciones y que todos respeten la opinión del otro.
–En 2013 atravesaste la triste experiencia de perder un embarazo. Ante eso, ¿qué sucedió con el deseo de la maternidad?
–A pesar de estar a favor de una legalización del aborto, soy pro vida. Me parece maravilloso traer vida al mundo. No soy madre, pero seguramente lo sea. Es un deseo, será a futuro. No nos vuelve locos, ni pensamos en hacerlo ya. No lo tomamos como mandato, ni como obligación social. Será para cuando tengamos ganas y no por obligación. Me molesta cuando me preguntan cuándo voy a ser madre. Lo mismo sucedía con el casamiento. Todo el tiempo necesito romper con los mandatos y paradigmas sociales. No hago nada por obligación.
–¿Cómo transitaste y te recuperaste de aquel episodio de pérdida del embarazo?
–Lo viví mal, como toda persona que lleva un bebé muy deseado. Ya habíamos pasado los tres meses riesgosos, sabíamos hasta el sexo. Estábamos en la zona de tranquilidad. Fue muy duro. Lo atravesamos como cualquier duelo, llorando mucho.
–¿Afectó a la pareja?
–Los duelos te unen más o te desunen. En nuestro caso, nos unió muchísimo.
–Hace poco, ante una consulta en las redes sobre quiénes habían sufrido una situación de acoso o abuso, vos te manifestaste clara y explícitamente, como lo hicieron decenas de actrices. El no callar, ¿tiene status de ayuda a quienes puedan atravesar lo mismo?
–El ciento por ciento de las mujeres vivió una situación incómoda en la calle, en el trabajo, en la facultad o en la familia. Situación incómoda puede ser desde una tocada de culo o una frase inoportuna, hasta episodios más graves. Algunos dicen: "Ahora está de moda, no puede ser que a todas las violaron o las acosaron". Sí, nos sucedió a todas, pero ahora se puede contar.
–En tu experiencia personal, ¿qué te sucedió?¿Por qué levantaste la voz con un "yo" en las redes?
–A los diez años, jugando con mis amiguitas en el patio privado del edificio en el que vivíamos, entró un tipo y nos mostró el pito. Al principio pensamos que era un dedo gordo y nos estaba haciendo un chiste, hasta que se puso a hacer pis y entendimos que era. A los 13, caminaba rumbo a la clase de teatro, un tipo me dijo una guarangada y me acorraló contra una pared. Esto es lo mínimo. Esto les pasó a todas las chicas. Y es muy traumático porque sos muy chica y te marca para siempre. Desde ya, hay situaciones mucho más graves que las que yo atravesé. Y ni hablar de lo que sucede con las situaciones intrafamiliares. Es grave y sucede en todas las clases sociales y en todo el mundo. Hay familias en las que está aceptado que el tío o el abuelo desvirgue a las nenas. Y de eso no se habla. Y son, quizás, las familias que se manifiestan en contra de una iniciativa para legalizar el aborto.
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