Beto César: “Le escribí dos cartas al presidente Alberto Fernández”
“Creo que es más fácil hacer reír ahora pero tenemos mucha competencia con los políticos”, sostiene el humorista Beto César
Sabe que su misión es hacer reír y a eso dedicó su vida. Beto César fue uno de los primeros en volver a subirse a un escenario en la reapertura de los teatros, luego de estar cerrados casi diez meses, por la pandemia de Covid-19. “Creo que es más fácil hacer reír ahora, porque la gente tiene necesidad de pasarla bien, pero tenemos mucha competencia con los políticos”, reflexiona el humorista y suma: “pero no es una sana competencia”.
Beto César se despidió de la comedia Caprichos hace apenas unos días pero volverá en Semana Santa a Carlos Paz y luego hará gira por todo el país, junto a Gonzalo Urtizberea y Paula Volpe. “Es una patriada nuestra, así como lo hicimos en calle Corrientes en enero, cuando recién se reabrían los teatros. Ser pioneros es haber hecho historia y estoy feliz. Ahora vamos a desandar caminos y hacer que abran más teatros”, le confía a LA NACION.
-¿Cómo fue volver a subirse a un escenario después de tantos meses de incertidumbre?
-Trabajamos mucho con la cuarta pared en el teatro y vemos a la gente recién en el final. Lo importante es que la mucha o poca que viene, pierda el miedo porque el teatro es un lugar mucho más seguro que otros. Todos nos cuidamos y nosotros también: cada 15 días nos hacemos el correspondiente PCR. Lo veo como un logro y no como un sacrificio. Fue una emoción terrible volver después de casi un año sin teatro, como la canción “La cigarra”, de María Elena Walsh, que sale bajo la tierra. Siempre tendí a superarme y a acortar tiempos y tener la posibilidad de trabajar. Le escribí dos cartas al presidente Alberto Fernández y, por supuesto, no me contestó. Pero estuve al pie de esta cruzada por volver al teatro. Primero hicimos streaming y cuando debutamos, el 14 de enero, había un aforo del 30%. Ahora es al 50%, así que esperemos que para mayo sea del 75% y hacia fin de año, del 100%.
"Todos estuvimos en casa, privados de nuestra libertad, nadie pidió rescate y nos dimos cuenta que nuestra vida es un papel"
Béto César
-¿Se gana dinero?
-No ganamos ni un peso, y algunos hasta pusimos plata de nuestro bolsillo, pero el asunto es que la rueda vuelva a rodar. Como productor y dueño de teatros, (Carlos) Rotemberg dice que es menos costoso tener un teatro cerrado que abierto, y para los artistas tener abierto un teatro ya es ganancia. Y si no abrían los teatros íbamos a hacer obras en la calle. Además de irme de gira con Caprichos, estoy preparando mi nuevo espectáculo para estrenar en la próxima temporada. Se llama Beto César de papel, emulando a la serie española La casa de papel. Todos estuvimos en casa, privados de nuestra libertad, nadie pidió rescate y nos dimos cuenta que nuestra vida es un papel. Mucha gente que queríamos se ha ido. Nos queda mucho menos de lo que creemos y hay que pasarla bien, divertirse . No hay que perder tiempo en discutir, en enjuiciar.
-Durante la cuarentena estrenó un programa de radio, ¿no?
-Sí. Terminé un 1º de marzo mi temporada en Las Grutas, volví a mi casa y a los pocos días empezó la cuareterna, como yo la llamo. No salí por 90 días y en ese momento era todo muy idílico: qué suerte estar en familia, en casa, todos juntos. Después nos cansamos de acostarnos (ríe). Ya tenía el proyecto de radio así que nos pusimos de acuerdo y salimos al aire. Por otro lado, las noticias eran aterradoras, apocalípticas y traté de hacer un programa de no asustarse, de divertirnos, porque nos olvidamos de reírnos. Hay que desandar el camino, es extraño y maravilloso también porque volver es siempre estupendo. Hay que cuidarse, por supuesto, pero no hay que asustarse; hay que seguir adelante sin bajar la guardia. Sigo en la 990 con Radio Gaga, como el tema de Queen, los sábados y domingos de 13 a 15. Mi trabajo es un entretenimiento y por eso mucha gente no nos toma en serio porque dicen que nos vamos a divertir. Y nosotros vamos a trabajar. Somos como los ginecólogos, que trabajan donde otros se divierten.
-¿Se te dio por cocinar o arreglar la casa, como a muchos?
-Tengo la convicción de que venimos a este mundo con más de un talento que podemos desarrollar o no. Mi segundo talento está relacionado a todo lo que tiene que ver con programas de computación, aplicaciones. La gente de mi edad no entiende nada así que mis amigos me llaman para pedirme ayuda. Yo me denomino un hacker total (ríe) y edito mis audios, hago mis flyers para la radio, las promociones. Soy un muchacho completo en eso, y como tiene que ver con la creatividad, me mantiene vivo. Mi mujer, Alicia, me dice: por qué no te dedicas a eso a ver si ganas plata (ríe). En fin, no la pasamos mal. Mi hija, María, es arquitecta y vive sola pero de vez en cuando viene de visita y se queda unos días.
-¿Es difícil hacer reír en tiempos de pandemia?
-Mi amigo psiquiatra dice que es cuando gana más dinero. Creo que es más fácil hacer reír ahora pero tenemos mucha competencia con los políticos. Y no es una sana competencia. La gente necesita reírse y hay que incentivarlos, cosa que antes no sucedía. Están más propensos a enojarse que a divertirse y entonces hay que llevarlos hacia la risa. Creo que llegan al teatro con caras largas y se van muy contentos. Esa es nuestra misión en este momento porque los artistas somos sanadores. Hay que tener bien el sistema inmunológico y cada vez hacernos menos problemas. Deberíamos hacer como aquel sketch de Videomatch en el que decía: “me tomo una garompa y todo me chupa un huevo”. Vinimos a este mundo para ser felices y la complicamos mucho. La vida es muy corta.
-Fuiste pareja de Carmen Barbieri y muchas veces han trabajado juntos a lo largo de los años, ¿hablaste con ella en estos días, luego de su segunda internación?
-Estamos en contacto siempre porque Carmen es familia. Decían que no podía hablar y es mentira porque tengo dos audios hermosos que me emocionaron porque la escuché bien y tiene la voz perfecta. Le dije que la quería ver y quedamos en juntarnos. Carmen es asmática y se agarraba unas buenas bronquitis de vez en cuando, así que imagino que eso la complicó. No perdió el humor y mechaba con chistes o algo disparatado. Me decía: “vení y comemos algo. Me dan de comer agua Beto, bajé diez kilos”. Siempre tan graciosa. Por suerte ya está bien y voy a ir a visitarla pronto.
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