Por Silvina Ajmat
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En Twitter: @silajmat
Su rostro es tan familiar que uno podría perfectamente olvidar que nunca entabló en su vida una conversación con ella y, aun así, saludarla como si fuera una amiga. Desde que ella tiene uso de razón e incluso años atrás de eso, el país entero la conoce. Es Dalma Nerea Maradona, la primogénita de Diego, el futbolista más famoso de todos los tiempos.
Dalma tiene 24 años, aunque cueste creerlo a los que la vieron crecer a través de los medios de comunicación. Está a punto de concluir su carrera universitaria y ya hace años que trabaja de esa profesión que eligió, dice, a los 8: Licenciada en Arte Dramático.
''A mis papás no les gustaba ni un poco que me dedique a esto'', cuenta con la contundencia de quien confrontó y ganó, aunque sabe que la oposición de Diego y Claudia Villafañe no era infundaba: sabían con qué bueyes tendría que arar su hija. ''Claro que temían que me metiera en lo mismo que mi papá, que me convirtiera en una persona pública y que mi intimidad quedara expuesta, pero siempre lo estuvo. Ya era y soy famosa por ser hija de Diego Maradona. Ahora, sólo me encargo de hacer bien mi trabajo. Todo lo demás viene igual, por mi papá, y eso me tiene sin cuidado. Sólo me ocupo de hacerlo bien. Tengo el foco ahí. Tenés que tener las dos cosas porque una carrera no siempre se hace con un buen laburo. Algunos buscan la fama porque la necesitan, pero a mí ya me vino, así que sólo me queda actuar bien. Eso es lo que trato de hacer''.
''¿Mirando a cámara? No , empezá mirando a cámara y después adonde quieras''. Se pregunta y se contesta a sí misma cuando la cámara se enciende para registrar su entrevista. No enloqueció. Hace gala del típico síntoma que define a los actores entusiasmadísimos con un proyecto: vincular cada situación real con un texto de la obra que están representando. En su caso, aludió a un momento de Qué bueno que estés acá, la obra que la cuenta en su elenco y que sube a escena desde septiembre todos los viernes a las 23 en Código Montesco, una sala alejada de la calle Corrientes pero bien ubicada en el circuito off palermitano.
''Es la historia de dos hermanos que acaban de perder a sus padres en un accidente automovilístico. No sólo habla de la muerte sino del amor y de la amistad entre las personas'', define Ezequiel Tronconi, autor y director de la puesta, que conoció a Dalma hace cuatro años en una producción para el diario LA NACION sobre actores adolescentes de la escena under. Con la supervisión dramatúrgica de Ricardo Monti, comenzó a pergeñar esta historia de a poco. La situó en el Sur, en una cabaña de veraneo llena de recuerdos de otros tiempos felices. La escenografía evoca un paisaje montañoso muy parecido a cualquier paraje patagónico de ensueño. Y ahí coincidirán los personajes que buscan salir adelante unidos por la amistad y el amor mutuo. ''La obra no es un drama, lo que les pasa es dramático pero salen situaciones muy cómicas y esperanzadoras dentro de lo que sucede'', aclara el director.
Antes y después: Dalma y Ezequiel el día que se conocieron, en una producción de fotos para LA NACION. Ahora, inseparables, encaran varios proyectos juntos. Fotos: archivo LA NACION / hola.com.ar
Cuando convocó a Dalma para el personaje de Lila, no sabía en lo que se estaba metiendo. Pronto tuvo que aprender a lidiar con la exposición pública que ya es parte del ADN de la joven actriz. ''Un día llegamos al ensayo y había un montón de fotógrafos, desesperados por sacarle una imagen entrando al teatro'', cuenta como si tratara de un absurdo.
A la hora de definir a su actriz, no escatimará en elogios: ''Tiene una frescura y algo lúdico que cada vez lo saca más afuera y que lo tiene muy adentro y a veces lo reprime. Cuando pone eso que es tan divertido al servicio de la actuación es bárbara. Además es muy dedicada, muy responsable con lo que tiene que hacer, con los ensayos, con la letra...''
, donde compartió el set con Juan Palomino, Raúl Rizzo, Alejandro Fiore, entre otros.
Dalma, ¿qué cosas de vos tiene tu personaje en Qué bueno que estés acá?
Mi personaje es Lila, es una de las mejores amigas de Carola y ex novia de su hermano, es decir, de los chicos que perdieron a sus padres. Viene de un viaje, estudia cine y tiene esa onda. Pienso que Lila no está tan alejada de mí como otros personajes que tuve que hacer. Pero por ahí tiene cada salida que me desconcierta. Porque a veces se la cree, es más lanzada y a Dalma le cuesta pasar por encima de la gente. Pero está bueno que tenga esa veta y es divertido también. Tiene mi edad, es una chica relacionada con el cine, muy amiga de su amiga. Cualquiera se puede identificar. Tiene una relación con su ex novio que es muy divertida, que yo la veo como muy alejada de lo que yo haría y eso es lo que me divierte más.
Siempre contás que cuando eras chica, en el colegio no te conocían la voz porque eras muy tímida. ¿Cómo pasaste de esa timidez extrema a la actriz que sos ahora?
Hay una gran diferencia entre mi trabajo y lo que es mi vida. Aunque ambos están muy expuestos. Soy tímida porque me gustaría que toda mi vida no esté expuesta. Ahora ya me fui para el otro lado. En el trabajo no tengo vergüenza, en la actuación tampoco, salvo en algunos papeles que requieren otra preparación, pero no siento tanta timidez como antes.
¿Qué piensan tus padres de que te dediques a la actuación?
Tengo la suerte de que mi mamá y mi papá me apoyen en todo lo que hago. Creo que a mi mamá le hubiera gustado que sea abogada, psicóloga o algo así, porque como me iba bien en el colegio debe haber esperado que estudie algo así. Pero se dieron cuenta de que me gusta esto y lo aceptan.
¿Te ayudan a decidir qué proyectos tomar y cuáles dejar?
Yo hablo mucho con ellos, pero tengo mi representante y soy yo quien decide qué quiero hacer. Tengo esa libertad de elegir los proyectos que a mí me divierten y me desafían como actriz. Se los cuento, pero yo decido. Mis papás tienen una cabeza tan genial de saber acompañarme sin decirme qué tengo que hacer y qué no. Nunca me pasó que me hayan dicho qué es lo que tengo que hacer y qué es lo prohibido. En ese sentido siempre supe que ellos iban a estar ahí para contenerme si la pifiaba.
Cuando estrenaste Qué bueno que estés acá, Diego acababa de regresar a los Emiratos Arabes. ¿Te afectó que no esté para verte?
Sí, fue una lástima, pero mi papá vio todas las obras que hice. Estoy segura que va a verla en algún momento, porque además pensamos seguir presentándola en gira, y demás. Así que espero que no le falte oportunidad. Mientras tanto, que gente que yo admiro un montón venga a decirme cosas buenas de mi trabajo, está buenísimo.
Sabemos que terminaste de grabar escenas de la serie de televisión El Pacto, ¿qué nos podés adelantar de tu personaje?
Es una amiga íntima de Massera, tengo escenas con él y con Martínez de Hoz. Hago dos personajes, Graciela Olmos, en los 70, y su hija, Gracielita, en la actualidad. Estuvo buenísimo hacerlas a las dos.
¿Cómo te llevaste con la sensualidad que exigía tu personaje y las escenas de sexo?
Las escenas de los 70 eran bastante heavys y yo necesitaba sentir que estaba cómoda, que estaba haciendo las cosas bien. Por suerte fue así. Es un papel increíble para cualquier actriz. Te morís por hacer de una vedette de los 70. Vestirme de vedette, situarme en los 70 y tener escenas con personajes de la historia me súper divierte. Tengo un vestuario hermoso, escotado, pero me encanta.
¿Cómo viviste la renuncia de Mike Amigorena al protagónico de la serie?
No estoy muy interiorizada en lo que pasó. Sé que hubo polémica cuando se fue Mike pero cada uno decide si lo quiere hacer o no. A mí me ofrecieron este personaje y lo acepté y yo decido si estoy de acuerdo con eso o no. Tampoco digo que estoy en este programa para bajar una línea política, para nada. Estamos como actores. Cuando uno está en un proyecto va a hacer su trabajo. Me parece que está bueno que como actores podamos hacerlo sin tener nada que ver con esa historia.