LA NACIÓN compartió una tarde con el querido artista en su histórica residencia de San Isidro; radiografía de un ícono de la música popular que no baja los brazos y tiene mucho para contar
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El chalet de San Isidro es un hervidero de gente. Esposa, nietos, sobrinos. Entran y salen. Se mueven en torno al patriarca de 78 lúcidos años que acaba de concluir una entrevista telefónica con una radio de una provincia norteña y se dispone a charlar con LA NACIÓN en una tarde, en donde el jardín de la casa luce espléndido.
Todos le dicen “Donnie” cariñosamente. Allí está él, listo para realizar las fotos que acompañan esta charla. Descalzo, barba crecida, pelo al viento, una especie de “hippie chic” que, rápidamente, demuestra mucho humor y ganas de contar algunas cosas de esas sobre las que habló poco, como su vínculo con Juan Domingo Perón y una anécdota que podría ser la delicia de historiadores; y un té compartido con Jorge Luis Borges. También habrá un momento para reflexionar sobre el Parkinson que atraviesa desde hace algunos años y que lejos está de diezmarlo o acobardarlo.
Pero, sobre todo, Donald Clifton Mc Cluskey -nacido en un patriótico 9 de Julio a pesar de su nombre foráneo- tiene muchas ganas de contar sobre su presente artístico. Activo e incansable, acaba de lanzar una nueva versión de “Siempre fuimos compañeros”, uno de sus clásicos junto a La Fanfarria del Capitán, la agrupación que conforman su sobrino y su mujer, una especie de fenómeno sonoro en países como Alemania. Además, comenzó la preventa de Donald, un artista sin fecha de vencimiento, su autobiografía escrita junto al periodista Diego Borinsky.
El “compañero” Donald
-¿Cómo nació “Siempre fuimos compañeros”?
-Tiene un origen político, pero no es una canción política, más bien es una canción de estudiantes.
-Aclaremos los tantos.
-Yo había ido a actuar a un club en Rosario, donde estaban convocadas unas seis mil personas. Antes de subirme al escenario, integrantes de la comisión directiva del lugar me dijeron “señor Donald, si la gente le llega a pedir que salude como (Juan Domingo) Perón, usted levante los brazos, sonría y diga ´compañeros´, porque el otro día, estuvo Leonardo Favio y, como no quiso saludar, la gente rompió las sillas y las mesas”. Con ese antecedente, me subí al escenario esperando que me pidieran que saludara, pero nadie me decía nada.
-Entonces.
-Sobre el final, todos comienzan a gritar “que salude como Perón, que salude como Perón”.
-Un tanto insólito el pedido.
-Así fue. Me acerqué al borde del escenario, levanté los brazos y grité “compañeros”. Todo el mundo quedó contentísimo.
-¿Cómo fue que eso disparó la composición de la canción?
-Volvíamos en el auto hacia Buenos Aires comentando y riéndonos de esa circunstancia, pero, además, empezamos a componer la canción. Lo primero que nació fue la onomatopeya “chequendengue chequendengue” y después llegó la letra con ritmo de twist.
-En el auto, ¿se compuso parte de la canción?
-Allí se escribió toda la canción, sin guitarra, tarareándola.
-Pedirle a Leonardo Favio el saludo se justificaba por su adhesión al Justicialismo, pero, resultaba insólito que también se lo pidieran a usted.
-Así fue, el azar del destino.
Corría 1969 y, gracias a ese pedido, nació un hit.
El encuentro con Perón
-¿Conoció a Juan Domingo Perón?
-Sí.
-¿Le contó la circunstancia del nacimiento de “Siempre fuimos compañeros”?
-No, pero me vio cantar sobre un escenario.
-¿Cómo fue?
-El día que él volvió al país, los artistas le organizaron un acto. A mí me llamó Jorge Conti para actuar en el Obelisco. Le expliqué que yo no era del “palo”, que no estaba en la política.
-Sin embargo...
-Conti me dijo “andá, me lo vas a agradecer”. Así que fui y recuerdo que había un montón de niños alrededor del escenario, entonces canté “Pinocho”, una canción de The Mac Ke Mac’s, la banda de mis hermanos. Fue un éxito, todos los pibes se subían al escenario, me rodearon, a tal punto que me tuve que parar en una banqueta, porque no podía tocar la guitarra. Fue tal el loquero que, finalmente, me tuve que ir. Eso lo vio Perón.
-¿Ahí mismo lo saludó?
-No, luego me invitaron a una recepción que se organizó con todos los artistas que habían participado del acto.
Aquel ágape se organizó en la icónica casa de la calle Gaspar Campos, cercana a la Residencia Presidencial de Olivos, donde Juan Domingo Perón se alojó transitoriamente en su llegada al país en 1973. “Fui con Verónica, mi esposa”.
-Entrar a la vivienda de Gaspar Campos hoy se lee como un acontecimiento histórico.
-En un principio no me querían dejar entrar con Verónica, la gente de seguridad decía que solo podían ingresar los artistas, pero nosotros ya estábamos casados y lo primero que me salió decirles fue “si no es con ella, no entro”.
-¿Accedieron?
-Primero me dijeron “el General lo está esperando” y yo les dije “ok, que me espere, pero yo entro con mi mujer o no entro, me quedo en la puerta”. Finalmente, apareció Conti y nos hizo pasar.
-¿Inmediatamente se topó con el entonces expresidente?
-En cuanto entramos, nos ubicamos entre (Alberto) Olmedo y (Jorge) Porcel e, inmediatamente, apareció Perón en la sala. Muy cordial, comenzó a saludar a todos y, cuando llegó a mí, me dijo: “Che, Donald, qué éxito tenés con los pibes”. Me abrazó y me dio un beso. Olmedo y Porcel quedaron impresionadísimos.
Reinventarse
Las vidas de Donald pueden ser varias. A los 50 años, siendo una figura consagrada, un ícono de la cultura popular, se recibió de abogado. “Llegué a ejercer en el área de los derechos de intérprete y de autor”.
-También incursionó en la política como concejal en el partido de San Isidro. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Muy buena.
-No debe ser fácil moverse en las turbulentas y, tantas veces oscuras, aguas de la gestión pública.
-Me presenté a través de la UVM, una agrupación vecinal. Contamos con el apoyo de Acción por la República, que lideraba (Domingo Felipe) Cavallo. Logramos 23700 votos, un montón para San Isidro, al punto tal que le ganamos al peronismo, aunque el primer lugar lo obtuvo (Melchor) Posse, que fue intendente.
-Entonces, la experiencia fue positiva.
-Sí, porque teníamos un vínculo muy directo con los vecinos. Me preocupaba más porque les destapen los desagües o les corten las ramas que por los grandes proyectos.
-En general, el vecino no conoce a los concejales. En su caso, se trataba de una figura muy querida, cercana de antemano.
-Asumí en diciembre de 1999 y, ese verano, no viajé a Punta del Este, quería hacer las cosas bien y no me fui de vacaciones, pero era casi el único que estaba en el Concejo Deliberante.
-Casi todos de vacaciones.
-Por eso, a cada vecino que llegaba a pedir o reclamar algo, me lo derivaban a mí, de ahí surgieron muchos proyectos y ordenanzas.
Enfrentar la adversidad
La casa de San Isidro es un hervidero. Sale un nieto e ingresa una nieta, ambos viven en una dependencia del otro lado del jardín. Verónica, la mujer de toda la vida de Donald -a la que se puede ver en el nuevo video de “Siempre fuimos compañeros”- ofrece más café y no desdibuja jamás la sonrisa de su cara. Los integrantes de La Fanfarria del Capitán escuchan al tío querido con atención y al músico histórico con admiración. Se respira buena vibra, la mejor forma de enfrentar algunos contratiempos. ¿Quién no los tiene?
“Lo más importante es estar acompañado, algo de lo que me he ido dando cuenta últimamente. Está bien, estamos solos, todos estamos solos, pero, en definitiva, estar totalmente solos es muy feo. Poder pedir ayuda si uno la necesita y tenerla, es valioso. En el último tiempo estoy aprendiendo un montón de cosas”, confiesa el artista querido por todos. Aunque alguna vez se ha referido al Parkinson que lo aqueja desde hace algunos años, evita mencionar la dolencia con nombre y apellido. No es necesario. Si su voz está intacta, su lucidez desmiente su edad y sus deseos de seguir trabajando y creando son una realidad tangible.
-¿Cómo se encuentra de salud?
-Peleándola. No retrocede, sigue avanzando; es cuestión de estar atentos, pero también de no darle demasiada bola.
-Seguir el tratamiento, pero no obsesionarse...
-Es que si uno está muy pendiente deja de hacer cosas. Y hacer cosas hace bien porque uno no piensa en la enfermedad sino en todo lo que es vida.
-¿Es creyente?
-Sí, muy creyente. Le hablo, le agradezco mucho a Jesús.
-¿Qué le agradece?
-Le agradezco por mis padres y mis hijos; por Verónica, mi mujer, que me quiere y me cuida; por mi familia, mis amigos; y también por mi carrera y por la Argentina en la que nací.
-Se lo ve muy activo.
-Sí, pero me gustaría estar en mejor condición física para disfrutar de este que es mi mejor momento y no sé si lo puedo disfrutar.
A pesar de todo, se lo percibe exultante. Donald y su mujer se empeñan en recibir a todos los que pueden. Hogar de puertas abiertas, aunque dos de sus hijos (Miguel y Marina) y cuatro nietos viven en Hawái. Pero otros dos hijos (Patrick y Melody) y cinco nietos residen en Buenos Aires. El cantante y su esposa viajan todos los años a visitarlos, pasar en familia largos ratos frente al mar, y admirar a uno de sus nietos que es campeón de surf.
Amores sin ficción
En 1969, Donald Clifton McCluskey fue invitado a pasar un día de sol en la quinta de unos amigos. Al encuentro también fue convidada una jovencita tímida a la que el músico observó acomodada discretamente en un sillón. “En cuanto la vi me dije ´qué linda es, con esta chica me voy a casar´”. Así fue.
Luego de aquella vez, Donald, que había comenzado a actuar en Ritmo y juventud, tomó coraje y le propuso a Verónica compartir una salida. Salieron una noche, pero la cosa, rápidamente, se complicó. “La volví a llamar para organizar otro encuentro. Me atendió Margarita, su hermana, pero de fondo la escucho a Verónica gritar ´decile que no estoy´”.
-Me imagino que insistió.
-No la volví a llamar en nueve años.
-¿Nueve años?
-Sí.
-¿Cómo se reencontró con Verónica?
-La encontré en la playa de Punta del Este.
-En una playa junto al mar...
-Exactamente.
-Esa vez, no lo rebotó.
-No, y a los cinco meses nos casamos.
Donald y el creador de El Aleph
Si su encuentro con Juan Domingo Perón resultó impactante, no menos sorprendente fue su relación con Jorge Luis Borges. “Me llamó Chiche Gelblung, quien entonces era secretario de redacción de la revista Gente, para decirme que Borges quería conocerme para hacerme una pregunta”.
-¿Una pregunta?
-Yo pensaba “¿qué me querrá preguntar Borges a mí?”. Recuerdo que fuimos a verlo al edificio Kavanagh.
-¿Por qué Borges quería comunicarse con usted?
-Llegamos y lo primero que me preguntó fue “¿de qué idioma sacaste la palabra ´sucundum´?”.
-¿Eso le preguntó?
-Eso mismo.
-Debo decirle que todo un país comparte la curiosidad del maestro de El Aleph. ¿Cuál fue su respuesta?
-Cuando compuse “Tiritando” estaba estudiando Derecho Romano para rendir un examen en quinto año del secundario y una frase en latín decía “secundum secundum”.
-Eso demuestra que era muy jovencito cuando la compuso.
-No la compuse.
-¿Cómo qué no?
-La canción pertenece a Nono Pugliese, un publicista argentino.
-Por cierto, muy reconocido en su tiempo. Vamos a desterrar un mito, entonces. ¿“Tiritando” no es de su autoría?
-Yo le escuché cantar la canción a él, le cambié el ritmo y le agregué el “sucundum”, pero la canción no tiene ni letra ni música mía.
-Volvamos a Jorge Luis Borges. ¿Cómo siguió la charla entre ustedes?
-Cuando le conté que la inspiración del “sucundum” venía del latín se mató de risa y me confesó que, para él, más importante que la literatura, era la música, que la música estaba en primer lugar. Además, me reconoció que su autor preferido era James Joyce, el autor de Ulises, porque “escribe musicalmente, es como si estuviera cantando o recitando un poema”. Me compré el libro y lo comencé a leer, pero no me pareció eso que me había dicho Borges hasta que leí una versión en inglés y ahí sí, por sus rimas, entendí que se parece mucho a un poema o una canción. Borges tenía razón.
La nueva versión del “hit peronista”
“Cuando, en 1993, escuché la versión de ´Siga el baile´ que habían hecho Los Auténticos Decadentes con Alberto Castillo, pensé que sería lindo grabar uno de mis temas con una banda de rock”, explica Donald, mientras comparte su merienda con los presentes.
“Siempre tuve ganas de hacer una canción de ´Donnie´, pero no sabía cuál elegir, por dónde arrancar”, confiesa Jerónimo Cassagne, guitarrista de la banda La Fanfarria del Capitán y sobrino de Alex Mc Cluskey, hermano de Donald. De la banda también forma parte su esposa Vicky Cornejo, presente en la charla.
La versión de “Siempre fuimos compañeros” nació cuando Cassagne, en un asado familiar, encontró similitudes entre el tema “Zorba, el griego” con el semitono y la armonía de la canción que popularizó su tío político.
“La versión arranca con la influencia de la música de Europa del Este y luego deviene en algo más rockero con ´Donnie´ cantando”, explica el músico, quien también dirigió el video donde se puede ver una preciosa travesía familiar y un archivo incunable de fotografías históricas que muestran a Donald a lo largo de su fructífera vida personal y artística. “Me gusta el clima familiar del video, donde estamos todos comiendo un asado y se ve que a la gente también le gustó, porque, en su primera semana, tuvo más de cuatrocientas mil visualizaciones, se viralizó, es impresionante”.
La Fanfarria del Capitán no para de rodar por toda Europa y se convirtió en una suerte de banda de culto al participar en la tercera temporada de la producción española La casa de papel. La agrupación de rock-folk latino y balcánico llamó la atención de los realizadores de la serie por su versión de “Bella ciao”, la canción partisana de resistencia antifascista en Italia. Este año, realizaron más de cuarenta conciertos. Melody, una de las hijas de Donald, es la “tour manager” de la banda. Todo queda en familia. “Por ser la hija de quien es, ella se crio en boliches, escenarios y camarines”, explica Vicky Cornejo. “Era un desafío reversionar un clásico argentino y no tirar la pelota afuera, pero ´Donnie´ tiene la voz impecable, por eso pudimos volver a grabar ´Siempre fuimos compañeros´ sin ninguna dificultad”, reconoce el marido de la artista.
Inspiración
-Algunos de sus temas tuvieron una génesis azarosa. ¿Siempre es así o la inspiración lo encuentra trabajando?
-Las canciones aparecen, nunca las estoy buscando. Uno puede buscar una canción y no encontrarlas.
Con todo, The Mac Ke Mac’s ensayaba seis horas por día y Donald se ubicaba debajo del piano a escuchar, una semilla que germinó en una familia de inspiración muy presente. “Mis hermanos me llevaban algo así como diez años, menos Patricia, que era un año menor que yo”, explica el músico. Indudablemente, era el “niño mimado” e influenciado por ese ecosistema de pentagramas. “Ellos ensayaban a la mañana y a la tarde y no dejaban entrar a nadie a la sala, pero, con Patricia, nos metíamos gateando y nos pasábamos horas debajo del piano escuchándolos. Me conocía la voz de los cuatro, podría haberlos reemplazado, pero no se dio. Ellos sabían que estábamos ahí, pero no nos decían nada”.
Además de músico, compositor y cantante, Donald fue actor, protagonista de films como En una playa junto al mar, Siempre fuimos compañeros y Un viaje de locos; pero, indudablemente, fueron sus temas los que lo llevaron a ingresar por la puerta grande en el afecto de todo un país.
Al hit “Siempre fuimos compañeros” también se le sumaron “Tiritando”, “En una playa junto al mar”, “Scaba Badi Bidú” (el primer reggae en español) y “Vamos a la playa”, entre tantos otros. Pensar en su repertorio despierta una sonrisa amorosa. Con justicia, su trayectoria lo llevó a ser declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“No hago a tiempo a leer todos los mensajes que me llegan”, sostiene el artista en torno a las devoluciones que le llegan a sus redes sociales. “Recién ahora soy consciente de todo lo que me quiere la gente”.
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