La historia de Gastón Greco (29) parece de película, pero no lo es. Oriundo del Chaco, hijo de madre osteópata y padre comerciante, se animó a seguir su instinto y logró cumplir el sueño de vivir de eso. Estudió Arquitectura en la UBA y, en paralelo a la carrera, comenzó su vida de emprendedor. Con 5 mil pesos iniciales creó Posco, su marca de zapatos que llegó a los pies del presidente Mauricio Macri y a la Selección Nacional de fútbol para el último Mundial. En su departamento de La Lucila recibe a ¡Hola! Argentina y cuenta su increíble historia.
–¿Cómo empezaste?
–Siempre acompañé a mi papá en sus proyectos. Así, me acostumbré a una vida de subidas y bajadas, y les perdí el miedo al fracaso y a la toma de decisiones. Además, desde chico me interesaba la moda y vi que no había ninguna marca de calzados regional con un producto para todos los días, funcional y práctico. Un día llegué a mi casa, agarré un cuchillo y desarmé un zapato sin tener idea de lo que estaba haciendo. Puse en Google cómo hacerlo y me lancé. Así, empecé a sumergirme en una industria que para mí era totalmente desconocida. En ese entonces, pensaba que hacer un zapato era para las grandes industrias, pero después me di cuenta de que los emprendedores sin demasiados recursos también podíamos hacerlo.
¿Cómo llegué al presidente? Le escribí una carta a mano contándole mi historia, la metí en un sobre con una caja de zapatillas de su talle y se las mandé
–¿Alguna vez pediste ayuda?
–Siempre me pareció un desafío muy personal. En mi familia todos pensaban que era una locura lo que estaba haciendo, pero no me puse a escuchar las opiniones de cada uno. En mi dormitorio tenía un tablero de Arquitectura, una máquina de coser de mi mamá y con eso empecé a cortar y a tratar de hacer todo. Durante un año un conocido me prestó su fábrica. Era una aventura para mí estar ahí todo el día, tocando las máquinas, aprendiendo lo más profundo del producto, y así entendí lo que estaba haciendo. Pasó de ser un hobbie a forjar un negocio.
–¿Cuánta plata invertiste?
–Empecé con 5 mil pesos que le pedí a mi mamá. Después un amigo me prestó más capital, al tiempo vendí mi auto para seguir creciendo. Todo era con la obsesión de crecer.
–¿Tuviste miedo?
–Siempre. Pero nunca me congelé en ese sentimiento, seguí para delante. Veía todo lo que me pasaba como un aprendizaje. Estuvo buenísimo porque apliqué mi faceta de arquitecto armando los locales, y de emprendedor creando el producto. Al principio pasaba más de doce horas en la tienda, atendía, hacía todo. Cuando entraba alguien al negocio me daba mucha curiosidad y nervios.
Tenemos el desafío de salir al mundo y ser partícipes de un consumo más sostenible y consciente
–¿Qué reacción tuvo tu éxito entre tus amigos del Chaco?
–Fue muy divertido, porque puse un local en la misma manzana en la que fui al colegio, que viví y donde mi papá tenía su negocio. Resultó buenísimo. Para la marca fue como volver a sus orígenes. No olvidar de dónde uno viene, y poder aportarle algo al lugar que uno quiere tanto es algo genial.
–¿Cómo lograste llegar al presidente Mauricio Macri?
–Se me ocurrió escribirle una carta contándole mi historia. La hice a mano, en un papel, la metí en un sobre en una caja con un par de zapatillas de su talle, que había escuchado que era 43, y se las mandé. Sabía que no iba a tener un feedback rápido, entonces estaba pendiente de ver en qué momento las usaba. El día que asumía, sentí que era buen momento para que los usara. Aunque no se las puso. Fue triste, pero finalmente al día siguiente apareció la tapa del diario La Nación una foto de él en la quinta de Olivos, en donde las tenía puestas. Al tiempo, salió a la luz que a Juliana le habían gustado, y que ella se las había elegido para él. A partir de eso se generó mucha repercusión en el interior, pero me faltaba que captara esa misma atención en Buenos Aires. Entonces se me ocurrió ir a la puerta de la radio Metro, para hablar con Andy Kusnetzoff. Le conté mi proyecto y me dejó salir al aire en el momento, estuve una hora y ahí fue cuando me di cuenta: "Wow, tantos años laburando y lo logré". Me estaban escuchando todos mis amigos, mi familia y un montón de gente que no me conocía. Fue un gran reconocimiento de todo el esfuerzo que había hecho.
–También llegaste a los pies de los jugadores de la Selección Nacional de fútbol…
–¡Otra aventura! Fue todo muy genuino, real. Empecé a tocar puertas, hasta llegar a una persona que me dijo "bueno dale". Presentamos un proyecto, en donde explicábamos que Posco se basa en entender el cuero argentino como parte de la identidad de nuestro país. Es un producto nacional, con mano de obra local, y les comunicamos eso. Les hicimos zapatillas para todos los días. Estuvo buenísimo porque me generó una repercusión impresionante también, y conocí a los jugadores. A Mascherano, a Di María, y además resultó oportuno porque fue justo antes del Mundial. Me recibieron de diez en el predio de la AFA. Yo soy fanático de la Selección y poder ver que usen mi trabajo es un orgullo. Traté de contener mi fanatismo y ser respetuoso.
Para mí es importante no olvidar de dónde venimos y poder aportarle algo al lugar que uno quiere tanto
–¿Cuál creés que es la clave de tu éxito?
–Soy inquieto, me relaciono con muchas personas, y tengo un gran compromiso con lo que estoy haciendo. Más allá de un producto excelente y simple, busqué generar impacto con un proyecto que represente a la Argentina. Mis viejos no me enseñaron a hacer negocios, pero sí los valores de la vida. Y hoy los aplico en mi empresa: me gusta mostrar quiénes son los que están en la fábrica.
–Ahora que ya lograste tanta visibilidad, ¿cómo planeás seguir?
–Tenemos como desafío salir al mundo y ser partícipes de un consumo más sostenible y consciente. Le estamos dando la oportunidad al consumidor de elegir una marca y un producto acorde con sus ideales, una categoría que no existe en Argentina y que en el mundo aún se está creando. Nosotros queremos estar entre esas compañías.
Más leídas de Personajes
En fotos. De la salida de Eva Anderson y Juli Poggio al festejo por los 20 años de una premiada película
"Sentí dolor y traición". Fue la mala más mala de las novelas, pero un día decidió alejarse del medio para cuidar su salud
“Soy muy afortunada”. Eva Mendes reveló el curioso acuerdo tácito que mantiene con su pareja, Ryan Gosling