Cuando Juliana Awada (43) descendió por la escalera del avión que minutos antes había pisado suelo ruso, las miradas rápidamente se posaron en ella, algo que viene sucediendo desde hace algo más de dos años, cuando Mauricio Macri (58) asumió la presidencia de la Nación. Acostumbrada a que hablen de ella, la primera dama argentina dio la nota fashion con el sombrero de piel sintética que le prestó su suegra, Alicia Blanco Villegas. Durante su estadía en Moscú junto a Macri, los equipos invernales con los que Juliana le hizo frente a las bajísimas temperaturas revalidaron su título de “embajadora de moda y estilo” y aprobó con sobresaliente cada una de sus apariciones. Siempre tomada de la mano de su marido y con una sonrisa permanente, Juliana es el apoyo emocional de Mauricio, y “una gran compañera que rarísima vez está de malhumor. Tiene un carácter positivo y se adapta a cualquier situación”, reveló alguien del entorno íntimo presidencial.
DAVOS, ENTRE REINAS Y MUJERES PODEROSAS
El primer viaje oficial de 2018 siguió en Davos, donde Juliana tuvo un rol más activo. La pareja presidencial se hospedó en el lujoso cinco estrellas Steigenberger Grandhotel Belvédère y durante las 48 horas que duró la visita en Suiza, la primera dama cumplió con una agenda en solitario. En el marco del Foro Económico Mundial, se reunió con mujeres líderes, voces cantantes del mundo político, social y económico que participaron de la cumbre y destacó la importancia de que Women 20 tenga presencia en todos los espacios de trabajo y toma de decisiones que se desarrollarán en el marco del G20, del 1º al 3 de octubre en Buenos Aires. Su primera interlocutora fue la reina Rania de Jordania, con quien dialogó sobre la necesidad de avanzar en los procesos educativos para lograr que las nuevas generaciones se formen y se capaciten a partir de principios que privilegien y respeten la igualdad de género. Después siguieron la líder social de la India, Chetna Sinha –fundadora del primer banco para mujeres en su país– y Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook. El broche final fue con una “conocida”, la reina Máxima, con quien ya tiene confianza y una amistad. Juliana –que apostó por un clásico de su guardarropa: una falda plisada– y la soberana de los Países Bajos –con traje pied-de-poule de Natan– analizaron cuestiones relacionadas con los preparativos del W20. “El trabajo que hace Woman 20 es esencial porque para alcanzar la equidad de género es necesario un cambio cultural. Implica animarnos a cuestionar lo que parece obvio por el solo hecho de que siempre fue así”, señaló Juliana.
Al día siguiente, la primera dama salió temprano del hotel enfundada en un tapado príncipe de Gales –el toque de color lo dio con los stilettos y la cartera, al rojo vivo– rumbo a un desayuno de trabajo con Margarita Dreyfus, titular de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, y un grupo de líderes de organizaciones no gubernamentales. “Estamos viviendo un cambio de época y las mujeres tenemos que unirnos para lograr una verdadera transformación cultural. Nos espera un camino desafiante”, agregó Juliana entre las voces cantantes más poderosas del mundo.
PARÍS SOBRE RUEDAS
El jueves 25, el matrimonio presidencial aterrizó en París, último destino del viaje. Tres días en los que Juliana combinó a la perfección sus compromisos como primera dama con asuntos privados. El viernes, se encontró con su amiga Delphine Arnault, a quien conoció a través de su ex marido, Bruno Barbier. La hija de Bernard Arnault –propietario del gigante de lujo LVMH (Louis Vuitton Moet Hennessy), uno de los hombres más ricos de Francia– pasó a buscarla por el hotel Le Tremoille y la invitó a almorzar a Le Stressa, un exclusivo restaurante de comida italiana.
Después, como estaba previsto, acompañó a Macri en su encuentro con su par francés Emmanuel Macron y su mujer Brigitte en el Palacio del Elíseo. Las primeras damas (con una relación cercana) recorrieron el lugar y luego conversaron en francés durante algo más de una hora. Coincidieron en la necesidad de mantener una vida “lo más normal posible” más allá del papel que les toca desempeñar junto a sus maridos. Luego, los cuatro salieron a comer. Los Macron eligieron Guy Savoy (tres estrellas en la Guía Michelin), frente al río Sena, para agasajar al matrimonio argentino.
El sábado 27, cuando la agenda de Macri había sido cumplida en tiempo y forma, y antes de abordar el avión que los traería de regreso a Argentina, Mauricio y Juliana salieron a recorrer París en bicicleta.
Ya en Buenos Aires, Juliana le reveló a ¡Hola! Argentina cómo vivió el primer viaje. “Siempre es un orgullo representar a los argentinos en el mundo y a lo largo de la semana pasada tuve una nueva oportunidad de volver a hacerlo. En cada visita siento un gran entusiasmo y esta vez no fue la excepción”.
Con respecto a los encuentros que mantuvo en Davos con las líderes sociales y políticas, puntualizó: “Las mujeres tenemos mucho para aportar y celebro que nuestra voz suena cada vez más fuerte en el mundo. Gran parte de mi agenda como primera dama está dedicada a la mujer. Para mí es maravilloso recorrer el país y conocerlas, escuchar sus historias. Aquí tenemos grandes mujeres que saben lo que es el esfuerzo y el trabajo, que progresan por su capacidad y por su talento. Este rol que hoy me toca desempeñar es una gran responsabilidad y un honor porque significa que puedo llevar la voz de estas mujeres al mundo y mostrar lo que son capaces de hacer. Son una inspiración, la fuerza que me impulsa para involucrarme cada vez más”.
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