SU ESTILO PARA SALTAR LAS REGLAS
El hecho de convertirse en miembro de la familia real británica trajo consigo una larga lista reglas básicas para sus apariciones públicas. Desde que contrajo matrimonio con el príncipe Harry, el pasado 19 de mayo, la duquesa de Sussex puso todo su empeño en ajustar su vestidor a las estrictas normas de protocolo. Una trasformación con la que dejó atrás sus frescos y sofisticados estilismos de photocall para defender prendas más clásicas. Aun así, y como era de esperar en una amante de las tendencias como ella, Meghan quiso diferenciar sus looks en más de una ocasión. Como demostró con gran acierto y elegancia durante su primer Trooping the Colour. En aquella ocasión, apareció antes los medios con un sofisticado diseño rosa empolvado de Carolina Herrera que dejaba al descubierto su hombro gracias a un escote Bardot, un detalle poco habitual en la Casa Windsor, que para sorpresa de muchos se convirtió en uno de los detalles preferidos de la ex actriz. Al igual que hiciera la princesa Diana, Meghan no quiere renunciar a usar prendas o colores considerados como elegantes y de buen gusto por el resto de la sociedad. Como por ejemplo el negro –un tono vinculado en la familia de Isabel II con el duelo–, que sin embargo, la mujer del príncipe Harry llevó durante su viaje oficial a Irlanda, gracias a un vestido de Emilia Wickstead. Un acto de "rebeldía cromática" que también practicó en su momento Lady Di al presentarse en su primer acto oficial como prometida de Carlos de Inglaterra con un vestido negro, de generoso escote, firmado por David y Elizabeth Emanuel.
Consciente de su papel en la vida pública británica, Meghan no dudó en apostar por firmas british como Alexander McQueen o Burberry. Aunque también le abrió las puertas de su vestidor a grandes nombres de la moda francesa, como Givenchy (casa que firmó su traje de novia) o Dior. Fiel a su esencia, en su comentada aparición en la última gala de entrega de los British Fashion Awards llevó las uñas pintadas de un color intenso (un bordó casi negro), lejos de los tonos nude a los que nos tenía acostumbrados desde que se anunció su compromiso con Harry. La duquesa de Sussex se distanció así de la costumbre de las mujeres de la Casa Real de usar esmalte de uñas cuyo aspecto no sea natural, tal y como podemos comprobar en cada aparición de la reina Isabel II, de la duquesa de Cambridge y, hasta ahora, de la propia Meghan. Pero esta no es la primera vez que la duquesa elige usar un esmalte más oscuro, de hecho fue fotografiada con un tono carmesí en las uñas de sus pies para una recepción en la Casa de Gobierno en Wellington, Nueva Zelanda, durante la gira con Harry en octubre pasado.
UNA CARTA DE PRESENTACIÓN DIFERENTE
Jamás un miembro de la realeza había compartido tanto de su intimidad: su día a día, sus momentos de relax con sus perros, sus comidas favoritas, sus distendidas reuniones entre amigos, los rincones preferidos del que fue su hogar en Toronto, sus aficiones. Fue ella misma quien nos participó, a través de su blog de lifestyle y sus redes sociales, de muchos aspectos de su vida. Pero a principios de 2018, Meghan Markle decidió dar un paso más en su camino hacia Kensington y clausuró sus cuentas personales, las mismas en las que llegó a acumular casi dos millones y medio de seguidores. Era algo incompatible con su vida como miembro de la familia real británica. ¿Su carta de presentación? Actriz exitosa, divorciada (en 2011 se casó con el productor de televisión Trevor Engelson y apenas veinticuatro meses después, la pareja dio por terminado el matrimonio), activista, solidaria y feminista, orgullosa de pertenecer a una familia de clase media, de origen afroamericano. El soplo de aire fresco que supone Meghan en Buckingham quedó claro desde el mismo momento en el que se anunció su compromiso con el príncipe Harry. Desde el principio, la reina Isabel II apoyó a su nieto en su decisión y se mostró muy feliz con el noviazgo.
GESTOS QUE VALEN MÁS QUE MIL PALABRAS
Desde su primera aparición en público junto al príncipe Harry, la ex estrella de Suit dejó en claro que no iba a ser una princesa del siglo XX y en cada nuevo acto oficial lo viene reafirmando: lo suyo es más estilo siglo XXI. El aire informal y la cercanía –traducido en firmar una dedicatoria y posar para un selfie a las puertas del Castillo de Cardiff en enero de este año, algo que no está permitido a los miembros de la familia Windsor– son dos de los ingredientes con los que construyó su perfil carismático. A la lista de las "transgresiones" de Meghan también podemos sumar algunos gestos que pueden parecer insignificantes, pero que ante un ojo muy observador dicen más que mil palabras. Este fue el caso de algo que sucedió en el primer evento en solitario de la duquesa durante la apertura de la exposición Oceanía en la Royal Academy of Arts de Londres. Estilosa y muy cómoda en su nuevo rol, llegó al lugar con una enorme sonrisa y dispuesta a hacer su mejor papel al representar a la familia real británica sin el apoyo de su marido cerca. Pero hubo un detalle que no pasó desapercibido. Al bajar del auto que la llevó al lugar, sin pensarlo dos veces, Meghan cerró la puerta antes de caminar hacia las personas que la esperaban. Esto parece de lo más natural y que todas las personas hacen al bajarse de un auto, pero para un miembro de la realeza es algo que no sucede muy a menudo. Habitualmente, esta es una tarea de los acompañantes de los royals para que ellos puedan enfocarse en saludar a la persona que los recibe y puedan tener las manos libres para hacerlo. Además de tener un tinte de protección más allá del protocolo y es que la persona que abre y cierra la puerta de los miembros de la realeza suele ser alguien de su equipo de seguridad para evitar cualquier tipo de amenaza. Una semana antes de este evento, a su llegada al Palacio de Kensington, la muestran cerrando su puerta, mientras Harry y su madre Doria dejaron que un ayudante lo hiciera por ellos. De hecho, Meghan hizo de estos gestos todo un statement, como cuando el día de su boda se estiró para poder ayudar a Harry a abrir la puerta del Jaguar en el que viajaron a su recepción.
LOS GUIÑOS DE LA REINA
Las tradiciones y costumbres navideñas en la Casa Real británica son férreas y el programa se repite milimétricamente. Hasta el año pasado los novios, novias, prometidos y prometidas de los hijos o los nietos de Isabel II no estaban convidados a sus festejos familiares. Pero, en 2017, con Meghan llegó la excepción. Por ser estadounidense y encontrarse a kilómetros de sus seres queridos, la entonces futura mujer de Harry fue parte de las celebraciones en el campo de la Reina en Sandringham y rompió las reglas. El 14 de junio de 2018, cuando enfrentó su primer compromiso oficial junto a la soberana en el condado inglés de Cheshire, la duquesa de Sussex volvió a correr los límites un poco más allá de lo establecido durante años. La Reina invitó a Meghan a viajar con ella a bordo del Tren Real (una propuesta que nunca recibió Kate, por ejemplo). Hasta ese día, los únicos que formaban parte de la exclusiva lista de ocupantes de este emblemático medio de transporte eran el duque de Edimburgo, el príncipe Carlos y la duquesa de Cornwall.
SU DISCURSO, SUS CAUSAS
En octubre de este año, durante su gira en Oceanía, dio un discurso que probablemente se recuerde con el paso de los años. El mensaje feminista para el que usó palabras de la sufragista neozelandesa Kate Sheppard y con el retrato de la Reina de Inglaterra de fondo, tiene todo para sobrevivir al tiempo. "Estamos orgullosos de unirnos a ustedes esta noche para celebrar el 125º aniversario del sufragio femenino en su país. Los logros de las mujeres de Nueva Zelanda que hicieron campaña por su derecho al voto, y fueron las primeras en el mundo en lograrlo, son admirados universalmente. Al esperar esta ocasión tan especial, reflexioné sobre la importancia de este logro y sobre el gran impacto de lo que ello simboliza. Porque sí, el sufragio de las mujeres tiene que ver con el feminismo, pero el feminismo tiene que ver con la justicia", dijo. En febrero, cuando faltaban 80 días para su boda con Harry, Meghan Meghan dijo presente por primera vez en un acto oficial de la Royal Foundation junto a su prometido y los duques de Cambridge y allí dejó en clara su postura. "Las mujeres no necesitan encontrar su voz, ya tienen voz. Necesitan tener el poder para usarla y la gente debe ser llamada a escuchar", aseguró. Donde hay una causa, ahí está Meghan. En 2017, la entonces novia de Harry recorrió los mismos pasos humanitarios de Diana de Gales durante un viaje a la India como embajadora de World Vision, la organización de ayuda a la infancia con la que colaboró la "Princesa del Pueblo". El hecho de que Diana fuera embajadora de World Vision o de que visitara en 1992 los barrios más marginados de la India en compañía de Madre Teresa de Calcuta hizo aún más emotivo el viaje de Meghan. Han sido varias las ocasiones en las que la Duquesa dio evidencias de su marcado compromiso social. A sus 11 años escribió tres cartas trascendentales. Una a la primera dama en aquel momento, Hillary Clinton, otra a la presentadora Linda Ellerbee y la tercera a la abogada feminista Gloria Allred. En ellas, Meghan mostró su malestar sobre un anuncio de televisión de una marca de detergente que consideró ofensivo para las mujeres. Las tres le respondieron y, sólo un mes después, el fabricante decidió cambiar su spot. Años después, dejó clara su satisfacción por el resultado de su reivindicación. "Estoy orgullosa de ser mujer y de ser feminista", manifestó al recordar la anécdota.
CAMBIO DE CASA Y RENUNCIAS
Los duques de Sussex están a punto de hacer las valijas para mudarse al que será, a principios del año que viene, su nuevo hogar. Dejarán el Palacio de Kensington, en el que vivieron durante los últimos meses, y ya no serán vecinos de los duques de Cambridge ni de otros miembros de la familia real como Eugenia de York y Jack Brooksbank, los duques de Kent o los príncipes de Kent. La mudanza tendrá lugar dentro de pocas semanas y el lugar elegido para formar su propia familia –con el nacimiento de su primer hijo previsto para la primavera europea– es Frogmore Cottage. ¿Las razones del cambio? Algunos hablan de diferencias y roces entre Kate y Meghan, pero otros aseguran que el matrimonio busca más privacidad y por eso se aleja de Londres. A la mudanza también se suman movimientos dentro del "equipo" de la duquesa. Después de que en noviembre Melissa Touabti, la asistente personal de Meghan, renunciara a su trabajo tan solo seis meses después de su boda ahora se conoce la dimisión de una de sus secretarias. Samantha Cohen decidió dejar su puesto, según publicó el The Sunday Times. Se trata de un miembro clave del personal que trabaja mano a mano con ella en el Palacio de Kensington. La partida de Cohen no hizo más que aumentar los rumores que aseguran que es muy complicado trabajar con Meghan. Según la información publicada en varios medios británicos, se levanta cerca de las 4:30 para hacer yoga y suele ser habitual que a partir de las cinco de la mañana empiece a enviar correos electrónicos a su personal con peticiones muy concretas, que suelen repetirse cinco o seis veces al día. Como sea, estas noticias aisladas no nublaron el año más importante para Meghan, convertida en duquesa de Sussex y esperando la llegada del que será el séptimo miembro en la línea sucesoria al trono británico.
LA MÁS BUSCADA
El "efecto Meghan Markle" se convirtió en un fenómeno global. 2018 fue el gran año de la duquesa de Sussex después de su boda con el príncipe Harry y su embarazo. Donde va causa sensación, sus looks son analizados al detalle al igual que sus peinados y su maquillaje. El interés que levanta es tal que la mujer del nieto de Isabel II fue la persona que despertó mayor interés en el buscador Google el año pasado, según una lista publicada por la compañía estadounidense. Aunque fue el pasado mayo cuando se casó en la capillade St. George y cinco meses más tarde se anunció que esperaba su primer hijo, la duquesa ya figuró en 2017 como uno de los nombres más destacados. En la lista, que elabora anualmente el buscador más usado del planeta, también figuran –aunque por debajo de la duquesa– el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, Sylvester Stallone, Demi Lovato y Khloé Kardashian.
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