Nya Quesada, de la radio a las telenovelas y el gran dolor de su vida: “Amaba ese papel”
Comenzó en el radioteatro y trabajó hasta los 90 años, fue activa militante de Abuelas de Plaza de Mayo luego de la desaparición de su hija y de su yerno; recuperó a su nieto gracias a que reconoció a su tía abuela, Menchu Quesada, en la TV
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Nya Quesada se llamaba Armonía y había nacido en Bahía Blanca, el 13 de abril de 1919. Pasó su niñez escuchando atentamente las lecturas en voz alta de su papá, que amaba las obras de autores clásicos como Antón Chéjov, William Shakespeare y Bertolt Brecht. Ella escuchaba atenta junto a sus hermanos Menchu, Juana y Pedro. Posiblemente, en esos ratos, los cuatro hermanos empezaron a soñar con trabajar en la radio que los acompañaba cada tarde al volver de la escuela. A los 20, Nya -como le decían cariñosamente- se mudó con su familia a Buenos Aires y pronto los hermanos empezaron a trabajar en radio y con tanta gracia, que pronto sus voces se hicieron populares y los reconocían en la calle. Con el tiempo llegaron propuestas de cine, TV y teatro que Nya y Menchu aprovecharon. En cambio, Juana y Pedro eligieron el radioteatro. Nunca tuvo la oportunidad de ser protagonista, pero le ponía su gracia y su impronta a cada uno de los personajes que interpretó. Todos sus colegas la amaron y trabajó hasta casi los 90 años. Murió el 6 de diciembre de 2013.
La primera oportunidad en televisión se la dio Pepe Biondi, quien la convocó para ser parte de Viendo a Biondi, a principios de los años 60, en el viejo Canal 13 y también junto a Silvia Legrand. Trabajó en esa emisora toda esa década con buenos picos de audiencia, por lo que Nya ganó popularidad y ya no la conocían solamente por su voz. Paralelamente, hizo varios personajes en Yo soy porteño, con Selva Alemán y dirección de David Stivel. También fue una de las protagonistas de El amor tiene cara de mujer, con Iris Láinez y Delfy de Ortega. Fueron años de mucho trabajo. También hizo Los vecinos y la novela Muchacha Italiana viene a casarse, a la que le siguieron muchas otras: Un día 32 en san Telmo, Lévame contigo, Sola, El hombre que amo, Valeria, Mi nombre es Coraje, y hasta El show de Gaby, Fofó y Miliki. En 1980 formó parte del elenco de Alberto y Susana, por Canal 13 y luego hizo La extraña dama, Manuela, Aprender a volar, Montaña rusa. Su última participación fue en Valientes, en 2009, donde interpretaba a la mamá de Betiana Blum y la abuela de Julieta Díaz.
Su primer trabajo en cine fue en 1968, en Psexoanálisis, y luego hizo El profesor hippie, La guita, El profesor tira bombas, Me gusta esa chica, Los padrinos, Minguito Tinguitela papá, Triángulo de cuatro, Los chiflados del batallón, La nona, Días de ilusión, Todo o nada, Sucedió en el internado, y Atracción peculiar.
Tuvo una extensa carrera teatral; trabajó con Libertad Lamarque en Hello Dolly!, y también hizo Los tormentos de la infancia, Los disfrazados, Ricardo III, Tres hermanas, El pobre hombre, El señor Puntila y su criado Matti, El último yankee, El pan de la locura, La casa de Bernarda Alba, El té de los grandes y Filomena Marturano. En 2004 recibió el Premio Florencio Sánchez como Mejor Actriz de Reparto por su labor en Platonov, y en 2006 fue homenajeada por la Obra Social de Actores.
Hace muchos años, en una entrevista, contó que el Teatro San Martín era su segundo hogar. “Me acuerdo de que una vez Agustín Alezzo me contrató para suplantar a Lydia Lamaison y a Márgara Alonso en Ricardo III. Tenía que estudiarme los dos papeles, por si acaso. A mí me enamoraba el de la reina, que era el personaje de Márgara, que entraba como una loca en escena. Un día Márgara se enfermó y a las seis de la tarde me llamaron. Yo no había ensayado nunca con el elenco y le había pedido a Alezzo que me dejara pasar la letra algún día. ‘No, quedate tranquila’, me dijo. Vos sabés que la sala Martín Coronado, cuando actúa Alfredo Alcón, está de bote a bote. Ni tiempo de pensarlo tuve. No sé cómo estaría yo, que dije que sí. Amaba ese papel. Llegué a las 8, y a las 9 de la noche se levantó el telón. Fui valiente, porque ¡Dios mío si te equivocás en algo! Lo hice cuatro días”.
Siempre fue una actriz comprometida con la realidad social y en 1946 fue parte de la Agrupación de Actores Democráticos, en pleno gobierno de Perón, cuya junta directiva estaba integrada por Pablo Racciopi, Lydia Lamaison, Pascual Nacaratti, Alberto Barcel y Domingo Mania.
Su gran dolor
Nya es la madre de Mirta Adriana Bai, estudiante universitaria. Tenía 28 años cuando fue secuestrada en 1978 junto a su marido, Miguel Arellano, electricista y militante comunista, y al pequeño hijo de ambos, Nicolás, que entonces tenía poco más de dos años. Veinte días después, el nene pudo encontrar su camino a casa cuando reconoció a Menchu Quesada en un programa de TV y la señaló diciendo “Esa es mi tía”. Estaba en la casa de la secretaria del juez, quien lo llevaba con ella por las noches para no dejarlo solo en un Instituto de Minoridad. Entendió que Nicolás era sobrino nieto de Menchu Quesada. Así Nya, madre y abuela de Plaza de Mayo, pudo recuperar a su nieto.
De perfil muy bajo, Nya hablaba poco de su vida privada. Conoció a su marido en el teatro, trabajando juntos en la misma obra y el romance comenzó en Montevideo mientras estaban de gira. Sin embargo, no volvieron a trabajar juntos nunca más, porque él sufría de asma y tuvo que dejar. “La actuación fue el amor de su vida y no fue totalmente feliz por eso. Era lo que él amaba. Estaba encantado de que yo siguiera”, contó alguna vez.
Decía que actuar le daba felicidad y cuando tenía que pasar muchas horas grabando una tira, solía llevarse su tejido y entonces conversaba con sus compañeros y tejía en los ratos de descanso.
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