Abre las puertas de su hogar en Recoleta y cuenta cómo se animó a dejar su Madrid natal para lanzarse “a la aventura” de este lado del Atlántico
Pasaron tres años desde aquel flechazo fulminante a la salida de un teatro madrileño. Paula Cancio (30), actriz y psicóloga, hacía años que era fan de Miguel Angel Solá (65), por lo que no dudó en esperarlo a la salida para felicitarlo. Sin embargo, nunca imaginó que no bien cruzaran las primeras palabras y se miraran a los ojos, Cupido ya habría hecho su trabajo. ¡Y de qué manera! A los tres meses se enteraron de que iban a ser padres y al tiempo llegó la pequeña Adriana, que ya tiene un año y diez meses y les robó el corazón para siempre. Después de la experiencia maravillosa de pisar las tablas con su amor en España, este año se animó a redoblar la apuesta: organizó la logística familiar y se mudaron todos, al menos por un año, a Buenos Aires. Plena y feliz con el presente que le toca, Paula recibe a ¡Hola! en el departamento en el que se instalaron. Buena anfitriona, espera con café y variedad de dulces, mientras saca algunos juguetes que quedaron a la vista de su pequeña. Dice que vive un momento de plenitud en el que no sólo el amor le sonríe, también el trabajo: todas las noches brilla con su amor en El diario de Adán y Eva, la obra que están protagonizando en el Apolo. Y, también con Miguel, graba a diario para La leona, la tira que se verá pronto en Telefe. "Trasladarnos fue toda una movida pero valió la pena", reconoce, mientras se acomoda para charlar.
–¿Qué los decidió a venirse?
–Nos habíamos planteado en algún momento venir a trabajar, pero requería toda una logística difícil de coordinar. Miguel tenía muchas ofertas acá, pero coincidían con trabajos míos allá y no queríamos separarnos con una beba tan chiquita. Queríamos viajar en familia. Y se dio la oportunidad con la propuesta de Pablo Echarri para los dos. Como lo supimos un año antes pude terminar con todos los proyectos que tenía en España y hasta estrenamos una obra en Madrid pensando que la podríamos traer, pero justo se estrenó también en Argentina. Finalmente, se dio lo que se tenía que dar, que es El diario de Adán y Eva, que estrenamos hace un mes.
–¿Y cómo te está resultando la experiencia?
–Aunque reconozco que es difícil y a mí me tira mucho mi familia, está siendo un sueño. La gente es muy cariñosa con Miguel y a mí, como su mujer, me emociona y gratifica ver tanto amor. Mi hija es más porteña que su padre, la vemos feliz. ¡Le encanta el dulce de leche y las medialunas!
–¿Qué hicieron con la casa que compartían en Madrid?
–Estábamos alquilando, así que no renovamos el contrato. Acomodamos nuestros muebles y pertenencias que no eran de primera necesidad en un guardamuebles y vinimos con la mente abierta y liberados. Aunque debo reconocer que, al final, la maleta de una mujer y una niña ¡se convierten en varias! Por suerte yo hice dos viajes. Primero vine con Miguel para ubicarnos y traje una parte del equipaje y Adriana se quedó al cuidado de mis padres y de su niñera, que está con ella desde que nació. En el segundo viaje, traje a nuestra hija y ¡el mundo bebé! [Se ríe]. Es que era una enorme cantidad de cosas entre sus juguetes y peluches preferidos, el cochecito, la ropa para diferentes estaciones del año…
–¿Quiénes te ayudan para poder trabajar?
–En España mis padres, que mueren de amor por su nieta, me ayudan un montón porque necesito la tranquilidad de que esté bien atendida y bien cuidada. Y acá se vino la señora que la cuida. Con el paso del tiempo comprendí que no es cantidad de tiempo sino calidad lo que de verdad cuenta. Eso lo entendí para poder compensar, porque se siente culpa. Sin embargo, por mi forma de ser, necesito trabajar y, si me siento realizada, puedo ser una mejor madre.
–¿Qué compartís con Adriana?
–Todo. Buenos Aires tiene una oferta de espectáculos para niños impresionantes. Quiero que desde pequeña viva este ambiente en el que nos movemos nosotros. Estoy completamente enamorada de mi hija.
–¿En qué sentís que te cambió la maternidad?
–Es increíble lo que me enseña mi hija, conozco partes mías que no sabía que las tenía. Descubrí que me parezco mucho más a mi madre de lo que creía, y que tengo una parte dulce que estaba escondida en algún lugar. Además, creo que me aporta mucha paz, mucha calma.
–¿Cómo es Miguel con ella?
–Un padrazo. La nena llegó muy pronto pero, por su forma de ser, ya podía imaginar qué tal iba a resultar como papá.
–El tiene dos hijas mayores, así que ahí ya lo podías ver…
–Sí, pero como no conviven con nosotros, no imaginaba tanto. La realidad es que le dedica su alma, es un niño grande. Se me cae la baba cuando los veo juntos y ella le dice "mi papi chulo". Mueren de amor el uno por el otro, se les nota en la mirada.
–¿Qué les sumó y qué les restó tener una hija en común?
–Sólo nos restó tiempo para dormir, pero se compensó con las alegrías que nos da. Nos sumó alegría, ganas de superarnos para que se sienta orgullosa de nosotros, mucha magia…
–¿Ya la llevaron a las grabaciones?
–No, es una niña muy inquieta y la pasaría mal. Va al parque, tiene sus amiguitos… Con Miguel tenemos horarios distintos mayormente para poder compartir cada uno con la beba.
–¿Fantaseás con más hijos?
–La verdad es que no. Por mi trabajo nunca puedo decir lo que pasará. Pero hoy por hoy estoy centrada en Adriana y mi trabajo me demanda mucho. Gracias a Dios tengo una época de mucho laburo, como dicen ustedes, así que quiero estar pendiente de mi hija.
–Con Miguel trabajan en la misma novela y comparten las tablas. ¿Cómo es ser pareja todo el tiempo?
–A nosotros nos resulta. A mí me gusta hacer todo con Miguel. Con él encontré el combo perfecto: somos compañeros de vida, amigos, amantes y padres. La primera vez que trabajamos juntos fue en Testosterona y nos entendemos con una mirada. Trabajar con un actor como él, tan importante, es una lección cada día. Sabemos perfectamente dónde se queda el trabajo y dónde arranca el resto de la vida. Pero lo mejor es cuánto nos divertimos, ahí es cuando todo fluye.
Texto: Lucila Olivera
Fotos: Pilar Bustelo
Producción: Lorena Gersztein
Maquillaje: Fernando Castillo, para Jazmín Calcarami Estudio
Peinado: Gabo Escobar, para Estudio Olivera
Agradecimientos: Ginebra, Etiqueta Negra, Tucci, Kosiuko, Fahoma, Vero Alfie, Luna Garzon, Zara y Prüne
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