En su primera entrevista con ¡Hola! Argentina, con motivo de la presentación de la película que protagoniza con Santiago Segura y Gérard Depardieu, cuenta cómo vivió el duro momento que pasó su sobrino Noah, el hijo de su hermana Luisana y Michael Bublé
Lo peor pasó. Y si bien ya nada será igual para los Lopilato, Darío vuelve a enfrentar la vida con una sonrisa. Atrás parece haber quedado la angustia por la salud de su sobrino, Noah (3), el hijo mayor de Luisana y Michael Bublé, que en noviembre del año pasado fue diagnosticado con cáncer de hígado, enfermedad por la que fue tratado en Los Ángeles.
“Quiero ser muy cuidadoso con este tema”, se excusa el simpático actor, que después de tres años de éxito en el teatro con Bajo terapia, se encuentra en plena promoción de Sólo se vive una vez, una comedia de acción en la que comparte cartelera con Peter Lanzani, China Suárez, Luis Brandoni, Santiago Segura… y el mismísimo Gérard Depardieu. “Lo que te puedo decir –continúa– es que nosotros siempre fuimos una familia muy unida y yo, particularmente, aprendí que los malos momentos fortalecen la fe y te enseñan a valorar las cosas buenas de la vida. Cuando tenés un problema de verdad, no te queda otra que poner las cosas en perspectiva y te das cuenta de que no vale la pena enojarte o sufrir por pavadas”, continúa.
–¿Qué rol adoptaste durante la gran prueba que enfrentaron Noah y los suyos?
–Opté por el silencio, estar presente y apoyar. Siempre digo que los Lopilato somos una típica familia argento-italiana. Estamos en las buenas y en las malas, somos de mesas largas y hemos compartido manjares y pan duro. Pasamos muchas batallas juntos y esta fue una más, pero todavía es tiempo de ser precavido. Ya llegará el momento de hablar…
–¿El humor y la alegría fueron herramientas útiles?
–Hacer reír a la gente es, lejos, lo que más me gusta de la actuación, pero eso no significa que no tenga mis días malos y que necesite estar solo de vez en cuando. Me gusta la introspección y con mis amigos no estoy “arriba”: al contrario, con ellos me relajo y mi lugar es más el de confidente y compañero.
–Ellos deben de haber sido clave en este último tiempo.
–Sí, por supuesto. Además del clásico fútbol de los lunes, tuvimos muchas charlas y yo, además, busqué la palabra de Dios. Si bien no soy muy religioso, la fe fue una gran compañía.
–¿Seguís soltero?
–Sí, pero no es un tema para mí. Encaro la vida desde otro lugar y la disfruto en otros sentidos. Tengo cuatro sobrinos increíbles [Daira (12) y Benicio (3), los hijos de su hermana mayor, Daniela, y Noah (3) y Elías (1), los hijos de su hermana menor, Luisana]. Vienen a casa, que según mis amigos se parece a la de Tom Hanks en Quisiera ser grande, porque hay cómics y juegos por todas partes.
–¿Qué tipo de tío sos?
–Con los chicos soy uno más. Cuando estoy con ellos, el teléfono no existe y disfruto malcriándolos. Con Daira, por ejemplo, vamos al cine y le digo: “Vamos al kiosco, ¿qué querés comer?”. Y ella, muy prudente, responde: “Tío, voy a elegir tres cosas: una, dos, tres”. Además, soy padrino de Clarita, la hija de mi primo Sebastián, que es hermosa. Por el momento, estoy bien así: siendo tío y padrino. [Se ríe].
A TODO VAPOR
Muy entusiasmado con su presente. Así se muestra Darío, que acaba de volver de dos semanas de vacaciones en México –adonde voló por el casamiento de una prima– y ya se incorporó a los ensayos de Entre telones, la obra en la que compartirá cartel con Georgina Barbarossa y Fabián Gianola. “Antes de firmar el contrato pedí unos días y cuando volví el elenco ya tenía veinte días de ensayo. Esta semana tuve que incorporar 89 páginas. Estoy a fondo, pero feliz”, cuenta con una gran sonrisa.
–Pronto, además, se estrena Sólo se vive una vez. ¿Cómo fue compartir el set con Depardieu?
–Si bien con él tuve sólo una escena, nos cruzamos mucho. Gérard es un copado total, pero me daba mucha vergüenza pedirle una foto. Todos se acercaban y yo no quería… Quizá por timidez. Por suerte, se dio la oportunidad al final del rodaje, cuando nos juntaron a todos para hacer una foto grupal. Justo se sentó atrás, así que ahora tengo mi selfie con Gérard. [Se ríe]. Santiago Segura también es buena onda: hasta vino a verme al teatro, a Bajo terapia, y le encantó mi personaje.
–¿Cómo vivís la fama?
–No sé, es raro. No pienso en la fama. No es un tema para mí. Claro que tengo días en los que quiero estar tranquilo, pero al mismo tiempo es divino cómo se acerca la gente y el cariño que te tiene. Cuando empezó todo esto [se refiere a la enfermedad de su sobrino], todos fueron muy amables conmigo. Estaba haciendo temporada en Mar del Plata y tenía guardia a la salida del teatro todos los días, pero me entendieron y me respetaron.
–¿Hoy, qué le pedís a Dios?
–Qué fuerte tu pregunta. Lo que le pido siempre: tener a la familia unida porque es mi sostén, sabiduría para tomar decisiones y seguir acompañado por la fe, todos los días.
- Texto: María Güiraldes
- Fotos: Tadeo Jones
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