Perversiones con olor a naftalina
"Perversión sexual en Chicago", de David Mamet. Intérpretes: Julio Feld, Cristian Pasman, Bernardita Pagés y Ana Garber. Vestuario: Kity Di Bártolo. Dirección: Maximiliano Paz. Duración: 69 minutos. En el Bajo Corrientes, Corrientes 1632.
Nuestra opinión: regular A los diez minutos de comenzado el espectáculo se tiene la impresión de estar frente a algo que ya se ha visto. Cuando se trata de hablar sobre el sexo, es poco lo nuevo o original que se puede decir en este fin de siglo, y sobre todo con una obra que fue escrita hace 25 años. ¡Toda una vida!
Por eso, las referencias o fantasías sexuales, que forman el sustento de esta pieza, ya fueron dichas de diversas y variadas formas, con mayor o menor vulgaridad, con cuidada o burda sutileza, directa o indirectamente. Lo que la puesta no pudo evitar es que el texto sonara viejo y superado.
No es una propuesta que albergue una estructura dramática. Son situaciones livianas que presentan a los personajes en diferentes instancias de sus disquisiciones, conversaciones y fantasías sexuales.
Tampoco es un texto que exija un gran compromiso actoral, porque no ofrece un asidero para la composición. Los actores hacen el esfuerzo y tratan de jugar las escenas, en un espacio que no pueden manejar, más acompañados por el constante crujido de la madera del escenario que por la mano del director.
Además, les faltó un marco adecuado. A pesar de lucir un vestuario de soirée, esmoquin y vestidos con brillos, lo que se necesita para alcanzar un poquito de atractivo, a falta de recursos escenográficos y lumínicos, es una pizca de imaginación para adornar esa cámara negra que resulta tan precaria y paupérrima.