Policial uruguayo sin vigor
"El viñedo" (Uruguay/2000) Presentada por Buena Vista Internacional. Dirección: Esteban Schoeder. Duración: 88 minutos. Para mayores de 13 años. Nuestra opinión: Regular
Con una producción anual casi inexistente, la cinematografía uruguaya posee, no obstante, algunos realizadores que, con bajo presupuesto, se atreven a recorrer el siempre difícil camino de realizar largometrajes.
Uno de los pocos que se aventuran en esa senda es Esteban Schroeder, considerado la figura más importante de los medios audiovisuales del vecino país.
Para relatar su historia, el realizador se inspiró en un sonado hecho policial ocurrido en Uruguay en 1998 que se centró en un joven asesinado por entrar en un viñedo a robar uvas.
Con gran economía de recursos, Esteban Schroeder se ampara en un retrato intimista con un gran cúmulo de episodios de la vida real en medio de personajes que se debaten entre la marginación, la soledad, la incomunicación y los males de la memoria.
Esfuerzo y resultado
Con estos elementos, "El viñedo" posee una dinámica televisiva, y no pretende disimularla. La anécdota, sin embargo, y éste es su mayor defecto, carece de fuerza y de emotividad.
Además, la historia cae, muchas veces, en una conjunción simplista acerca del hecho policial que relata la trayectoria de ese periodista que investiga el caso policial y que se debate, al mismo tiempo, entre un dramático pasado y en un presente con conflictos sentimentales.
La anécdota, que nunca cae en el efectismo visual ni en la exaltación de emociones superfluas, demuestra el esfuerzo del realizador por sacar adelante la película.
Sin embargo, el guión carece de vigor y dibuja con pinceladas tenues esa trama en la que el muchacho asesinado y su entorno familiar deben enfrentarse a una Justicia que obliga a los demás a tomar peligrosas decisiones. Así, con aciertos parciales y alguna pátina de novela policial, "El viñedo" queda a mitad de camino entre la búsqueda de un cine testimonial y de un relato televisivo con todas los convencionalismos que ello implica.
Danilo Rodríguez, como el empeñoso periodista decidido a desentrañar el crimen del viñedo, apuesta a lo simple y a lo creíble, pero su buena voluntad interpretativa queda relegada ante una fórmula argumental sin el apropiado sustento del suspenso y del nerviosismo, elementos que resultan fundamentales dentro de este género.
El resto del elenco se esfuerza por dotar de mesura a sus respectivos tipos, y en cuanto a los rubros técnicos se ven realzados por una buena fotografía del argentino Ricardo De Angelis, y por una banda musical de apropiado clima.
Como elemento valedero, queda la intención de que una cinematografía tan huérfana de títulos como la uruguaya, se decida a lanzarse al largometraje con esfuerzo y con pasión, mucho más allá de los resultados que puedan verse en la pantalla.
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