Qué hacer con Canal 7. Por una nueva ley
Por Carlos Gorostiza Para LA NACION
Los ciclos mal llamados culturales del canal oficial 7 han sido repuestos. Y digo mal llamados culturales porque todo el material que se transmite a través de cualquier pantalla de cualquier emisora de televisión tiene carácter cultural. De ahí el cuidado con que debe ser observado lo transmitido por todas las emisoras de televisión, sean ellas privadas u oficiales. De todos modos no merece más que felicitaciones la resolución del gobierno nacional de anular la inaceptable decisión de los directivos del canal oficial de quitar de pantalla dos ciclos tan necesarios y prestigiosos como son "Refugio de la cultura" y "Los siete locos", ambos dedicados a las expresiones artísticas y literarias. La resolución del gobierno nacional, sorprendente por lo inusual y ponderable por ser consecuencia de escuchar las opiniones vertidas por buena parte de la ciudadanía conectada con estos temas, debe ser considerada, por otra parte, como el inicio de una política de cambio que debería implementarse en profundidad.
Porque la bienvenida resolución del gobierno nacional es, además de feliz y renovadora, solamente una decisión parcial y transitoria producto de la buena voluntad y de la inteligencia del gobierno de turno. Estos problemas -los que tienen que ver con la cultura en general y con la radio y la televisión públicas en particular- no deberían ser contemplados, y en el mejor de los casos solucionados por gobiernos transitorios. Todo gobierno, formado por diferentes personas, puede cambiar a su arbitrio y respondiendo a sus propios intereses -como ha sido costumbre- la calidad y condición de cada uno de esos medios. La solución es sólo una: la aprobación por el Congreso nacional de una ley de radiodifusión que reemplace a la actual y que establezca el funcionamiento de una ley de radio y televisión públicas para la democracia que funcione teniendo en cuenta el rol del Estado. La ley actualmente vigente es hijastra de los gobiernos de la dictadura. Se nos dice que éste es un momento de cambios. Algunos síntomas corroboran esos dichos. Por ejemplo, acaba de ser presentada una nueva ley de salud que se supone no será herramienta de los gobiernos transitorios sino herramienta del Estado. Es necesario extender este concepto a otros ámbitos de la Nación. Es necesario ir pensando y trabajando a nivel gubernamental -se ha presentado ya a las autoridades un "Documento para una radiodifusión pública para la democracia" creado por la Asociación de Derechos Civiles y apoyado por varias instituciones y personalidades de la cultura- entendiendo que este cambio es fundamental para el futuro de nuestro país. ¿Es ésta realmente una época de cambios? Que así sea.
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