Teatro. Reflexiones de Peter Stein
En la edición más reciente de la espléndida revista alemana de cultura Humboldt, el gran director teatral Peter Stein expresa algunos pensamientos sobre el teatro, hoy, que conviene consignar aquí, resumiéndolos. Comienza por formular la eterna pregunta: ¿es necesario el teatro? Lo mismo vale para la música, la pintura, la literatura; las artes, en fin. Con sus propias palabras, llega a la misma conclusión que, hace muchos años, sir Herbert Read en su historia de la pintura moderna: "No sé si el arte es necesario, sólo sé que es inevitable".
De paso, Stein añade, irónicamente: "El instinto de procreación, uno de los instintos fundamentales, tampoco se necesita ya en el mundo actual".
Frente a la competencia del cine y la TV, Stein propone: "El teatro no es ningún pasatiempo. Cuando trata de correr detrás del público consumista -y esto lo hace ininterrumpidamente- se convierte en un pasatiempo. Se desarrollan formas secundarias: historietas en forma de show, performances, teatro-danza. Formas que con el teatro, en sentido estricto, no tienen nada que ver y que tampoco merecen subvenciones, o deberán buscarse sus propias subvenciones".
En ese último párrafo está la llaga que le duele a Stein (y a todos los que consideramos que el teatro es una actividad fundamental para la salud espiritual y ética de la población): la disminución -sí, también en Alemania- del subsidio estatal a las artes escénicas. Prosigue: "El teatro ofrece a cada miembro de la sociedad la posibilidad de hacer experiencias que poco a poco va perdiendo". Experiencias de vida, de aventura, de descubrimiento de zonas inexploradas del interior de cada uno. Experiencias que el mundo contemporáneo rechaza cada vez más, por riesgosas e incómodas, porque alteran el discurrir, supuestamente plácido, de una existencia dada solamente al hedonismo: las vacaciones eternas, el culto del cuerpo y de los sentidos, el miedo a la vejez, la enfermedad y la muerte. "Ya no queremos algo así -reflexiona Stein-. Lo evitamos, lo relativizamos. Lo decisivo en todo esto es que la propia capacidad de vivencia sufre y queda insatisfecha; la añoranza queda insatisfecha". ¿Acaso -reflexionamos nosotros- no se nos está proponiendo la realidad virtual como un "progreso" deseable? ¿Acaso no hemos "vivido" la Guerra del Golfo por procuración, como un gran espectáculo televisado?
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"De todos modos, se trata de una lucha. De una lucha por la supervivencia, tanto de los que hacen teatro, en lo referente a su propia capacidad, como de la institución de cara a la sociedad. ºEs verdaderamente tan simple suprimirle al teatro el dinero del erario nacional! Contra esto no hay nada que decir, mientras no se le suprima más que al sector social y otros sectores comparables. Pero exactamente éste es el caso. Un escándalo. Política de medio ambiente, ecología, sí; pero el teatro se extingue, a pesar de que tiene un valor inmensamente mayor para el ser humano que, por ejemplo, la supervivencia de una especie de ballena."
Con seguridad, Stein será vituperado por los "verdes" del mundo entero, a raíz del párrafo anterior. Pero no hay razón para negar al teatro, suprema creación del espíritu humano, la misma protección que a las ballenas o las tortugas. Apunta, más adelante: "Nosotros, la gente de teatro, ensayamos solos, pero el teatro tiene lugar únicamente cuando la gente ve la escenificación... En lo fundamental, el teatro no es indudablemente un entretenimiento. Por supuesto que soy de la opinión de que las acciones teatrales pueden ser muy entretenidas. Sólo que exigen siempre una determinada postura de parte del público. Este es el punto. El teatro depende de la gente que invierte tiempo y, sobre todo, concentración. Y hoy en día esto ya no existe... Bajo la indiferencia de cara al teatro se oculta siempre el malestar ante la confrontación. Por eso tampoco puede venderse. Y precisamente por eso, y a pesar de ello, debe seguir existiendo. Porque el público, cuando se somete a la exigencia de la confrontación, puede recibir mucho de ella".
Palabras graves, palabras agoreras, palabras para meditar.
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