¡Basta de policías y asesinatos! ¿dónde están las historias de amor?
Si te gustó La casa de papel, podés ver... Si te gustó Guardaespaldas, podés ver... Si te gustó Mindhunter, podés ver... Las series policiales y sus derivados están a la orden del día para conversar con amigos durante una sobremesa, en la cual seguramente varios contaran cuál es la última serie que están mirando en Netflix (la plataforma de streaming más usada en la Argentina) y pedirán consejos a sus interlocutores con cuál seguir. El catálogo de opciones es amplio y hay para abastecer a un público exigente -y no tanto- de propuestas de calidad, originales de la plataforma o adquiridas. Horas y horas de historias sobre investigaciones, asesinatos y personajes complejos... ¿pero qué pasa con los que buscan otros géneros? ¿Con los que quieren alejarse de la violencia del mundo y, digamos, disfrutar de un poco de romance y risas?
Los que quieran saciar sus ganas de maratonear una buena historia de amor... van a tener que administrar bien su tiempo y sus ansiedades, porque a primera vista no pareciera haber la misma cantidad de buenas propuestas para este público. Si bien es verdad que Netflix usa los algoritmos para conocer a su audiencia y con esa información decidir qué producciones hacer y cuáles comprar, tanto en los Estados Unidos como por el resto del mundo, no necesariamente esta decisión conlleva los resultados esperados o ambicione lo mismo para un proyecto dramático, que para otro tipo de proyectos.
La escasez de historias de amor (en un sentido amplio) no es algo que pase solo en esta plataforma, en estas mismas páginas en marzo de este año celebrábamos el regreso de la comedia romántica al cine, esa que años atrás nos hizo reír y llorar con Meg Ryan, en Cuando Harry conoció a Sally (1989) o enamorarnos de Julia Roberts en Un lugar llamado Notting Hill (1999). Es un género que pareciera estar siempre al borde de la muerte, pero que gracias al talento de algunos directores, guionistas y productores cada tanto [cuando los dejan] revive y logra demostrar que se pueden hacer buenas historias sin menospreciar al espectador y que si se logra esa alquimia: buenas historias, buenos e interesantes personajes y actuaciones conmovedoras, esa producción habrá sumado su granito de arena. Este año, en este sentido la plataforma se puso manos a la obra y logró un muy buen telefilm con Set it up, mientras que tuvo resultados más dispares conA todos los chicos de los que me enamoré y Sierra Burgess es una loser. Pero esta seguidilla de estrenos dejó demostrado que público para estas producciones hay (por eso decidió invertir en esto la plataforma), sólo que hay que darles más amor y no subestimarlo.
Pareciera ser un género fácil de hacer: chico conoce a chica, superan un obstáculo, fin o chico conoce a chico, superan un obstáculo, fin; o chica conoce a chica, superan un obstáculo, fin. Pero lejos de esta simpleza está el corazón de una buena historia de amor, de esas que se quedan con nosotros y que nos gustaría ver y rever, una y mil veces y que tan bien hacen en tiempos turbulentos. Jane The Virgin, Crazy Ex Girlfriend, The Good Place, Love, Girlmore Girls, Lovesick son algunas de las series [tampoco hay tantas, en relación a su calidad] que pueden motivar el inicio de una maratón, pero debería haber más, muchas más (esta carencia también se puede notar en otras plataformas de streaming como HBO Go y Amazon Video Prime). De los millones que se gasta Netflix en producir y comprar historias sin corazón (hay una larga lista de propuestas verdaderamente olvidables), que bien podría dejar de lado para producir algo con más ambición o gastar en mejores producciones.
Si la comedia pareciera ser un género menor en relación al drama, la comedia romántica pareciera habitar en el infierno de todos los males, donde nada bueno puede pasar, pero como ya dijimos hay incontables ejemplos de que esto no es así y una buena historia es una buena historia no importa su género. Si la historia nos deja conmovidos, enamorados, nos hace reír, nos hace llorar, nos transporta a esos lugares donde los protagonistas habitan y no menosprecia a los que están del otro lado de la pantalla, haber elegido ese tiempo para disfrutar esas series habrá valido la pena. Pero para que esto pase hay que tener buenas historias de dónde elegir y poder rienda suelta a ese hábito que tanto fomenta Netflix: maratonear.
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