El proyecto que conmovió a Campanella y se transformó en un emotivo documental; “no hay ficción que pueda competir con esto”
Disponible en Max, la obra narra la historia del restaurante inclusivo creado por el médico Fernando Polack, en el que trabajan 40 jóvenes neurodivergentes; los motivos por los que el reconocido creador decidió sumarse
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El martes 3 de diciembre, en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, se estrenó Alamesa en la plataforma Max, un documental dirigido por Pablo Aulita y producido por Juan José Campanella a través de su compañía, 100 Bares. La obra narra la creación de un restaurante porteño que emplea a 40 jóvenes neurodivergentes, lo cual genera un impacto en sus vidas y las de sus familias.
El pediatra Fernando Polack, creador de la Fundación Infant, concibió el proyecto como una respuesta al cuestionamiento que enfrentan tantas familias: “¿Qué será de nuestros hijos con discapacidad cuando lleguen a la mayoría de edad?”. Pensando en su hija, Julia, y en tantos otros jóvenes de entre 20 y 40 años en esa misma situación, Polack encontró en la creación de un restaurante la solución: “Necesitaban un espacio donde se sintieran útiles, trabajaran y encontraran su lugar en el mundo”, explica. Tras crear el lugar, pensó que era una buena idea amplificar el mensaje a través de un documental que mostrara no solo las capacidades de las personas neurodivergentes, sino también los desafíos y triunfos del proyecto.
Al conocer la historia, el director y productor Juan José Campanella se sumó de inmediato: “Apenas Fernando me lo presentó, pensé: ‘Esto es un gran documental. No hay ficción que pueda competir con esto’. Lo que hay detrás es auténtico, y esa verdad es lo que te llega al corazón. Es un proyecto que enseña, que emociona y que tiene un mensaje poderoso de cambio social”, reflexiona el ganador del Oscar por El secreto de sus ojos.
En sus 50 minutos, el documental muestra cómo el proyecto evolucionó de una idea innovadora a un símbolo de inclusión laboral y social. Captura los retos iniciales, las emociones y el esfuerzo colectivo. Desde la formación de los jóvenes empleados hasta el diseño del logo y los uniformes de trabajo, en los que ellos mismos participaron para reflejar el significado y la esencia del lugar. “Filmamos desde los primeros días, viendo cómo los chicos enfrentan sus desafíos con valentía y entusiasmo”, comenta Campanella. “Pensábamos que íbamos a enseñarles mucho, pero ellos terminan enseñándonos a nosotros”. Subraya, además: “Este es, probablemente, el trabajo más importante que hemos hecho en 100 Bares. No solo por su calidad como obra audiovisual, sino por lo que representa para quienes lo protagonizan y el mensaje que transmite”.
Sin riesgos
El film registra cada detalle del proceso de creación del restaurante, que demandó más de dos años de trabajo. “Quería que representaran todo lo que significa para nosotros: inclusión, profesionalismo y orgullo de pertenecer a algo único”, explica Polack. Todo está diseñado para fomentar la autonomía de los empleados. Desde la recepción de los clientes hasta la atención en las mesas, la caja y la cocina, cada detalle busca garantizar claridad y accesibilidad. Las mesas están numeradas, los individuales marcados con letras y colores específicos, y los camareros utilizan carritos que replican los números de las mesas para asegurar la mayor precisión posible. En la cocina, se limitan los riesgos con la implementación de hornos eléctricos y eliminando los fuegos abiertos y los cuchillos.
Incluso, muchos de los jóvenes integrantes del staff de Alamesa y sus familiares se animaron a dar sus testimonios frente a las cámaras para contar el impacto que el nuevo espacio de trabajo tuvo en sus vidas. “Antes de trabajar aquí, muchos de ellos no salían solos o no tenían un propósito claro. Hoy manejan su dinero, tienen amigos y sienten que tienen un trabajo como cualquier otra persona”, detalla Polack. Para su hija Julia, el cambio fue aún más significativo: “Tiene un lugar de pertenencia donde no es la persona integrada en un grupo que piensa cosas completamente diferentes, sino que está rodeada de pibes con los mismos problemas, las mismas dificultades y los mismos anhelos”.
Otra figura que cuenta su experiencia en el proyecto es el cocinero y nutricionista Takehiro Ohno. El chef estuvo a cargo de la creación del menú del restaurante, en el que debió adaptar las recetas a las posibilidades de sus aprendices. “Ohno entendió el espíritu del proyecto desde el primer momento. Diseñó platos que no solo deleitan a los comensales sino que también son accesibles para que los chicos los preparen con confianza y seguridad”, destaca Polack, subrayando cómo cada colaborador aportó al éxito integral del emprendimiento.
Alamesa se puede ver en más de 30 países y está traducido a tres idiomas: español, portugués e inglés. “La aparición del documental es un vehículo fenomenal para que esto pase. Es muy difícil que no suceda, porque cuando ves que tu hijo, al que le habían prometido un futuro de pintar ceniceros o ir a la plaza, trabaja en relación de dependencia, está en el gremio de gastronómicos, tiene amigos y una cuenta de banco... ¿Cómo negociás que te prometan que muy poquitito es tu ‘todo’?”, concluye Polack.
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