En la era de Trump, los creadores negros levantan sus voces en la pantalla chica
Jóvenes escritores y actores como Donald Glover, Issa Rae y Michaela Coel encarnan un renacimiento de la cultura afroamericana como reacción al contexto político; se suman a Spike Lee, Shonda Rhimes y Oprah Winfrey
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A casi dos años de #OscarsSoWhite, aquella protesta a través de las redes sociales contra la poca representación que los artistas negros recibían en el cine y en los premios de Hollywood, las cosas parecen haber cambiado un poco. A pesar de los triunfos de Moonlight, Viola Davis y Mahershala Ali en los Oscar en febrero último, es en la industria televisiva donde se han registrado los mayores progresos, una industria siempre más flexible ante los cambios de humor social y más propensa a explotar artística y desde el marketing el concepto de diversidad.
Hasta hace poco, el éxito de la TV negra estaba mayormente mediado por algunas pocas figuras de peso, como en su momento fue el ahora caído en desgracia Bill Cosby, o más cerca en el tiempo, la siempre eterna Oprah Winfrey, así como una tercera generación más joven como Mara Brock Akil (creadora de Girlfriends y Being Mary Jane) o Shonda Rhimes (el cerebro detrás de Grey's Anatomy, Scandal).
En en estos últimos años, acompañando los nuevos aires de renovación durante la presidencia de Barack Obama -pero también movimientos de protesta ante el racismo y la violencia policial como Black Lives Matter-, aparecieron nuevas caras, productores y ciclos con elencos mayoritariamente afroamericanos y puntos de vista que reflejan los anhelos, los temores, las vivencias y las preocupaciones de la comunidad negra . Desde dramas "serios" como o el nuevo hit de Rhimes How to Get Away With Murder, pasando por la musical Empire o el drama Power, y especialmente toda una camada de comedias muy personales que insuflaron aire fresco al paisaje televisivo: Atlanta, Insecure, Chewing Gum, Dear White People o Black-ish.
Tanto para los actores como para los guionistas, hacerse un lugar en la TV ha sido un proceso largo y costoso realizado a base de perseverancia y talento. Antes de que los ejecutivos se dieran cuenta de que "la diversidad pagaba" y que también hay un público para este tipo de productos, artistas como Issa Rae (creadora y protagonista de Insecure, de HBO) o Donald Glover (la mente detrás de la graciosa y aguda Atlanta), vieron cómo se cerraban muchas puertas. Uno de los argumentos más citados para el rechazo es la falta de experiencia de los guionistas afroamericanos, que a su vez, suelen pocos entre los equipos de escritores de las series norteamericanas: "¿Cómo obtener experiencia si nadie te contrata?", se preguntaba Rae.
Un camino posible para muchos de estos creadores es apuntar a canales de cable o streaming como FX o Netflix, que se arriesgaran con pilotos novedosos; otro, probar suerte de forma artesanal en plataformas como YouTube, y ganar exposición hasta llegar al mainstream. Rae optó por esto último: debutó con una serie web llamada The Misadventures of Awkward Black Girl ("Las desventuras de una chica negra rara"). Hoy en día, más canales toman como su responsabilidad tener elencos diversos y protagonistas afroamericanos. Donald Glover (quien, tras el éxito y los premios para Atlanta, será el joven Lando Calrissian en Solo: Una historia de Star Wars), ha explicado que sólo tiene guionistas negros en su ciclo televisivo porque "los blancos no entienden sobre la vida en su comunidad". Junto a Issa Rae son dos de los exponentes jóvenes de esta nueva TV negra, en donde la vida suburbana se plasma como algo asfixiante, y por momentos, absurdo. Sus shows producen situaciones en donde los gags hacen reír para luego cortar la hilaridad en seco, mientras se relatan las peripecias de jóvenes tratando de "no ser un estereotipo" pero terminan siendo constantemente estigmatizados.
Escribir la cultura negra
Si se trata de traer a la mesa personajes frescos y códigos de comedia diferentes, Michaela Coel, guionista y actriz de la tierna Chewing Gum (Netflix), es la persona para seguir. La serie se centra en Tracey Gordon, una chica de los suburbios londinenses en pleno revuelo hormonal criada en un entorno muy religioso. Coel entrega una actuación desopilante con toques de comedia física que sorprende tanto por el estilo como por los temas subyacentes que toca (romances interraciales, diferencia de clases, sexismo, etc).
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Otras dos series que no le rehúyen a la conversación racial y política de forma explícita con toques de humor, son Black-ish (Sony) y Dear White People (Netflix). La primera, creada por Kenya Barris, sigue la vida de una familia de clase media alta (una suerte de Modern Family afroamericana, pero un poco más picante), y le fue tan bien que estrenará en breve un spinoff, Grown-ish, que seguirá a una de las hijas adolescentes de la familia cuando se marcha a la universidad. Dear White People, de Justin Simien, es un experimento televisivo por partida doble: por un lado busca ver si es posible adaptar una película indie de considerable éxito (parte del elenco, fuera de la cotizada Tessa Thompson, ahora de Thor: Ragnarok, y la mayoría de los guionistas trabajan en esta versión televisiva), y por otro, proponerle al televidente poner a prueba sus propios prejuicios, así como cuestionar ciertos lugares comunes tanto de la hegemonía cultural blanca como de la propia cultura negra. El modo en que está contada la serie también es inusual, ya que la acción gira alrededor de un único suceso, relatado en cada capítulo desde la perspectiva de un personaje.
Nuevas heroínas
No es ingenuo que este renacimiento de la cultura afroamericana en TV y la aparición de nuevas generaciones de artistas negros en pantalla se dé justo durante el mandato de Donald Trump, en un momento político y social contrario al empoderamiento de las minorías y las mujeres. Es seguramente una reacción, a veces en tono de denuncia, en otras de reflexión y algunas de catarsis. El caso de She's Gotta Have It, la serie de Spike Lee (Netflix) tiene que ser entendido en este contexto, sumado al impacto dentro y fuera de Hollywood de las denuncias por abusos sexuales. La ficción retoma treinta años después a las aventuras sentimentales de Nola Darling, una artista neoyorquina con tres amantes muy diferentes, que no quiere ser definida por los hombres en su vida. Al igual que las nuevas heroínas de Empire, Scandal o Dear White People, Nola tiene una actitud desenfadada con respecto al sexo, en sintonía con una sensibilidad que busca denunciar el sexismo y el abuso en todas sus formas. Es cierto que el timing de Lee puede ser un poco tardío, y por momentos afectado en lo políticamente correcto, pero sin dudas resuena por su actualidad.
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Es imposible hablar de grandes creadores afroamericanos sin hablar de Shonda Rhimes -a quien por algo llaman la máquina de hacer hits y cuya próxima mudanza a Netflix conmovió a la industria televisiva-, quien a través de la operadora política Olivia Pope que interpreta Kerry Washington en Scandal o la abogada inescrupulosa de Viola Davis en How to get Away with Murder, y que junto con Taraji P. Henson de Empire, vinieron a demostrar que las actrices maduras no sólo podían llevarse aplausos y premios por sus actuaciones, sino también subir el rating y la temperatura de la pantalla.
Hasta algún superhéroe
En medio de este renacimiento de la cultura negra en la TV, han comenzado a llegar a nuestro país dramas y telenovelas de corte bien tradicional, como Greenleaf (disponible en Netflix), creada por Craig Wright y producida por Oprah Winfrey, quien también actúa en la ficción, centrada en el regreso de una hija pródiga tras una misteriosa muerte en el seno de una familia de poderosos y corruptos pastores de Memphis.
Pero las mujeres no son las únicas que pisan fuerte. Terrence Howard brilla en la mencionada Empire, que hace foco en la historia de una compañía de música hip-hop y la familia que la maneja. Creada por Lee Daniels (que tiene también en pantalla Star, sobre tres jóvenes cantantes) y Danny Strong, tomando elementos de clásicos como El rey Lear y con actores del cine consagrados en TV, el programa se volvió uno de los platos fuertes de Fox. Pero además en pleno auge de los superhéroes, Luke Cage, el hombre a prueba de balas de Marvel/Netflix -secundado por Black Panther, el líder de Wakanda interpretado por Chadwick Boseman en su película en solitario, que se espera para las vacaciones de invierno de 2018- pronto tendrá compañía. Black Lightning, inspirado en los personajes de DC Comics, llegará a Warner con la primera familia de superhéroes negra.
Como si fuera poco, los próximos proyectos de algunos de los canales más importantes como HBO giran en torno a personajes, problemáticas y hasta mitos de la cultura negra. Primero Alan Ball (Six Feet Under, True Blood), está desarrollando una serie centrada en una familia multirracial. También Jordan Peele, que luego de ¡Huye! y mientras prepara una nueva versión de La dimensión desconocida, avanza con el proyecto de otra antología de terror contada desde una perspectiva afroamericana, así como una adaptación de la novela de Nnedi Okorafor, Who Fears Death, que sucede en un futuro posapocalíptico en Sudán. Cualquier semejanza con la realidad ya es material para un nuevo guión.