Ultima página. Si amas a una estrella de rock, pinta su retrato
Como lo hizo Diego Penela, un artista plástico melómano
Ex modelo, guardavidas, pintor y diseñador de ropa. Diego Penela asegura que la vida no lo privó de nada. Ni siquiera de desencuentros amorosos, como lo demuestra el autorretrato en el que se lo ve abandonado por su ex novia en una estación de tren. La imagen sugiere al torturado Lionel Dobie del film Historias de Nueva York, pintando para desahogarse. Sobre todo porque, como Dobie, Diego pinta mientras escucha rock.
De hecho, con esa banda de sonido de fondo, Penela, de 38 años, armó la Primera colección de retratos al óleo de músicos argentinos, que se exhibirá en Piola (Libertad 1078) a partir del martes.
"Si te pasó algo fuerte, las letras de rock nacional logran identificarte", cuenta Penela. "Comencé a retratar músicos en 1999, como modo de retribución -agrega sobre su serie de casi treinta óleos-. Improviso y tomo diferentes imágenes para un modelo. La idea es rescatar la personalidad de los músicos. Voy a invitarlos a la muestra. Creo que si Vicentico o Cerati vieran los cuadros se coparían."
Pósters y remeras
Este jovial vecino de Belgrano aterrizó en las artes plásticas a los 20 años, después de presentarse en un concurso para diseñar un mural del aeropuerto de Ezeiza. "Realicé un boceto con aerógrafo, que mostraba la entrada al puerto de Buenos Aires vista desde el río, con aviones hechos de papel de diario provenientes de varios países -recuerda-. No gané, pero recibí felicitaciones del jurado. Eso me animó para imprimirlo como póster y salir a venderlo."
Penela vendió su diseño a Pósters del Tiempo, una de las firmas más importantes de pósters, que durante los años ochenta hicieron furor en Buenos Aires. Tras volcarse al negocio sumó técnicas de collage -otro producto de su era- copiando fotos de revistas. Luego se incorporó a otro rubro clásico de los ochenta: el diseño de remeras estampadas. Y hoy, aparte de diseñar buzos para una marca deportiva, tiene su propio local de ropa en la avenida Santa Fe.
"Por eso, esta serie de cuadros no es casualidad. ¡Es como un revival!", exclama entusiasmado. "Abandoné mis estudios de diseño porque me iba muy bien con este negocio; llegué a poner nueve locales -agrega-. Lo mío era el mercado under; todos los locales chicos de galerías. Los ochenta fueron una época muy particular. La gente acababa de vivir los años de la represión y estaba ansiosa de cosas nuevas. Al ver un llaverito de Mickey Mouse todos se tiraban al piso."
"Si amas a alguien déjalo libre", sentencia el novel artista, con su hábito de citar canciones. En este caso, la canción es de Sting. Y la usa, nuevamente, para referirse al frustrado affaire con su ex novia. Como además Penela pinta mientras escucha rock ("no muy alto, porque los vecinos protestan", aclara), no resulta raro que de tal simbiosis surjan retratos titulados por canciones de los propios artistas. Uno de ellos, Difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo, representa a Charly García y fue exhibido en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Otro, que muestra a Gustavo Cerati, fue exhibido en la sala Quinquela Martín de la Biblioteca Nacional.
"Me gustaría que se arme una colección de retratos de rock argentino; que sea una especie de legado -acota-. Así como hay retratos de próceres en los museos, ¿por qué no puede haber una colección de músicos? Por otro lado, no es fácil armar una muestra conjunta de este tipo. Porque la imagen de un músico pesa mucho y comercialmente es posible que les quites espacio a otros artistas."
Todas las caras de los músicos presentan rasgos de claroscuro, técnica que Diego atribuye a su pasión por el arte figurativo. Pero su pasado como diseñador de pósters también se evidencia en esta serie de retratos al óleo. Así es como en un futuro cercano Penela planea utilizar los cuadros en un calendario rockero. Y la agencia de publicidad Agulla & Baccetti le sugirió usarlos para ilustrar las marquillas de una marca de cigarrillos.
"Es algo que me atrae porque hay dos facetas en mí: por un lado me gusta el arte, pero también tengo una faceta comercial que no puedo obviar", reflexiona. "Y al haber hecho un posgrado de marketing puedo aunar mis intereses. Es decir, me encantaría que los cuadros quedaran como colección de alguna entidad. Pero, a la vez, no pierdo ocasión de promocionarlos como la primera muestra de retratos de músicos argentinos", se ríe.
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