Absurdo criollo: retrato escénico sobre identidad nacional
Absurdo criollo
Nuestra opinión: buena
Dramaturgia: Marcos Arano y Gabriel Graves. Dirección: Marcos Arano. Intérpretes: Roxana Berco, Alejandro Duval, Bernardo Forteza, Alejandro Kenseyan y elenco. Músicos: Valentín Larroy, Martín Miconi. Teatro: El Extranjero. Duración: 100 minutos.
Marcos Arano, dramaturgo y director de esta pieza, hace años que viene trabajando en los grandes temas de la historia y de la política argentina desde el clown, su especialidad, situación que le permite algo fundamental para los grandes temas: sin perder a la platea en ningún momento, al contrario porque está divertida, activa y expectante, le propone una gran reflexión sobre tópicos profundos y serios, pero con mucho humor y virtuosismo escénico. Después de obras como Silban las balas, Dónde duermen los grillos, Tierra partida y la premiada y aclamada Vientre, se aboca en este caso a trabajar la identidad nacional, esa esquiva, compleja e inabarcable, y entonces la tarea se vuelve titánica. Si una de las mayores potencias que proponía Arano en sus anteriores puestas era la de incluir al espectador no solo como simple oyente, sino como activo trabajador de la puesta –tirando papeles que simulaban ser bombas, tocando instrumentos que sumaban espesor a la puesta, participando de rituales funerarios–, en este caso a ese recurso lo abandona y la platea se vuelve invisible, recibe un mensaje que es por momentos redundante. Tal vez la dificultad de asir el concepto de identidad nacional juega una mala pasada.
La puesta es vistosa, un ombú en el centro de la escena la divide en dos partes: por un lado la paja en el suelo, el poncho, el mate dan la imagen automática de campo. En contraposición a ella, el otro lado de la escena representa a la ciudad. Muebles modernos, un diseño lumínico frío en oposición al cálido de tierra adentro y un piso blanco y negro dan la idea de modernidad citadina. Con estos dos universos trabajará Arano como contradicciones de la identidad argentina, ese mosaico criollo que resulta absurdo finalmente cuando se lo quiere definir con una sola matriz. Las referencias argentinas como el mate, los pájaros y los árboles típicos, Juan Moreira, la gauchesca, la guitarreada, el gaucho que ve como maldición que su hijo no sea un gran cebador ilustran esta puesta y la llenan de historia. Aparecen referencias sutiles a sus puestas anteriores, para quienes acompañen el recorrido de este autor encontrarán ricos diálogos entre ellas. Sin embargo, en Absurdo criollo lo simbólico no es el protagonista de esta historia. Ni tampoco el humor. Sí lo es la construcción de la política argentina y cómo repercute todavía en la actualidad.