Del barrio La Mondiola marca el feliz retorno del sainete, con mucho humor y tangos

Autor: Jorge Lorenzo. Dirección y coreografía: Mecha Fernández. Intérpretes: Silvia Geijo. Carlos Ledrag, Jesica Livorsi y Jorge Lorenzo. Música original y arreglos: Esteban Morgado. Músicos: Esteban Morgado y Nicolás Perrone. Escenografía: Vanesa Yael Abramovich. Vestuario: Arnaldo Mario Pera Ochoa. Iluminación: Horacio “Chino” Novelle. Teatro: Centro Cultural 25 de Mayo, Triunvirato 4444. Funciones: martes, a las 20. Duración: 70 minutos.

En principio es una grata sorpresa el estreno de un sainete musical, en pleno siglo XXI, y en una sala tan afín al género y al tango como lo fue en su génesis el actual Centro Cultural 25 de Mayo, otrora Petit Colón, donde en 1934 llegó a cantar Carlos Gardel. El humor sencillo, blanco y sin vueltas convive en Del barrio La Mondiola con varias de las mejores composiciones de la música ciudadana, como “Sur”, “Garufa”, “Cuesta abajo”, “Caminito”, “Besos brujos”, “Ninguna”y “Nostalgias”, entre una docena de clásicos, y eso, de por sí solo, ya justifica la asistencia al espectáculo.

El problema es el libro, que correspondería seguir trabajando. La alternancia entre el plano terrenal y el de los sueños carece de transición, y esto genera confusión. Hay una historia central, de amor, sí, pero enmarcada en otra que le quita peso y no tiene gran justificación. La acción transcurre en Buenos Aires, a fines de los años 40. Leopoldo Pena es un humilde empleado municipal, muy tímido, al que su jefe explota y su compañera de trabajo desacredita; sueña con convertirse en un gran cantante de tangos y conquistar a Rosaura, una chica de barrio de la que está profundamente enamorado. Lejos de ser un rosario de penurias sentimentales, la obra es muy graciosa y arranca carcajadas todo el tiempo. Ese es su mayor logro.

Mecha Fernández, en su doble rol de directora y coreógrafa, le imprime ritmo a la acción y el interés nunca decae. Del elenco se destaca especialmente Carlos Ledrag (de reconocida actuación actualmente en otro espectáculo ligado al tango, La Falcón), como el atribulado enamorado, por su gran voz y picardía. Y también Silvia Geijo, sumamente histriónica.